2011/01/23

hemeroteka | Donostia: Y algo cambió en el río

Imagen: El Diario Vasco
Y algo cambió en el río
A la construcción de los nuevos puentes se suma ahora la estructura del viejo de Hierro. El antiguo puente, convertido en pasarela, está ya acabado y se podrá utilizar dentro de quince días
Ana Vozmediano | El Diario Vasco, 2011-01-23

Lo cuenta nuestro compañero Javier Sada en estas mismas páginas. Tal día como hoy de 1932, la estructura del puente de Hierro moderno era colocada en el lugar que ocupó hasta que fuera desmontado en el año 2008. Tenía que ser sustituido por el que ahora se llama de la Real Sociedad, mucho más amplio y con un papel protagónico en el tráfico de la ciudad.

Los avatares de esta envoltura de Hierro, pensada para carruajes y peatones, situada junto a las vías del ferrocarril, no habían terminado cuando una enorme grúa la desmontó hace dos años. La ciudadanía pidió que se conservara de alguna forma y el Ayuntamiento decidió que podía ser un elemento que, aunque estuviera fuera del agua, cumpliera con la función de tránsito de peatones y cerca del Urumea.

El hierro fue reparado y lucido y a finales de agosto comenzaron las obras para convertirlo en la pasarela que es ahora y que, en Riberas de Loiola, conecta el paseo fluvial y el que, en el nivel superior, recorre todo este tramo en la misma cota que la carretera.

La concejala de Obras y Proyectos, Duñike Agirrezabalaga, confirmó que las obras de esta pasarela, que seguirá llevando el nombre de puente de Hierro, están ya acabadas. Se ha realizado el montaje metálico, así como la tarima que eleva el paso en su interior para que las paredes, de altura considerable en esta posición, sirvan de barandilla. Una de sus partes queda sólo como imagen y no como paso.

«Sólo falta la plantación de esquejes, las obras de jardinería, que se van a hacer de forma rápida. Dentro de quince días, la gente podrá utilizarla». Y lo hará para llegar hasta esta zona que llega hasta el puente de la Real Sociedad desde la pasarela de Mikel Laboa.

Tanto esta última, que ha acercado el parque de Cristina Enea a Amara y Loiola, como esta nueva que ha aprovechado la estructura de hierro del viejo puente, son algunas de las construcciones que propician que la vista sobre el río haya cambiado tanto.

La construcción del cuarto puente, el de Mundaiz, una obra de Francisco Fernández Ordóñez, resultó un hito en la ciudad. Surgía sobre las aguas después de años y años en los que el Urumea, en su tramo más conocido, contara con los tres puentes 'de toda la vida': el más antiguo, el de Santa Catalina; el de María Cristina y el del Kursaal. Tras la curva que hace el río se encontraban (y se encuentran) otros como el de Egia, que tiene por nombre Sarasola, el que cruza hacia los cuarteles, conocido como Urdinzu o el de Txomin, bautizado como Espartxo.

Los nuevos
El cuarto puente, el bautizado como el de Mundaiz, se inagura el 13 de mayo del año 2000 y los desconchados que luce van a ser reparados este año. Costó seiscientos millones de las antiguas pesetas, pero el concepto de ciudad exige ya entonces la construcción de otro más, a la altura del hotel Amara Plaza, y exige también sustituir al de Hierro. Porque si en 1932 era necesario cambiar la estructura, ahora había que tener en cuenta el papel del puente en la circulación global de la ciudad. Un rol que no puede cumplir con sus dos carriles, uno de entrada y otro de salida, y con su estrechísima acera.

Se convoca un concurso de ideas y el ganador plantea un amplio espacio peatonal de más de cinco metros de anchura que conecta con lo que es ahora la plaza de la II República. Una barandilla que permite una panorámica del río hasta ese momento inédita.

Más de dos años de obra, algunos retrasos y cuatro carriles que cambian de forma notable la circulación hacia Amara y la salida de la ciudad son el resultado. En el futuro experimentará cambios, ya que el que se encuentra a su lado, el ferroviario, también debe ser remodelado para adaptarse a la llegada de la alta velocidad. El diseño tuvo también en cuenta esta peculiaridad y, en ese lado que colinda con el tren, se optó por una especie de claustro cerrado que lo aislara.

