2008/11/16

prensa | El museo imaginario de Arantzazu

El museo imaginario de Arantzazu
Alumnos de Arquitectura retoman la idea de Jorge Oteiza de proyectar un museo en unas galerías singulares situadas bajo la explanada del santuario
Mikel G. Gurpegui | San Sebastián | El Diario Vasco, 2008-11-16



Quienes visitamos ese espacio mágico de Gipuzkoa que es el santuario de Arantzazu y su entorno no sospechábamos que allí pudiera haber algún rincón hermoso más de los que aparecen a simple vista. Sin embargo, lo hay. Bajo la explanada del aparcamiento, en la estructura que la sostiene sobre el precipicio, se conformaron cuatro espacios abiertos al paisaje que fascinaron a Jorge Oteiza.

El artista comentó durante el largo proceso de creación del santuario oñatiarra que habría que aprovechar aquellas estancias para crear un museo dedicado a su obra y a la de todo el grupo Gaur.

La Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la UPV en San Sebastián ha retomado aquel sueño. Con motivo del centenario de Oteiza, el equipo de profesores del Departamento de Arquitectura propuso a los alumnos del último curso idear ese posible museo para un espacio tan singular como éste.

Alrededor de cuarenta alumnos realizaron sus proyectos en el último cuatrimestre del curso pasado. Una selección de ellos, once en concreto, protagonizan una exposición que se abrió ayer en el Gandiaga Topagunea de Arantzazu y que podrá visitarse hasta el 8 de diciembre.

Ejercicio utópico
Eugenio Urdambide, profesor de Arquitectura, considera que «la Escuela estaba en cierta deuda con Oteiza. Por eso, aprovechando el centenario, planteé organizar un ciclo de conferencias, que se celebró en abril. A partir de ahí, queríamos que los alumnos trabajasen en la obra de Oteiza. Pensamos por qué no retomar la vieja idea de un museo, que lanzó Oteiza en unas imágenes que se conservan en vídeo, y proponer a los alumnos un ejercicio utópico».

Los futuros arquitectos han tenido que idear cómo acondicionar para un posible uso museístico un espacio espectacular y misterioso, al que el propio Oteiza llegó a denominar como «las catedrales de Arantzazu».

A esos espacios se accede mediante una escalera cerrada al público situada ahora junto al nuevo edificio de la explanada en el que está la tienda. El hueco subterráneo, con más de 800 metros cuadrados de superficie, consta de cuatro galerías contiguas, separadas por muros de hormigón, que tienen mas de ocho metros de altura y 22 de fondo. Las salas se abren al paisaje del valle. Los alumnos de Arquitectura han tenido libertad a la hora de imaginar unos nuevos accesos, el cierre y la distribución interna de esas galerías que no extraña que fascinasen a Oteiza. Las propuestas más singulares para un museo imaginario que ni existió ni existirá, pero que nos descubren un espacio desconocido, pueden verse en forma de maquetas y paneles muy cerca, en Gandiaga Topagunea.

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