2010/11/03

hemeroteka | Graffiti: arte o delito

Graffiti: arte o delito
Santiago Eraso | El Diario Vasco, 2010-11-03

Imagen: El Diario Vasco
Estas últimas semanas hemos sido testigos de varias polémicas en torno al graffiti. Algunos acontecimientos han favorecido esta discusión: la presencia en el último Festival de Cine de un documental sobre el graffitero Banksy, la aparición de una pintura urbana atribuida al mismo autor o los murales-vallas, habilitados por la candidatura 2016 a Capital Europea de la Cultura. En estos debates se ha discutido sobre el valor artístico de esta práctica urbana o sobre sus límites legales. Desde mi punto de vista, la cuestión no está en decidir si las pintadas son arte o delito, y en función de esa valoración subjetiva responder de una u otra manera, sino en posibilitar su existencia como forma de expresión urbana -no necesariamente adscrita al valor artístico- en el marco de un acuerdo entre las partes implicadas.

Además, aunque su realización tan sólo se considerase delito y se persiguiese su práctica, nunca se acabaría con el impulso de rebeldía que se oculta detrás del graffiti. En cierto modo, es una forma de desobediencia contra la normativización del espacio público, la familia, la escuela o las instituciones de los adultos (es decir, las formas de poder); una manera de reclamar un lugar en la sociedad: un día alguien recrea una firma, decide pintarla en el muro y, desde que lo hace, se apodera simbólicamente del lugar. En ese momento, esa pared se convierte en el límite entre lo público y lo privado. El graffiti adquiere carta de naturaleza en ese límite: entre el yo (nuevo sujeto social) y el vosotros (la autoridad), entre la pintada y el 'arte', entre el delito y el mérito, entre el desecho y la mercancía, entre la cárcel y la galería de arte. No nos olvidemos que el jazz, el rock o el comic -grandes manifestaciones de la cultura contemporánea- nacieron también en territorios clandestinos de la cultura urbana, espacios 'liminares' de resistencia.

Michel de Certau, filósofo e historiador jesuita, admirador de las artes del hacer que organizan la vida en común, en su libro 'La invención de lo cotidiano', apuntó, con certeza y clarividencia, que cada cultura prolifera sobre los márgenes. También nos recordó que a pesar de que cierta ideología aísla al 'autor' y a la 'obra', en realidad, la creación es una proliferación diseminada de formas y experiencias sin propietarios. Pulula, se trataría, por tanto, de una fiesta multiforme capaz de infiltrarse en las calles y en las casas. En fin, nos guste o no, el espacio público siempre será una ventana abierta a la libertad de expresión, en todas sus facetas.

La paradoja Banksy es el último paradigma de estas contradicciones. De graffitero maldito y contracultural a artista famoso de reconocido prestigio y miembro selecto de las colecciones de arte más sofisticadas. De villano a héroe. Todo con el apoyo incondicional del poder mediático, las poderosas máquinas de la industria cultural y la influencia del mercado del arte. Es decir, en la medida que sus formas urbanas atraviesan el umbral que separa el 'mamarracho' de la 'obra de arte' su prestigio le instala en el reino de los privilegiados y le convierte en el icono del arte urbano. Paradójicamente, hoy se pagan fortunas por sus graffitis y se instalan mamparas de cristal para protegerlas. Y en estos casos, ya sabemos que cuando aparece una vitrina, detrás siempre hay una fortuna o una forma de poder.

No cabe duda que el espacio público está invadido de 'signos' que expresan sus propios intereses. La invasión publicitaria, la iconografía comercial, las 'señales' que ordenan nuestro deambular urbano, los 'monumentos' que contribuyen a (re)configurar nuestras identidades, las fiestas populares y rituales religiosos. En definitiva, una proliferación de 'marcas urbanas' que, según como lo viva cada uno, acompañan o perturban nuestro devenir ciudadano. En ese complicado equilibrio de intereses se conforma la 'ciudad de todos'. Como decía Henri Lefebvre en su 'El Derecho a la ciudad' la discrepancia es una parte fundamental de la vida democrática.

