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Imagen: Noticias de Gipuzkoa |
Jon Montero | Arquitecto | "La situación traumática de Tabakalera era evidente, pero todo ha ido encajando de nuevo"
Solo faltan dos trámites. El informe favorable de una empresa externa, que comprueba la revisión del proyecto arquitectónico de Tabakalera por parte de sus responsables, Jon y Naiara Montero, y el visto bueno del Consejo de Administración, que se reunirá el día 12.
Ruth Pérez de Anucita | Noticias de Gipuzkoa, 2011-04-01
El 14 empiezan las obras y, esta vez sí, no habrá marcha atrás.
¿Por dónde se adelgaza un proyecto que uno ha mimado hasta el último detalle?
Son procesos que, de entrada, son traumáticos porque la sensación que tienes es de que, efectivamente, algo se va a quedar en el camino, pero también es verdad que en esta segunda relectura del proyecto, te da tiempo para madurar alternativas constructivas que a veces mejoran las condiciones económicas de la obra. El proyecto tiene tres ejes importantes que nos parecía que sí o sí tenían que mantenerse: la consideración patrimonial del edificio, lo que representa por sus características entre la arquitectura civil y la industrial; el vaciado de la zona del sótano próxima a la conexión subterránea bajo las vías del tren; y la apertura de una plaza pública desde este punto.
El célebre 'Tres en raya' (su título).
Eso es. Era absolutamente básico y en algún momento dudé de si esto se podía llevar a cabo; al final se ha hecho prácticamente igual. Restaba el elemento simbólico del edificio, el prisma que se coloca arriba, el faro que funciona como referencia lejana del edificio, que tampoco se pierde. Simplemente hemos cambiado el sistema de recubrimiento por un muro-cortina de vidrio protegido por una plancha metálica perforada, que abarata la construcción. Pero el efecto es el mismo, incluso lo mejora.
Se quería reducir sobre todo el coste de mantenimiento. Al margen de diseñar espacios de oportunidad, ¿qué se puede hacer desde el punto de vista arquitectónico?
Nada. Eso es mérito de la gerente, Miriam Anitua, y de la comisión que ha estado trabajando en el tema. Puestos a pensar cómo podían reducir los famosos 15 millones de coste anual del edificio, se les ha ocurrido desde alargar el proceso de construcción de la obra para que la financiación se ajuste más a los presupuestos, hasta que aparezcan los espacios de oportunidad, y que los costos de mantenimiento se puedan prorratear entre más gente. Los espacios de oportunidad complican un poco nuestra solución, en la medida en que nadie sabe si estos espacios van a ser comerciales u oficinas, si una mano o dos lo van a coger todo o si serán pequeños lotes... Condiciona mucho el proyecto. Tendremos que ir resolviéndolo sobre la marcha, es un pequeño inconveniente. Ha quedado un proyecto casi igual que el primero pero con una revisión de las alternativas constructivas que han permitido ajustar precios.
Da la sensación de que se creó una alarma innecesaria.
Lo que le ha hecho de este tema algo tan aparatoso y mediático es la forma tan traumática en la que se produjo la suspensión del proceso, a unos pocos días de la inauguración, con una fiesta montada, lo que provoca la dimisión del director general. Además, se suspende sin que esté muy claro cuándo volverá a empezar. La situación traumática era evidente, tanto a efectos mediáticos como de otro tipo. Lo que pasa es que luego todo ha ido encajando otra vez, y ha acabado bien. Ha habido suerte.
¿Es habitual que los arquitectos reajusten sus proyectos una y otra vez?
Sí, y lo habitual suele ser más dramático. Sucede con frecuencia que operaciones de este tipo se paralicen. Poco después de nuestro concurso se hizo el de la Tabacalera de Madrid, que ganaron Nieto y Sobejano, los arquitectos de San Telmo. Fue un concurso también traumático, lo impugnó el colegio de arquitectos y lo volvieron a ganar. Creo que está paralizado, no se está haciendo nada y no hay previsiones. En muchas ocasiones se gana un concurso y el sector público no dispone de dinero o tiene otras prioridades. O hay recortes, y bastante más duros de los que tenemos aquí.
¿Alguna vez ha pensado 'esto no sale' o 'dónde nos hemos metido'?
Soy optimista, pero solo por esa cosa tan tonta de que lo soy. En el despacho hubo un momento de crisis porque no estaba nada claro que fuese a continuar. Una obra de este tipo, descabezada porque no había director general, y con tres instituciones que deben ponerse de acuerdo, tenía bastantes números para pararse. Cuando algo así se detiene a los tres años es muy posible que no llegue a término. También tenía la sensación de que si Donostia tenía que luchar por la capitalidad cultural no tenía tantas cartas encima de la mesa como para desperdiciar Tabakalera. Me imaginaba que todo el mundo pondría de su parte para que siguiera adelante. Pese a mi optimismo, visto ahora, creo que si no llegan a aparecer los famosos siete millones (que el Gobierno español pactó con el PNV) no sé qué hubiera pasado (sonríe).
El Consejo de Administración de Tabakalera acaba de anunciar que sigue sin encontrar director general. ¿Teme que cuando por fin lo escojan quiera modificar el proyecto?
Me lees el pensamiento. Cuando llevamos el proyecto adelante con Joxean Muñoz, él tenía muy claro el proyecto cultural, que nos obligaba a ir ajustándonos a lo que él tenía en mente. Desde que él no está, hemos seguido otro proceso. Ha habido otro tipo de directrices que nos venían dadas por la comisión ejecutiva y por la propia gerencia del CICC. Pero tengo la sensación de que cuando aparezca un director general, tendrá sus ideas y es posible que nos obligue a introducir cambios. Como esto ya lo veíamos venir, hemos intentado buscar la fórmula para que la estructura del proyecto sea lo suficientemente versátil y los posibles cambios se puedan adaptar a las obras que se inician ahora, porque, si no, sí que sería horroroso.
¿Qué da más dolores de cabeza: trabajar en familia o con tres instituciones distintas a la vez?
(Ríe). Trabajar en familia, no; me llevo muy bien con mi hija, que, por cierto, era más pesimista que yo. Con las tres instituciones no hay problemas; si los ha habido, habrá sido entre ellas. Cuando hay una única administración es más fácil controlar la gestión, conducirla o provocarla. Con tres instituciones es más complicado; si hay que iniciar unas gestiones con Adif, igual una no mueve pieza porque cree que tiene que moverla la otra institución... Pero nos hemos llevado muy bien y no nos han puesto ninguna pega.
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Jon Montero | Arquitecto | "La situación traumática de Tabakalera era evidente, pero todo ha ido encajando de nuevo"
Solo faltan dos trámites. El informe favorable de una empresa externa, que comprueba la revisión del proyecto arquitectónico de Tabakalera por parte de sus responsables, Jon y Naiara Montero, y el visto bueno del Consejo de Administración, que se reunirá el día 12.
Ruth Pérez de Anucita | Noticias de Gipuzkoa, 2011-04-01