Nuevo cambio en la perspectiva sobre el río y en las fotos aéreas de la ciudad. Se inauguraba el 24 de julio del pasado año y, para más novedades en esa panorámica sobre el Urumea, el conocido como quinto puente, mantenía unas obras más que accidentadas. Bautizado como lehendakari José Antonio Agirre, debía estar acabado antes que el sexto, pero incidentes de todo tipo prolongaron unos trabajos que estuvieron interrumpidos en diferentes ocasiones.

Agirrezabalaga reconoce que las obras se complicarn más de lo previsto. Se decidió cambiar el material para ahorrar 300.000 euros de los 4 millones de presupuesto, lo que se consiguió sustituyendo el acero inoxidable a acero convencional. La modificación provocó que se anulara el contrato con la primera empresa y tuviera que contarse con otra. Tampoco la realización de los nudos de engarce de los arcos metálicos que se llevaron a cabo en Asturias fue una operación fácil y la soldadura se complicó más de lo previsto. No se cumplió el primer plazo previsto para la conclusión de los trabajos, diciembre de 2009 y no fue hasta la pasada Nochebuena cuando fue inagurado.

Su color blanco, la barandilla de cristal, y el empleo de cerámica en los encuentros con el muro de encauzamiento del río y en el pavimento de una de las aceras pretenden recordar la arquitectura modernista en este diseño de LKS. Esa cerámica colocada en el lateral aguas arriba ha sido una idea del artista Manu Muniategiandikoetxea y juega con piezas hexagonales de ocho colores distintos, que visto en la perspectiva del viandante, pretende evocar la imagen de una marisma fluvial. Los tonos verdosos y los azulados se intercalan con los blancos y los grises.

Más datos... Es mucho más liso que el puente de Mundaiz cuya curvatura impide ver el río y permite una panorámica completa del Urumea a través de su barandilla transparente.

«Todos son puentes diferentes en su diseño», recalca la concejala de Obras y Proyectos.
  • La cifra
    3
    nuevos puentes jalonan el Urumea para facilitar el tráfico de salida y entrada a la ciudad. Los dos últimos se han inaugurado en el mismo año y se suman a los tres historicos.
  • Los puentes
  • Mundaiz: Inaugurado el 13 de mayo de 2000.
  • Real Sociedad: Inaugurado el 24 de julio de 2010.
  • Lehendakari Agirre: Inaugurado la pasada Nochebuena.
  • Zurriola: Se inaguró el 14 de agosto de 1921.
  • María Cristina: Es llamado también de la Estación y se inauguró el 20 de enero de 1905. El año 1984 fue rehabilitado.
  • Santa Catalina: El actual data de 1872, pero se habla de un puente en la zona en 1377.

Santa Catalina, el puente más antiguo
Cruzar el río siempre debió ser una obsesión donostiarra. Si ahora los dos nuevos puentes responden a necesidades de tráfico, y el de Mundaiz fue el último ideado para conectar dos zonas de la ciudad en un tramo desprovisto de paso sobre el Urumea, el primero, el de Santa Catalina, aparece ya en una Ordenanza de 1377. Eran grande y de madera y las crónicas aseguran que era fundamental.

En 1659, Cristobal de Zumarrieta proyectó otro de piedra, más resistente, pero sólo fue el inicio de distintos proyectos fallidos que no cuajaron. En 1813 se hace un puente provisional que arde como el resto de la ciudad. Nuevos planos, nuevas visicitudes hasta que en 1870, con un coste de 1,6 reales, se inicia la construcción del actual, el primero que es de piedra, el primero sin peaje y con planos de Antonio Cortázar. Quedó inaugurado el 23 de junio de 1872, pero, como le ha ocurrido al viejo puente de Hierro, todavía le quedaba por vivir un cambio importante.

Porque tocaba encauzar el río Urumea en su desembocadura y hubo que eliminar uno de sus cinco arcos, el más cercano al barrio de Gros.

Más fácil fue la gestación del puente de María Cristina, que, por cierto, no asistió a la ceremonia de inauguración en aquel 20 de enero de 1905. Cambiaba de nuevo la fisonomía del río y más con el estilo del nuevo puente, de hormigón armado, tres huecos y cuatro obeliscos en los extremos copiados de los del puente de Alejandro III en París.

Y quedaba el tercero, el conocido popularmente como el Kursaal, el último antes de que se inaugurara el de Mundaiz en 2000 y que data de 1921. Durante todos esos años, las conexiones sobre el río se limitaron a la zona sur de la ciudad, con puentes de menor tamaño con los que no se pretendía hacer patrimonio urbano. Sí se hizo con el de 1921, cuyas farolas son un símbolo de la ciudad.

