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Cuando se acercó a la figura de Oteiza, se dio cuenta de que había "muchísimos aspectos por investigar" que no se habían abordado con profundidad. El resultado del trabajo de Carlos Martínez Gorriarán (San Sebastián, 1959) es el libro 'Jorge Oteiza, hacedor de vacíos'.
Paula Echeverría | Noticias de Navarra, 2011-04-11
¿Qué le motivó a escribir 'Jorge Oteiza, hacedor de vacíos'?
Conocí a Oteiza siendo estudiante, hice la tesis doctoral sobre él y su lugar en la vanguardia del arte contemporáneo, y me di cuenta de que había muchísimo por investigar aparte de lo que él publicaba sobre sí mismo. La principal obra de arte de Oteiza, además de sus importantes esculturas, fue él mismo; un personaje que fue creando y recreando, y en gran parte ocultando muchas cosas. Me interesaba esa investigación, y el resultado es esta biografía.
¿Cómo fue su relación con Oteiza?
Lo traté con cierta distancia, aunque me entrevisté con él muchas veces. Pero nunca formé parte de su séquito, él siempre estuvo rodeado de gente. Yo me mantuve al margen de eso, tengo otra visión más integral.
¿Y qué recuerdo guarda de él?
El de una persona muy interesante, Oteiza era un hombre que nunca decepcionaba, para lo bueno y para lo malo. Podía ser desde una persona absolutamente seductora hasta un energúmeno intratable. Y en ese intermedio cabía de todo. Era una persona muy egocéntrica, acostumbrada a ocupar el centro de todo, y entonces las relaciones con él siempre eran muy desiguales, porque era un tipo de persona que trataba a los demás siempre desde una distancia. Oteiza siempre mantuvo una intimidad y una privacidad de cara a prácticamente todo el mundo. No creo que ni siquiera sus amigos más amigos conocieran muchas de las cosas que le han pasado en la vida, porque se ve, se nota en muchos de los comentarios que se han publicado sobre él: muchas personas que consideraban que lo sabían todo sobre Oteiza han visto que estaban muy equivocadas en muchos casos.
¿Cuál considera que es la contribución de su libro, su eje principal?
Hay dos ejes: uno es la propia creación del personaje, esa manera de concebir cuál es el papel del artista, que es muy cuestionable, porque quizá la cara menos amable, la más repelente incluso de Jorge Oteiza, era el modo en que absolutamente todo lo sometía a su propio egocentrismo, a la creación de su propia leyenda. Y luego está la parte más histórica en torno a su papel en el arte del siglo XX, articulada por la manera en que se va elaborando un pensamiento de vanguardia estética, y una vanguardia estética absolutista, que pretende que el arte es el eje vertebral de todo, el centro de todo y lo único que tiene verdadera importancia en la vida, y cómo ese pensamiento se va creando, va evolucionando y finalmente acaba en crisis. Porque Oteiza murió con una profunda sensación de fracaso, de que su proyecto experimental había dado unas cuantas obras de escultura interesantes, pero no había producido lo que él pretendía, que era el hombre nuevo.
En la obra ahonda en una aspecto un tanto delicado: la dimensión política de Jorge Oteiza.
Sí, claro, a mí me interesaba por supuesto mucho este aspecto de Oteiza, sobre todo porque es un compromiso político extremado. Lo normal en el mundo de la cultura, sobre todo en la época de las vanguardias, en el periodo de entreguerras, era estar comprometido políticamente; casi era extraño que un artista no tuviera un compromiso político más o menos explícito. Pero en el caso de Oteiza era un compromiso extremado. Oteiza quiso crear su propia ideología, su propia concepción de la acción política, de cara al final de su vida ya en torno al nacionalismo vasco, pero lo curioso es que tuvo también una época muy españolista, que es la de su estancia en Latinoamérica, en la que hablaba de la importancia que tenía para el mundo del futuro la síntesis de lo español con lo americano. Y después sin embargo va adulterando, maquillando su verdadero pasado, al mundo del nacionalismo y concretamente al de ETA.
¿Qué puede decir de ello?
El papel de Oteiza en ETA, sobre todo en los orígenes de la banda, no era desconocido, pero no estaba documentado. Oteiza, su pensamiento, influyó mucho en algunos de los jóvenes que pusieron en marcha ETA. Me interesaba hacer visible algo que era un tabú, porque desde luego a nadie le gusta relacionar a un artista prestigioso con ETA.
Por su experiencia de profesor de Estética en la UPV, ¿cómo valora la percepción que tienen los jóvenes estudiantes sobre Jorge Oteiza?
No es un artista muy conocido entre los jóvenes. Lo conocen, por supuesto, aquellos a los que les interesa la escultura. Pero de Oteiza, en general, interesa más su leyenda, es un personaje mítico.
Como guipuzcoano, ¿cómo acoge el anuncio del cierre de Chillida Leku?
Es un ejemplo de la pésima política cultural de las instituciones vascas, que son incapaces de llegar a un acuerdo con la familia Chillida en lo único que ellos quieren: que haya garantía de que el déficit que genera la fundación se va a cubrir, pero no a costa de la familia, lo cual no es demasiado; y que se respete el legado de Chillida. Desde luego el cierre es una mala noticia para la sociedad.
Fuente
Carlos Martínez Gorriarán | Profesor de estética y escritor | "La principal obra de arte de Oteiza fue él mismo, un personaje que creó y recreó"
Cuando se acercó a la figura de Oteiza, se dio cuenta de que había "muchísimos aspectos por investigar" que no se habían abordado con profundidad. El resultado del trabajo de Carlos Martínez Gorriarán (San Sebastián, 1959) es el libro 'Jorge Oteiza, hacedor de vacíos'.
Paula Echeverría | Noticias de Navarra, 2011-04-11