Se trata de gestionar las contradicciones que se generan en esos antagonismos: en 2007, los servicios de limpieza del Ayuntamiento de Madrid derribaron un muro en el que el colectivo Desviados había pintado a Gallardón como si se tratara de un grafitero. Poco después, el Consistorio les premiaba con 3.400 euros por ese mismo mural. Para muchos grafiteros es corriente descubrir que quienes les invitan a certámenes o festivales de cultura urbana sean los mismos organismos que después les persiguen. Para responder a estas cuestiones la mayoría de los Ayuntamientos opta por endurecer las multas, judicializar el tema, aumentar la persecución o la represión y, a la vez, incrementar los gastos de limpieza y restauración de paredes. No parece que estas medidas sean efectivas, mas allá de la aparente normalidad. Incluso, pueden ser contraproducentes, en la medida que activa la respuesta y estimula las estrategias de confrontación. En algunos lugares, Gasteiz, Tolosa, Mundaka, se apuesta por una tercera vía: delimitar espacios donde las intervenciones sean 'legales' y acordar espacios 'liberados' (catálogo de muros disponibles) con los colectivos urbanos, desde el respeto a los derechos humanos y con una normativas de uso del espacio público que no impida la libre circulación de las ideas.

En el margen de esos acuerdos sociales seguirán apareciendo, que duda cabe, 'marcas ilegales', pero las mejores medidas de normalización del uso del espacio público siempre serán la mediación y el diálogo para hacerles comprender que la ciudad hace una esfuerzo añadido por encontrar espacios de libre expresión que le permitan canalizar su pulsión creativa. Nunca la represión o la persecución policial indiscriminada.

Fuente | El Diario Vasco 


Imagen: Noticias de Gipuzkoa
Documentación
Ni Banksy, ni "Odonksy": Dizebi
Estas últimas semanas se ha hablado mucho del arte urbano a cuenta de dos grafitis que han aparecido en Donostia, pero algunos de los mejores trabajos que se pueden ver en Gipuzkoa están en Goierri. Dizebi es el autor de muchos de ellos.
Asier Zaldua | Noticias de Gipuzkoa, 2010-11-13
A Elorza le pesa, pero no se lo carga
Después de la polémica creada en torno al borrado o mantenimiento de la supuesta obra del grafitero Banksy, la creación anónima de un donostiarra, donde aparece Elorza cargando con "cultura y capital", permanece intacta en Loiola.
Ane Miren Iturriza  | Noticias de Gipuzkoa, 2010-11-04
 Nacimiento y muerte de un 'banksy'... (por Banksy)
La supuesta obra del artista inglés en San Sebastián aparece destruida tras el indulto del Ayuntamiento. Banksy cambia el diseño de su página web y da pistas sobre la autoría de su trabajo en la capital guipuzcoana
Manuel Cuéllar | El País, 2010-11-02
Adiós, presunto Banksy
La polémica en torno al grafiti aparecido en el caminos que sube a Urgull llega a su fin. En breve, el Consistorio borrará la obra atribuida al grafitero británico Banksy.
Harri Fernández | Noticias de Gipuzkoa, 2010-10-30 
Donostia pide a Interior una ayuda de 40.000 euros para borrar pintadas
La limpieza de mensajes y retirada de pancartas cuesta 346.000 euros. Los grafitis también son suprimidos de las paredes, en su mayoría.
Carolina Alonso | Noticias de Gipuzkoa, 2010-10-28
El Graffiti
Denis Itxaso | Concejal de Cultura de San Sebastián | El Diario Vasco, 2010-10-23

'El Banksy', víctima del spray
La presunta obra del mítico grafitero en Urgull no es más que un amasijo de pintadas
V. Muruzabal | El Diario Vasco, 2010-10-22
Un grafiti y luego qué
Iñaki Izquierdo | El Diario Vasco, 2010-10-15
Ninguneando a Banksy
¿Quieren arte urbano? ¿Quieren transgresión? ¿Quieren autenticidad? Cuando los donostiarras se expresan sin censura, ningunean con gracia la obra del graffitero favorito del Ayuntamiento
Gontzal Largo | El Diario Vasco, 2010-10-09
Banksy, el superviviente
El Ayuntamiento ha decidido no borrar el grafiti del famoso artista, pero ¿qué hara ahora con las pintadas de los grafiteros locales?
Ana Burgueño / EFE | Noticias de Gipuzkoa, 2010-10-08 
Donostia preserva su 'Banksy'
No se borrará el grafiti aparecido en un muro de la subida a Urgull
A. Vega / E. Mingo | El Diario Vasco, 2010-10-07
El Ayuntamiento donostiarra mantendrá el supuesto dibujo de Banksy
El Consistorio donostiarra realizará una excepción en la normativa municipal y no borrará el graffiti que ha aparecido en una calle que sube al monte Urgull
Ana Vega | El Diario Vasco, 2010-10-06
¿Banksy estuvo aquí?
Noticias de Gipuzkoa, 2010-09-25