Fuente
Y algo cambió en el río
A la construcción de los nuevos puentes se suma ahora la estructura del viejo de Hierro. El antiguo puente, convertido en pasarela, está ya acabado y se podrá utilizar dentro de quince días
Ana Vozmediano | El Diario Vasco, 2011-01-23


El Diario Vasco
El entonces nuevo y ahora viejo puente de Hierro
1932. San Sebastián gana un bello paseo que será conocido como «el circuito de los puentes». Para paso de carruajes y peatones, el Ayuntamiento adquirió el viejo puente por 80.000 pesetas. Las obras para sustituir el viejo puente por el nuevo apenas duraron cincuenta minutos.
Javier Sada | El Diario Vasco, 2011-01-23

Para paso de carruajes y peatones, el Ayuntamiento adquirió el viejo puente por 80.000 pesetas
Las obras para sustituir el viejo puente por el nuevo apenas duraron cincuenta minutos

«Focos de luz potente han iluminado esta noche las riberas de Loyola, como antorchas de luminaria para una fiesta». Y ambiente de fiesta había en torno al viejo puente de Hierro cuando esta noche, la madrugada del 23 al 24 de enero de 1932, muchas personas se acercaron para presenciar «el corrimiento de los puentes del ferrocarril».

Apenas había pasado el último tren por el puente de Hierro cuando comenzaron los preparativos para hacer rodar las dos estructuras: la vieja (con un peso de 210 toneladas), con su característica pared férrea de la entrevía, y la nueva (que pesaba 330 toneladas), construida a su lado sobre bases provisionales.

El viejo no respondía a las necesidades de las modernas máquinas que sustituían a las antiguas «chocolateras» y los actuales convoyes, tampoco podían circular con tranquilidad por un puente construido en 1864. Estaba previsto que el antiguo quedara como «andén para carruajes y peatones» gracias a que la Compañía de Caminos de Hierro del Norte de España lo cedía al Municipio por 80.000 pesetas.

Cuentan las crónicas que la operación más delicada fue el despegue de los pilares sobre los que estaba apoyado el viejo, sin que ello afectara al paso de los trenes siendo así que, utilizando cuñas, se había superado el desnivel y ya estaban en la misma rasante. La operación más espectacular fue la del arrastre de los dos puentes: lentamente, sobre rodillos, comenzó el movimiento «hasta que uno quedó instalado en el lugar del otro». En apenas cincuenta minutos, los trenes pudieron pasar por el nuevo puente. El trabajo comenzó a las doce de la noche y a la una menos diez nuevamente se abría al tráfico.
San Sebastián estaba creciendo demasiado. A partir de la plaza del Centenario existía un hermoso paseo hasta el Puente de Hierro y, por el otro lado, desde la Estación, también se frecuentaban los paseos sufriéndose la necesidad de regresar por donde se había ido, ya que no había comunicación entre ambas orillas del río.

El Ayuntamiento abonó las poco más de ochenta mil pesetas que se pedían por la vieja instalación, corriendo a su cuenta la construcción de los accesos y a cuenta de la Compañía los machones. Donostia acababa de ganar «el circuito de los puentes» que permitiría bordear el Urumea por ambas orillas desde la Zurriola hasta Loyola.

No faltaron, aquel 23 de enero, estudiosos que recordaban la problemática para que el ferrocarril llegara desde Madrid a San Sebastián, debidos a la presión francesa que lo apoyaban directamente desde Pamplona o a las intenciones vizcainas que lo querían por Bilbao, o a las navarras que lo deseaban por Soria y Logroño. La línea se aprobó en 1855, comenzaron las obras Tolosa-San Sebastián en 1858 y en 1864, llevando como cronista a Gustavo Adolfo Becquer, pasaba por el Puente de Hierro el tren inaugural que llevaba como pasajero de honor al rey Francisco de Asís.

El entonces nuevo y ahora viejo puente se conserva en el parque situado en las proximidades del lugar donde permaneció en activo.

Fuente
El entonces nuevo y ahora viejo puente de Hierro
1932. San Sebastián gana un bello paseo que será conocido como «el circuito de los puentes». Para paso de carruajes y peatones, el Ayuntamiento adquirió el viejo puente por 80.000 pesetas. Las obras para sustituir el viejo puente por el nuevo apenas duraron cincuenta minutos.
Javier Sada | El Diario Vasco, 2011-01-23


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