2010/08/23

hemeroteka | Mendiburu, el artista de la materia

Mendiburu, el artista de la materia
La Diputación ha encargado la catalogación de todas las obras del artista hondarribiarra Remigio Mendiburu
Teresa Flaño | El Diario Vasco, 2010-08-23
Imagen: El Diario Vasco
La Diputación Foral de Gipuzkoa ha iniciado la catalogación de la obra del artista hondarribiarra Remigio Mendiburu. El encargo se ha realizado a un equipo dirigido por Xabier Sáenz de Gorbea, profesor de Últimas Tendencias Artísticas en la Facultad de Bellas Artes de la UPV. El objetivo de este trabajo es realizar un catálogo razonado, un inventario de todas las obras. Sáenz de Gorbea explica que «hace unos años hicimos una primera aproximación, planteando, fichando las piezas que tenía la familia. Ahora es una segunda fase con el resto de las piezas».

La obra está dispersa. «Mendiburu produjo, sin otro tipo de trabajo, desde finales de los 50, por lo tanto hasta que muere en el año 90, realizó bastantes esculturas, grabados, alguna pintura, muchos dibujos, bocetos, proyectos...». El profesor de la UPV recuerda que «hay piezas en Cataluña, Madrid, Alemania, Estados Unidos.». Sáenz de Gorbea tiene la aspiración de que alguna institución se decante por hacer una buena exposición antológica. Sería la primera importante tras su muerte. «La del Museo San Telmo fue cuando ya estaba bastante enfermo en el 89. Luego se ha hecho alguna presentación parcial de algunas piezas en algunas colectivas. Recuerdo una en la Sala Kubo del Kursaal y también otra dedicada a los trabajos que hizo sobre 'Gernika'. No ha habido otra ocasión de hacer un trabajo exhaustivo para darlo a conocer a las nuevas generaciones. Desde San Telmo han pasado veinte años con todas las nuevas promociones de artistas que ha habido desde entonces. A Remigio Mendiburu se le conoce fundamentalmente por algún tópico, algún tipo de obra vinculada a la madera pero es un artista mucho más problemático, que trabaja prácticamente en todos los materiales. Recuperar su voz resulta fundamental».

Como señala Sáenz de Gorbea, la imagen de Mendiburu está muy vinculada a sus obras en madera, pero era muy polifacético. «Es un hombre bastante poliédrico, plural, complejo, muy rico, muy a la manera que es hoy el artista contemporáneo. En tiempos pasados uno se metía en un lenguaje, en una práctica, en donde profundizaba y profundizaba hasta convertirse en un verdadero especialista en el estilo o material. Ahora el artista trabaja por ideas. Mendiburu ya lo practicaba. Dependiendo del proyecto podía pasar de la figuración a la abstracción, podía hacer obras más conceptuales, más transgresoras, otras más estimulantes desde el punto de vista de lo sensorial. Es conocido como escultor, pero pintaba, dibujaba, escribía, hizo cine. Es un autor realmente fascinante al que hay que reconocer una valía muy importante».

Sin vacío
Evolución y experimentación son dos palabras íntimamente ligadas a este artista que, mientras la obra de otros coetáneos suyos se centraba en convertir la materia en vacío, él optaba justo lo contrario, en sus obras todo es materia. «Era un gran conocedor del mundo, realmente sabía profundizar», explica Xabier Sáenz de Gorbea, que recuerda largas noches sentados en un banco en una plaza bilbaína hablando de todo o «simplemente mirando el cielo. También era un gran observador y después sacaba sus conclusiones. Nada le era ajeno, todo le llamaba la atención. Viajaba en el tiempo hacia los estratos más telúricos de la antigüedad y los proyectaba en la actualidad. En fin, era un artista realmente interesante».

