Fot.: Noticias de Alava, 2010-01-12 | Parroquia de la Coronación de Nuestra Señora (Gasteiz)
«Una buena arquitectura invita a la gente a usar y vivir ese espacio» Saioa Echeazarra | El Correo, 2010-04-24
La iglesia de la Coronación, obra de Miguel Fisac, tiene un lugar relevante en los libros de arte contemporáneo religioso. Con motivo del 50 aniversario del templo vitoriano, el arquitecto Ramón Ruiz-Valdepeñas, presidente de la Fundación Miguel Fisac, ofreció ayer una conferencia organizada por la Fundación Santa María.
-¿Qué elementos arquitectónicos novedosos introdujo Fisac en la iglesia de la Coronación?
-Fisac estaba muy informado, era detallista y viajó mucho. En esta obra establece a la comunidad de fieles frente al sacerdote, presidido siempre por el Cristo ingrávido que aparece sobre el altar, con una extrema sensación de suspensión. Y lo envuelve con un muro recto que está taladrado y otro curvo y blanco. Ambos se unen en una grieta que introduce una iluminación casi brutal y cegadora, creando ese espacio que te transporta a una experiencia trascendente que te saca de la cotidianeidad.
-Su obra marcó un antes y un después en los templos vitorianos. ¿Afecta la modernidad a la afluencia de feligreses?
-Con la arquitectura ocurre lo mismo que con cualquier disciplina. Si es buena, anima a la gente a vivir ese espacio y usarlo. En ese sentido, las iglesias de Fisac son un aliciente claro para que los creyentes no sólo vayan a la iglesia, sino que se queden. Visitar uno de sus templos como la iglesia de la Coronación es una experiencia inolvidable, y mucho más si eres creyente. Él reivindicó el valor añadido de la arquitectura en la sociedad, tanto en la civil como en la religiosa.
-¿Cómo ha evolucionado la arquitectura religiosa en las últimas décadas?
-Se produjo un gran cambio como consecuencia del Concilio Vaticano II. Hoy en día se construye muy poca arquitectura religiosa, la preocupación se deriva de la ya existente, en cómo conservar ese patrimonio.
Modelo de ciudad compacta
-La Catedral Nueva, la segunda más grande de España, es un ejemplo de construcciones inacabadas. ¿Qué opina de cómo ha quedado?
-No tiene mucho sentido terminar monumentos de una cierta antigüedad con un lenguaje y materiales diferentes al de nuestros días, lo mejor es acabarlos con un lenguaje contemporáneo. La arquitectura, como cualquier producto de la sociedad, es fruto de su tiempo y así lo debe reflejar. Las catedrales han ido acumulando su historia y se ha ido plasmando en diferentes añadidos como retablos, coros o sillerías. Eso evidencia que la arquitectura es un organismo vivo y responde a la sensibilidad y al hacer de cada momento histórico.
-Respecto a la evolución de la arquitectura en Vitoria, ¿no crea un contraste excesivo integrar los edificios modernos en entornos clásicos?
-La arquitectura debe estar al servicio de los ciudadanos, pero las ciudades tienen que evolucionar. El modelo denso y compacto atrae vida a la ciudad y propicia la convivencia y el intercambio, y esto se ha pasado por alto en demasiadas ocasiones copiando modelos que no se ajustan a nuestra forma de convivir. No obstante, no hay que tener miedo a hacer intervenciones en monumentos históricos siempre que se hagan bien.
-Los nuevos barrios de Vitoria se caracterizan por tener avenidas anchas y mucha separación entre edificios. ¿Qué falla en ese trazado?
-Los bloques aislados se construyen bajo el pretexto de hacer una ciudad saludable con parques y zonas abiertas. No comparto esa filosofía, ya que viene a costa de renunciar a demasiadas cosas. Los estudiosos coinciden en una vuelta a la ciudad compacta, de tipo ensanche o ciudad base de rascacielos.
Fuente | El Correo
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