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Francisco de Villalpando murió en Toledo hace 450 años. Trabajó en proyectos tan importantes como la reja de la Capilla Mayor de la Catedral, las hojas de la Puerta de los Leones y la portada del Colegio de Infantes.
A. de Mingo | La Tribuna de Toledo, 2011-07-25
Hace 450 años moría en Toledo uno de los mejores representantes del Renacimiento en España. Se formó en las tradiciones castellanas, recorrió Italia, aprendió el noble oficio del bronce en la refinada Florencia del siglo XVI y legó a la ciudad de Toledo uno de los textos sobre arquitectura más importantes de España. Su concepción de la belleza superó el decorativismo plateresco para apuntar hacia una concepción monumental de la arquitectura que acabaría abriendo las puertas poco después al mismísimo Juan de Herrera. Se llamó Francisco de Villalpando y realizó obras tan representativas como la reja de la Capilla Mayor de la Catedral de Toledo, las hojas de bronce de su Puerta de los Leones y la espléndida portada del Colegio de Infantes.
La vinculación entre este artista y la ciudad fue tal que apenas conocemos detalles sobre su vida antes de que se produjera su llegada a Toledo en 1540 procedente de Castilla y León. Emparentado con los Corral de Villalpando (Zamora), una familia de artistas especialmente hábiles con la ornamentación en yeso, el joven Francisco adquirió el conocimiento de las técnicas del bronce en la refinada Italia renacentista. Muchos de sus motivos están emparentados con la Florencia de los Medici, que probablemente conoció durante los años treinta, antes de sumergirse en el rico ambiente cultural de los talleres surgidos en ciudades como Palencia y Valladolid.
En esta ciudad estaba asentado cuando, en 1540, participó en el concurso para ejecutar la reja de la Capilla Mayor de la Catedral de Toledo junto a algunos de los mejores artistas del hierro del momento, como Cristóbal de Andino y Domingo de Céspedes. Realizada entre 1540 y 1548, esta obra fue toda una declaración de intenciones. Villalpando desplegó un completo repertorio de formas renacentistas que una década después extendería en piedra sobre la portada del Colegio de Infantes.
Villalpando fue orfebre y rejero, pero también un notable teórico de la arquitectura. Sus concepciones superaron planteamientos de la generación anterior, abanderada por el torrijeño Alonso de Covarrubias, imponiéndose por encima de otros arquitectos toledanos de su tiempo, como Hernán González de Lara. Murió en 1561, el mismo año que Pedro Berruguete, otro gran artista del Renacimiento a quien La Tribuna de Toledo ya rindió homenaje hace apenas dos semanas.
El segundo gran tratado toledano.
Más allá de su brillante producción al servicio de la Catedral, fue en el terreno teórico donde Francisco de Villalpando representó un papel de mayor importancia. En 1552 aparecieron traducidos de su mano, en la imprenta toledana de Juan de Ayala, los libros tercero y cuarto del tratado de arquitectura de Sebastiano Serlio, obra fundamental para comprender la arquitectura del Renacimiento en Europa y los nuevos territorios de América.
Muestra de la importancia del nuevo libro son las diferentes reediciones realizadas en la segunda mitad del siglo XVI. Por segunda vez en apenas tres décadas se publicaba en Toledo un tratado de importancia capital para la Historia de la Arquitectura (Medidas del Romano, primera traducción en lengua vernácula del tratado de Marco Vitruvio, vio la luz en esta ciudad en 1526).
Fuente
Arquitectura joya
Francisco de Villalpando murió en Toledo hace 450 años. Trabajó en proyectos tan importantes como la reja de la Capilla Mayor de la Catedral, las hojas de la Puerta de los Leones y la portada del Colegio de Infantes.
A. de Mingo | La Tribuna de Toledo, 2011-07-25
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