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El calor que expulsan los aparatos de aire acondicionado modifica la temperatura de las ciudades. Además de usarlos con moderación, hay otros remedios para refrescar el verano.
Sergio C. Fanjul | El País, 2011-07-19
El asfalto, el hormigón, el metal, las oleadas de turistas y el quimérico sueño de huir a la playa: cualquiera aguanta a pelo el calor veraniego en muchas de las ciudades españolas. Por eso, el aire acondicionado se ha vuelto casi imprescindible. Pero, según parece, enfriar a algunos calienta a todos. Un estudio del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat) concluye que el uso del aire acondicionado puede subir entre 1,5 y dos grados la temperatura en el corazón de las ardientes urbes.