El Bosque de la Vida custodia las cenizas
El Diario Vasco, 2010-03-14
Durante 26 años, Francisco Doñate se ocupó de guardar en su despacho las cenizas de las personas que dieron su cuerpo a la ciencia. «Llegué a tener cientos de urnas»... Desde que llegó a la UPV, el catedrático tuvo siempre en mente crear un pequeño panteón para depositar las cenizas de los donantes. «Lo pedí un montón de veces a todos los rectores», pero sin éxito. Finalmente, se sumó un esfuerzo de la UPV, instituciones y donaciones y se pudo crear el actual Bosque de la Vida, inaugurado en 2003. Un monumento funerario de arte moderno, en el mismo campus de Leioa, que está considerado «uno de los mejores del mundo». El conjunto está formado por árboles de acero corten, con una puerta mimetizada donde, cada dos años en una ceremonia, se depositan las urnas con las cenizas de los donantes.
El lugar está cargado de simbolismo. «La primera práctica que hacen los alumnos al llegar a la facultad es una excursión al Bosque de la vida. Cuando bajan hacia el monumento, van muy joviales, haciendo sus risas... Allí, se les explica el contenido del Bosque de la vida, qué significa y quién hay allí... De regreso, algo se ha producido. Una catarsis. Los chavales que suben no son los mismos. Han cambiado y están mejor preparados para enfrentarse con el cadáver en clase de anatomía. Son conscientes de que esas personas donaron su cuerpo a cambio de nada». En el Bosque de la vida hay un letrero que explica, en tres idiomas, lo siguiente: «Aquí descansan las cenizas de aquellas personas que generosamente donaron su cuerpo a la ciencia. Aquí la muerte se recrea ayudando a la vida».
Fuente | El Diario Vasco
Documentación
El último legado para la ciencia
2.200 vascos han prometido donar su cuerpo a la investigación. Con ellos se cubre la necesidad de «forma parcial»
Juanma Velasco | El Diario Vasco, 2010-03-14