
“La casa debe ser neutral para que las personas marquen su presencia” “Me doy cuenta de que tengo muchísimas obras prescindibles” “Mi mayor dificultad: valorar qué es hoy la arquitectura religiosa”
Anatxu Zabalbeascoa | El País, 2010-12-19
El más respetado de los arquitectos españoles vive desde 1967 en la misma casa. Otra prueba de exquisita sencillez. Tras 40 años de profesión, un libro reúne por primera vez sus grandes obras.
Decoro. Rafael Moneo (Tudela, 1937) se esfuerza en encontrar la palabra exacta. Detiene la conversación para pensar, cierra los ojos, arruga el rostro. Es un comunicador autoexigente y, por eso, algo torturado en el gesto. Pero ha dado con la palabra: decoro. Su arquitectura es decorosa. Todo él también.
El decoro es la conciencia de una circunstancia y el respeto a ella por los que una persona se abstiene de hacer cosas vergonzosas. Es también sinónimo de decencia. Y de dignidad. La casa de Moneo, en la colonia madrileña de El Viso, es más que decorosa: gastada y austera, sin ser severa. Es una vivienda acogedora en la que él ha ido interviniendo para hacerla más cómoda. Los metros no sobran, y en el recibidor un maletero le roba altura al techo y un ropero no lo alcanza para dejar sitio a una repisa en la que aparecen los bustos que Francisco López hizo del arquitecto, su mujer y su hija Belén. Ahora los bronces sirven para colgar un sombrero de paja. A la derecha, en el escueto comedor, las sillas de Castiglioni están plegadas y apoyadas en la pared frente a un barceló. Fotografías de sus hijas y sus amigos arquitectos se mezclan con los libros y con algunos dibujos. Conoce su ubicación de memoria.