Imagen: El País |
Renacen los edificios que muestran las marcas del paso de los días
Anatxu Zabalbeascoa | El País, 2011-04-04
No solo el lugar, también importa el tiempo. Y el objetivo no es ya retratarlo, sino despistarlo, diluir los edificios para que se pierdan en él. Como en el recién inaugurado Museo San Telmo de San Sebastián, cada vez son más los proyectistas que idean inmuebles que, más allá de asimilarse al lugar, se presentan como un folio en blanco para que el paso de los días los marque con su propia memoria. Son capaces de dejarse devorar por los líquenes, el musgo y las manchas de agua. Los arquitectos han entendido un recurso tradicional: un mantenimiento bajo -que, lejos de exigir grandes cuidados, mejora con el paso de los años- es una baza difícil de batir. Y quieren ponerse a favor del tiempo, no en su contra, para que este sume y no reste a la permanencia de sus edificios.