Fotografía: UPV/EHU
100 años del acceso de la mujer a la universidadArantza González García | Juntera de Ezker Batua Berdeak en Gipuzkoa | Noticias de Gipuzkoa, 2010-03-08
Hoy, día de la Mujer trabajadora, se cumplen también 100 años de la Real Orden que permitió el libre acceso de la mujer a la universidad española en igualdad de condiciones, por lo que debe ser, a nuestro juicio, un día para la celebración, aunque también para la reflexión y el análisis, con el objetivo de ver cómo estamos haciendo las cosas en el largo camino para conseguir una igualdad real entre hombres y mujeres.
Fueron muy pocas las mujeres que en el siglo XIX pudieron acceder a la universidad española y, sólo tras ser autorizadas por el Consejo de Ministros, o disfrazándose de hombres, como hizo Concepción Arenal para estudiar Derecho en la Universidad Complutense, o tener que asistir a clase con un acompañante o colocarse en la misma mesa del profesor, por no hablar de las trabas para la expedición de títulos, la colegiación y el ejercicio de la profesión.
No es hasta el año 1910 cuando se inicia un lento despegue mediante la Real Orden de 8 de marzo dada por Alfonso XIII, que significó un acceso más amplio de las mujeres y eliminó el trato discriminatorio vivido hasta entonces. El acceso al ámbito universitario supuso un paso importantísimo en la conquista de derechos, el poder estudiar una carrera universitaria abría unas perspectivas impresionantes, hasta entonces inconcebibles para una mujer.
La lenta pero ascendente incorporación femenina a la Universidad española constituyó una importantísima vía de emancipación y el acceso a profesiones hasta entonces inalcanzables. El acceso a la educación y la autonomía económica han sido y siguen siendo claves para que cada mujer podamos desarrollar nuestra personalidad, ejercer nuestras potencialidades y llevar a cabo nuestros deseos. Este logro, junto con otras reivindicaciones históricas del movimiento feminista, como el derecho al voto y al control de la propia fecundidad, han permitido a la mujer desarrollarse de forma libre e igualitaria y romper con determinados estereotipos que nos tenían sometidas y ocultas, sin poder compartir con los hombres los espacios públicos.
Al final de la dictadura de Primo de Rivera, en 1930, las universitarias españolas representaban el 5% del total, y así hay que recordar a mujeres como Victoria Kent, primera mujer en ingresar en el Colegio de Abogados de Madrid, o Pilar Careaga, primera ingeniera industrial, que fue luego alcaldesa de Bilbao o María Zambrano que obtuvo la cátedra de Filosofía en la Universidad Central de Madrid en 1931.
Sin ninguna duda, el acceso a la universidad marcó un antes y un después en el desarrollo personal de las mujeres, y los avances que hemos realizado en el ámbito universitario y científico, aun cuando sólo llevamos un siglo dentro de una institución que tiene nueve siglos de existencia, han sido enormes y merecedores de reconocimiento.
Dentro de los objetivos de la ley de igualdad y los planes de igualdad elaborados por las instituciones, incluida la Diputación Foral, está la visualización de los avances en la conquista de los derechos y libertades por parte de las mujeres. La sociedad debe saber que el acceso de la mujer a la universidad no fue fácil, y que es un derecho tan solo desde hace un siglo, mientras que los hombres llevan 9 siglos disfrutándolo. La sociedad debe conocer la trayectoria en cuanto a derechos y libertades vivida por las mujeres que nos precedieron y que fueron abriendo camino hacia la igualdad.
Por ello, en Ezker Batua Berdeak nos congratulamos de que las Juntas Generales de Gipuzkoa hayan aprobado nuestra propuesta para que la Diputación Foral organice un acto con motivo del centenario del acceso de las mujeres a la Universidad en igualdad de condiciones. Este acto contribuirá a reconocer y a visualizar lo que fue un paso importante para las mujeres, y supondrá seguir avanzando en la lucha por la igualdad, en la que todavía nos queda largo camino por recorrer.
Como muestra un botón, aunque el acceso y el número de matriculaciones actual en las universidades son superiores en la mujer, las mujeres tienen dificultades para acceder a determinados puestos.
En la última década, representamos más de un 60 por ciento en el alumnado de las universidades españolas, obtenemos en torno al 60 por ciento de las becas y más plazas también en oposiciones. Sin embargo, a medida que avanzamos en el escalafón, la presencia femenina disminuye, registrándose sólo un 13% de catedráticas. Tan sólo el 10,6 por ciento de los tribunales de tesis está presidido por una mujer y la proporción media de mujeres en el resto de miembros de la mesa es del 18 por ciento. Las vicerrectoras ya son más, pero menos que decanas, y éstas menos que directoras de departamento.
Aunque las mujeres estemos más representadas en los primeros pasos de la vida académica, luego nuestro ascenso se ve frenado, en muchas ocasiones por una tradición cultural y un conservadurismo que no acaba de aceptar a las mujeres en puestos superiores.
No obstante y, lamentablemente, esto no ocurre solamente en el ámbito universitario, sino en la totalidad de los ámbitos, en la justicia, la sanidad, la empresa privada, la familia, y en la política. De hecho, esta misma semana el lehendakari Patxi López, presentaba su comité asesor. En la foto, en la que se encontraban 21 personas, únicamente había dos mujeres, lo que demuestra claramente que la mujer todavía no está al mismo nivel que el hombre y que las mujeres seguimos chocando contra el techo de cristal que nos dificulta ocupar cargos superiores.
Hoy tenemos que alzar la voz para intentar derribar, de una vez por todas, ese techo de cristal, precisamente cuando se cumplen 100 años de la Real Orden que permitió el libre acceso de la mujer a la universidad española.
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