La misteriosa huella de Bansky
Los grafiteros retratan su visión del cine en Donostia
Sara Etxart | Noticias de Gipuzkoa, 2010-09-24

Y ADEMAS...
La fuerza del arte callejero
Toni García | El País, 2010-10-17


PUBLICACIONES
Trespass : historia del arte urbano no oficial / edición de Ethel Seno, de Carlo McCormick en colaboración con Wooster Collective's Marc y Sara Schiller ; textos adicionales de Banksy, Anne Pasternak, y J. Tony Serra.
Colonia : Taschen, 2010.
318 p. : il.

ISBN 9783836524155*
Materias:
Graffiti.
Pintura y decoración murales.
Biblioteca A-75.052 TRE 

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Los últimos forajidos de las disciplinas visuales
Los grafitis y el arte no oficial: de unos orígenes locales a un fenómeno mundial


En los últimos años, el street art o arte urbano se ha vuelto más atrevido, más ornamentado, más sofisticado y, en muchos casos, más aceptable. Pese a ello, el arte público no oficial sigue siendo el hijo problemático de la expresión cultural, el último forajido de las disciplinas visuales. También se ha convertido en un fenómeno global en el siglo XXI.

Elaborado en colaboración con los artistas que en él aparecen, Trespass examina el auge y la difusión mundial del grafiti y el arte urbano, repasando las figuras más destacadas, los acontecimientos y los movimientos de expresión personal en el espacio social de la ciudad, así como la historia de las reclamaciones, protestas e intervenciones ilícitas urbanas. Se trata del primer libro que presenta desde una perspectiva histórica el alcance mundial y la evolución técnica del movimiento del arte urbano. Trespass incluye obras imprescindibles de 150 artistas de todo el mundo y reúne por primera vez en un volumen a cuatro generaciones de forajidos visionarios, entre los que se encuentran Jean Tinguely, Spencer Tunick, Keith Haring, Os Gemeos, Jenny Holzer, Barry McGee, Gordon Matta-Clark, Shepard Fairey, Blu, Billboard Liberation Front, Guerrilla Girls y Banksy. Incluye también una gran cantidad de fotografías inéditas de obras que se han perdido, así como de trabajos urbanos tan legendarios como efímeros.

También incluye:
• Imágenes inéditas de arte urbano de Keith Haring y Jean-Michel Basquiat
• Fotografías inéditas de la experta en arte del metro Martha Cooper
• Fotografías inéditas de los archivos personales de los artistas seleccionados
• Ensayos perspicaces de Anne Pasternak (directora del fondo de artes públicas Creative Time) y del abogado experto en derechos civiles Tony Serra
Artículo especial: un breve prólogo exclusivo de Banksy


Imagen: Taschen
Sobre el autor:
Carlo McCormick es un crítico especializado en cultura pop, comisario y redactor jefe de la revista Paper Magazine. Es autor de numerosos libros, monografías y catálogos, entre los que se encuentran Beautiful Losers: Contemporary Art and Street Culture, The Downtown Book: The New York Art Scene 1974-1984 y Dondi White: Style Master General. Ha publicado artículos en Art in America, Art News, Artforum y en muchas otras publicaciones.

Sobre el comisario:
Marc y Sara Schiller fundaron Wooster Collective en 2001, una página web que celebra el arte efímero urbano y desempeña un papel fundamental en su documentación. Desde su sede en Nueva York, el colectivo se encargó de seleccionar la mayoría de las imágenes contemporáneas que aparecen en Transgresión: historia del arte urbano no oficial. Su serie "Wooster On Paper" presenta la obra de artistas internacionales en libros de edición limitada.

Sobre la editora:
Ethel Seno se unió a TASCHEN tras licenciarse por el College of Letters de la Wesleyan University, y allí colaboró con William Claxton en Jazzlife y New Orleans 1960, y con David LaChapelle en Artists & Prostitutes y Heaven to Hell. Criada en Tokio, se siente como en casa en los entornos urbanos. Actualmente reside en Los Ángeles.


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