Imagen: MoMA | Noero Wolff Architects. Red Location Museum Of Struggle, Port Elizabeth, South Africa. 1998–2005. |
La crisis parecía perfecta para limpiar un aire muy contaminado, pero su violencia ha sido tal que ha creado más bien un desorden selvático. Acaso solo podamos capearla arrojando por la borda lo superfluo. Nuevas corrientes en arquitectura se alejan de la hoguera de las vanidades de los últimos tiempos. Se proponen viviendas confortables, baratas, integradas en el entorno y de utilidad social.
Luis Fernández-Galiano | El País, 2010-12-31
Los clásicos aconsejan no desear rosas en invierno. Nuestro mundo, sin embargo, está construido con deseos fuera de sazón, y esos apetitos indebidos gobiernan los mercados y las vidas. La temperatura del consumo regula los flujos financieros y la economía libidinal, en una madeja de redes que oprime o sujeta los cuerpos obesos de los países y las gentes. Desazonados, intentamos entender lo que nos pasa, pero evitamos constatar que nos pasan y nos pesan demasiadas cosas. Ese lastre de objetos innecesarios y necesidades arbitrarias gravita sobre un tejido material y social que se deforma bajo su peso, creando una deuda de deseo tan incandescente y tóxica como la deuda monetaria que hoy nos tiene a todos en vilo, pendientes de contagios que pueden fácilmente socavar la estabilidad de nuestros ecosistemas económicos.