2010/05/19

prensa | Bilbao retoma el almacén fantasma

Fotografía: El País, 2010-05-19  
El autor no puede describir su obra
"Yo sólo he sintetizado eso que la vida ha creado"
Eva Larrauri | El País, 2010-05-19


"Cuando me preguntan qué es la Alhóndiga, no sé qué contestar. Soy incapaz de describirla", dijo ayer Philippe Starck. Reconoció que puede resultar demagógico, pero defendió que la Alhóndiga es un proyecto "basado en la vida" al que se enfrentó sin ideas preconcebidas y dispuesto a responder a lo que faltaba en la ciudad. "Se trata de un lugar que no ha sido diseñado por mí", dijo. "Yo sólo he sintetizado eso que la vida ha creado".

Quienes esperen la cara barroca de Starck quedarán decepcionados. Para responder al encargo de convertir la Alhóndiga en un lugar de encuentro alrededor del ocio y la cultura el diseñador optó por lo que definió como la ley natural de la economía: "Gastar lo menos posible, no usar ni un elemento de decoración, salvo que sirviera para algo pedagógico".

Starck retomó en las nuevas construcciones los materiales con los que el arquitecto Ricardo Bastida levanto el edificio original a principios del siglo XX. El ladrillo y el cristal definen los tres bloques de la Alhóndiga. Starck habló ayer de la conexión de su diseño con "la elegancia de los montajes industriales", en los que solo se emplean los materiales estrictamente necesarios. "Siguiendo estas reglas que se han dictado solas, este lugar se ha ido construyendo poco a poco", explicó.

La firma de Starck está vinculada a hoteles de lujo, tiendas exclusivas, mobiliario, prendas de ropa cara, veleros o piezas de menaje, entre otros muchos sectores. Diseño de prestigio para, así siempre, productos de alta gama. En la Alhóndiga aseguró que no hay compromisos con la moda ni tendencias con fecha de caducidad. Su trabajo en el mismo corazón de Bilbao y en un edificio centenario está, dijo. "al margen del tiempo".

Ayer Starck volvió a hablar del amor que ha impulsado el proyecto de la Alhóndiga, como hizo cuando acepto el proyecto, por el que el Ayuntamiento de Bilbao le ha pagado tres millones de euros. "Parece ridículo hablar de amor, pero aquí ha habido muchísimo amor. Hacía falta este amor, porque al fin y al cabo es un lugar donde la gente se va a encontrar".

La singularidad de la Alhóndiga radica, señaló Starck, en que en el mismo espacio se mantienen en equilibrio actividades muy diferentes. No somos la misma persona a lo largo de todo el día, añadió, y en la Alhóndiga se pueden dejar las etiquetas para ser en el mismo lugar un intelectual en su biblioteca o un deportista en su piscina.
  • 40 años de diseño
  • Philippe Starck (París, 1949) es uno de los grandes nombres del diseño desde hace cuatro décadas, con un amplísimo abanico de actividades. Intervino en la decoración del despacho de François Mitterrand, pero también ha creado a lo largo de su carrera la espectacular imagen del Hotel Royalton de Nueva York o del Faena de Buenos Aires, el museo de Groningen, viviendas particulares y biberones.
  • En 2004 recibió el encargo del Ayuntamiento de Bilbao para diseñar la arquitectura interior y el mobiliario del centro de ocio, deporte y cultura de la Alhóndiga.

Fuente | El País


Bilbao retoma el almacén fantasma
Philippe Starck inaugura una radical intervención en la Alhóndiga que remite al 'efecto Guggenheim'
Anatxu Zabalbeascoa | El País, 2010-05-19

Personas frente a edificios. Así ha planteado Philippe Starck su radical intervención en la Alhóndiga bilbaína, el antiguo almacén de vinos y aceites de la ciudad. Esto es Bilbao y aunque el edificio fuera una manzana muerta durante casi tres décadas hoy vuelve a ser el centro del mundo. El almacén fantasma ha sido conquistado por los ciudadanos. Y anuncia una nueva época: si el Guggenheim trajo turistas (615.545 el año pasado), la Alhóndiga está pensada para el disfrute de los bilbaínos.

Fue la bibliotecaria Marian Egaña, consejera delegada del proyecto, quien ideó este centro para cultura y salud de acceso público en el corazón de la ciudad. Con los últimos recortes, esa vocación social podría parecer un vestigio del pasado. En realidad es futurista. Tiende un puente entre el civismo de la plaza pública romana y el espacio para animar un ocio no comercial en el siglo XXI. Lo de no comercial merece la pena aclararlo porque, aunque en las termas romanas sí cupieran los vendedores, la Alhóndiga está pensada para que cualquier visitante pueda enriquecerse todo menos el bolsillo.

Exposiciones, piscinas con luz natural, solarium de 3.000 metros cuadrados, cines de arte y ensayo, mediateca, restaurantes, un enorme gimnasio y solo una tienda de recuerdos ocupan el interior del antiguo almacén. Arquitectónicamente, por mucho que Starck se haya mostrado contenido y por mucho que la prioridad sean ahora los ciudadanos, el modelo remite al Guggenheim.

Tras ser rechazada por Gehry como primera ubicación para el propio Guggenheim y declarada posteriormente bien de interés cultural en 1999, la Alhóndiga resultaba intocable. Con un inmueble así ¿a quién encargar la reforma de 43.000 metros cuadrados por 75 millones de euros? Al mejor interiorista del mundo. Por lo menos al más famoso. El resultado ha sido certero. Donde el Guggenheim ofrecía espectáculo, la Alhóndiga ofrece sorpresas. Una detrás de otra. Se vació el fortín del arquitecto Bastida y se instalaron dentro tres cubos de ladrillo agujereados por arcadas y soportados por columnas que imprimen al conjunto un aire metafísico, rossiano, como de pintura de Giorgio de Chirico.

En la planta baja, el movimiento del agua en la piscina de la cubierta, y el vaivén de los bañistas, decora parte del techo. Para compensar la falta de luz, un bosque de 43 columnas, firmadas por el escenógrafo Lorenzo Balardi ofrece entretenimiento. Pueden jugar a encontrar parejas. Algunas se parecen. Varias están forradas con idénticos materiales. Pero no hay dos iguales. El juego resume un recorrido por la historia del arte y los países del mundo a través de sus columnas: de la dórica a la pop, todas en versión posmoderna. La diversidad, la búsqueda del crecimiento personal (frente al ansiado enriquecimiento de los últimos años) y la idea del disfrute sin consumo son aquí, efectivamente, más importantes que la arquitectura. Civilización y sofisticación se aúnan en este edificio.

Fuente | El País

Documentación
Con Philippe Starck en La Alhóndiga de Bilbao
Anatxu Zabalbeascoa | Del tirador a la ciudad | El País, 2010-05-19

La Alhóndiga inicia su camino como centro de ocio y cultura
Azkuna defiende que no compita con otras instituciones culturales de Bilbao
Eva Larrauri | El País, 2010-05-19

1 comentario:

Linkdesign dijo...

El estupendo gimnasio de Alhondiga esta amueblado de las maquinas BH diseñado por la experimentada y modernista Ana Roquero que lidera el estudio Linkdesign
De Bilbao ademas
http://www.linkdesign.es/pages/productos/producto_04.php#_carbon
http://www.flickr.com/photos/anaroquero/5164042472/

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