El profesor de arte también echa en falta un mayor reconocimiento público para Mendiburu: «En nuestro país hemos tenido la gran suerte de tener muy próximos artistas muy carismáticos, con una gran capacidad creativa. Pedro Manterola cuando escribió su libro 'Mendiburu. La escultura en sus límites' le puso al mismo nivel que a los grandes adalides en plena contienda escultórica como eran Oteiza y Chillida. Ciertamente llega a un nivel de enraizamiento más profundo en lo telúrico que ambos y propicia un tipo de artista muy universalista en el sentido en que el autor se relaciona con el mundo del aire, del árbol, del cielo, de la piedra, del lagar, de la música popular, de las raíces, del urbanismo. Un compendio de todo ello es esa pieza que fue tan avanzada y todavía sigue siéndolo de la Avenida de la Libertad 'Herri Txistu Hotza'. En ella se ve la relación entre arquitectura, escultura, espacio, aire, sonido, visualización... Es realmente espléndida»..

El grupo Gaur
Dentro del grupo Gaur -formado por Jorge Oteiza, Eduardo Chillida, Rafael Ruiz Balerdi, Amable Arias, José Antonio Sistiaga, Néstor Basterretxea, José Luis Zumeta, y el propio Mendiburu-, era de los más jóvenes «y su voz quedó bastante silenciada pero ya hacía cosas impresionantes. En ese tiempo trabajaba en una referencia de carácter estético oriental para Aranzazu que no son nada conocidos. Un proyecto increíble, para vibrar, para ser colgado y crear sonoridad en el contexto de Aranzazu. Es muy complejo, fascinante, atractivo, denso y pragmático».

Naturaleza y cultura popular son dos argumentos importantes pero no le es ajena la filosofía existencial, la estética zen. Se alimenta de lo próximo y cercano, pero también mira hacia fuera y se nutre de ello. «Era un hombre de múltiples lecturas. Él, evidentemente, comienza con lo popular pero viaja pronto a estudiar a Madrid y Barcelona, aunque abandonó pronto para pasarse a Francia y ahí absorber todo el debate creativo que se propicia en aquel tiempo entre el expresionismo y la abstracción informal. Trae todas las ideas como el ser es hacer, del azar y el inconsciente que se acomodan al proyecto y a la racionalización. Acomete unos impulsos que le dan la oportunidad de ir creando su mundo».

El exilio le marcó. El relato de su marchar de España a Francia por Cataluña huyendo de los franquistas lo traslada a bastantes obras. «Es un recuerdo muy punzante, muy imponente que tendrá cabida dentro de su proyecto amplio de arte haciendo un tipo de trabajo entre pintura y escultura, escultopintura, que abre otra ventana más en su amplia obra. Coincidió en un momento en que el parón económico de la sociedad vasca es muy importante que afecta a todo un núcleo de importantes artistas. A todos les sucede que en los 80 no tienen encargos, no hay adquisiciones y padecen la crisis económica y ciertamente las aspiraciones culturales no son proyectadas desde las consejerías del momento».


El disgusto por el proyecto del Pastor Vasco
Uno de los proyectos que no cuajó y que le supuso un disgusto fue el Homenaje al Pastor Vasco en Nevada. La idea era hacer un monumento entre tres escultores: Nestor Basterretxea, (el pastor), Vicente Larrea (la makila) y Mendiburu (los animales). «Hubo una interferencia de alguien relacionado con Chillida que ofreció la obra de Eduardo. Esto enfadó mucho a los tres artistas. El comité organizador convocó un concurso con escultores invitados. Ganó Basterretxea. Mendiburu, en concreto, se lo tomó muy mal porque tenía bastantes maquetas y estudios muy interesantes. Era bastante complejo, no sólo un trabajo escultórico, sino también de 'land art', de ordenación del territorio.

Datos
Nace en Hondarribia en 1931.
Durante la Guerra Civil se exiló en Francia.
Estudió en la Academia de San Fernando de Madrid.
Se traslada a Barcelona donde contactó con los intelectuales de la época como Tàpies, Miró, Portabella y Guinovart.
En 1958 viaja a París.
Ganó el primer premio de escultura de la XIX Exposición de Artistas Noveles de Gipuzkoa en 1959.
Formó parte del grupo Gaur constituido en 1960.
La Bienal de Venecia seleccionó su obra para la exposición de 1966.
La última antológica con su obra se realizó en San Telmo en San Sebastián y en el Museo Bellas Artes de Bilbao en 1989.
Fallece en Barcelona en 1990.

Fuente | El Diario Vasco

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