Imagen: El País
El arte de la industriaUn colectivo de autores instala un pabellón en la Bienal de Máquina Herramienta. Dos alumnos de la UPV se suman al proyecto. Los responsables del montaje creen que algo gris y feo puede resultar hermoso. Un gran zapato cuyo tacón es una pieza mecánica centra la atención
Inés P. Chávarri | El País, 2010-06-03
Aner Elorrieta, miembro del colectivo artístico Antikythera, y dos alumnos de la Facultad de Bellas Artes de la UPV, Saioa Aresti y Jon Elorrieta, han revolucionado la Bienal de Máquina Herramienta. Entre los expositores de las empresas del sector, destaca un pabellón sencillo de suelo negro con un gran zapato de tacón rojo en su centro cuyo tacón es un cigüeñal. No vende nada. Sólo invita a reflexionar sobre las conexiones entre la industria y el arte, de cómo algo a simple vista gris, incluso feo, puede resultar hermoso.
"El paisaje industrial, lo útil, parece que sólo lo vemos bello cuando no está funcionando, cuando está quieto", explica Elorrieta, y, sin embargo, puede ser fuente de inspiración. "La industria y el arte se hallan íntimamente vinculados e incluso en esta feria hay una máquina que es capaz de hacer obras de arte", destaca la artífice del proyecto, en referencia a una pieza capaz de tallar bustos.
La instalación de Antikythera no supone sólo un paréntesis entre robots, software y los últimos avances en tecnología, sino que también se abre a la crítica. Una frase rotulada sobre el suelo en trazos irregulares naranjas y escrita en inglés recibe al visitante para dejar claro que "la vanguardia ha muerto y sólo vive en el proceso creativo".
Elorrieta asegura que uno de los objetivos del montaje pasa por reflexionar sobre el arte conceptual: "Una obra siempre debe producir una sensación en el espectador. Tiene que impactar y no quedar reducida a un producto que sólo entiende quien lo ha creado".
Ambos alumnos pintaron a lo largo de la mañana de ayer varias láminas inspirándose en la Bienal y usando pinceles y pintura negra y naranja. Los dos colores elegidos insisten en el tono crítico. "Son colores característicos de la industria. Con el naranja representamos las chispas que se generan al soldar los materiales y con el negro, la suciedad, y además volvemos al punto de partida: la vanguardia ha muerto", aclara Aresti.
El pabellón, con todos sus artilugios y participantes, encierra además otra reflexión. Elorrieta decidió recurrir a la ayuda de dos estudiantes de Bellas Artes, "porque son jóvenes y representan el futuro". El nombre del colectivo, Antikythera, alude a un artefacto griego con más de 2.000 años de antigüedad creado para ser una máquina para medir el tiempo. Fue descubierto en 1902 en un barco romano hundido cerca de la isla griega de Antyicitera. Representa el pasado. El escenario que lo engloba todo, la Bienal, es el presente y el futuro industriales.
La experiencia ha resultado un éxito. Elorrieta reconoce que hay quien le dijo que nadie entendería el proyecto. Para desmentirlo, presenta un libro de visitas en el que técnicos, empresarios y otras personas que han recorrido la Bienal le han dejado sus comentarios, frases como "gracias por el aire fresco en las siempre aburridas ferias industriales".
Fuente | El País
No hay comentarios:
Publicar un comentario