El donostiarra Iñigo Salaberria y el vitoriano Aitor Lajarín exponen en la gran urbe asiática. Ambos artistas han residido dos meses en la capital china con el programa 'Goazen Txinara'
Enrique Mingo | El Diario Vasco, 2010-08-28
Imagen: El Diario Vasco
En la inmensa piel de China se ha abierto un pequeño poro por el que transpira aire vasco. Se trata del estudio de arte MA Studio que el hondarribitarra Judas Arrieta montó hace cinco años en el distrito 318 de la capital del gigante asiático, Pekín, rodeado de un ambiente de gran inquietud artística. Teniendo como base este espacio de alrededor de 200 metros cuadrados, Arrieta, ideó el programa 'Goazen Txinara!' (¡Vamos a China!), como un conducto transmisor entre dos culturas, la vasca y la china, muy alejadas en todos los aspectos. De esta manera, y con el apoyo financiero del Gobierno Vasco, consiguió que además de ser un estudio de trabajo fuera un espacio de residencia en el que, tras un concurso, diferentes artistas vascos pudieran vivir, desarrollar y exponer allí sus proyectos previamente seleccionados. Este año ha celebrado la segunda edición. El pasado jueves los protagonistas de la fiesta-exposición que se vivió en el MA Studio fueron el donostiarra Iñigo Salaberria (1961) y el gazteistarra Aitor Lajarín (1977), quienes, acompañados por la diaspora vasca e hispana en Pekín y por muchos de los artistas chinos con los que se han relacionado durante los dos últimos meses, mostraron los proyectos artísticos que han desarrollado en este tiempo. La fiesta fue más allá de lo artístico y el centenar de personas que se dio cita allí -entre las que se encontraban los colegas asiáticos con los que han jugado muchas tardes al fútbol- alargó la velada hasta horas inconcebibles en las costumbres chinas.
Sobre megaciudades
El proyecto que presentó Aitor Lajarín, bajo el título de 'PostBeijing bites', respondía a una idea que ya venía desarrollando en Los Ángeles (EE UU) -ciudad en la que reside- y que tiene que ver con una visión sobre las grandes ciudades. «Quería emplear esta experiencia asiática para completar el trabajo iniciado en Los Ángeles», comentaba el vitoriano desde la capital china. El resultado llegará al Artium vitoriano el próximo 1 de octubre.
«El proyecto está muy relacionado con el urbanismo ya que, a través de la comprensión de cosas que ocurren espacial y urbanísticamente en las grandes ciudades, intentó entender cómo son ciertos modos de vida actuales. De alguna forma, trato de que se vea como un comentario social a través de la arquitectura y del espacio».
El resultado de 'PostBeijing bites' queda plasmado sobre todo en varias obras pictóricas y dibujos, «que es lo que más trabajo», aunque también hay algo de animación y escultura. «Lo he organizado en la sala como una instalación formando una especie de paisaje».
Los primeros días, Lajarín los dedicó a ver un poco la ciudad de forma aleatoria, «descubriendo sitios que me parecían más interesantes», para ir tomando notas y en base a eso, ir generando su trabajo. «Luego he metido muchas horas de estudio, porque al final hay que producir cosas. El resultado es una visión asumidamente fragmetaria y parcial de Pekín ya que se trata de una ciudad inabarcable».
La parte que más ha motivado trabajar al vitoriano ha sido la del Pekín que se asemeja a esas grandes ciudades occidentales. «Me ha centrado en las partes arquitectónicas que se están desarrollando ahora, como centros comerciales, la villa olímpica... La parte más internacional de la ciudad. Todo eso en contraposición a la realidad que se ve a pie de calle de la vida del pekinés, con una situación laboral y de vida dura y bastante precaria del habitante de clase media-baja. Me ha gustado plasmar ese diálogo entre las dos caras de la ciudad».
Un proyecto cambiante
El proyecto de Salaberria, 'Las horas contadas', estaba pensado como un trabajo audiovisual basado, inicialmente, en textos del periodista catalán Adrián Foncillas, que escribe cotidianamente sobre China. «Recopilé fragmentos de sus artículos y en función de ello quise venir a Pekín a ver lo que encontraba guiado por esos comentarios».
«Mi punto de vista era muy documental y comencé la grabación con esa idea inicial, pero esta primera idea se fue diluyendo puesto que lo fui llevando por otros derroteros más íntimos, que me gustaban más y que tenían que ver con un punto de visto estético más pictórico, con importancia del color y las formas, con movimientos creados por luces y sombras», comenta el donostiarra.
Después de unos días conociendo la ciudad, Salaberria comenzó a grabar, sobre todo de noche. Las tres cuartas partes del vídeo, que dura 12 minutos, estan grabadas llegado el atardecer, «algo que en principio no tenía en mente y que he ido descubriendo al conocer la ciudad, ya que me ha sorprendido mucho la facilidad y tranquilidad con la que te puedes mover aquí de noche».
El trabajo del donostiarra tiene que ver, sobre todo, con los Utones, barrios tradicionales cercanos a la Ciudad Prohibida, con casas de planta baja organizadas alrededor de un patio en las que conviven varios miembros de una familia. «Lo que me interesaba era ver la vida del día a día de la gente en estos barrios tradicionales. Los pekineses tienen además el hábito de vivir mucho en la calle. Prolongan la vida interna en el exterior. Les puedes ver comiendo, cenando, jugando al ajedrez u otro tipo de juegos, de tertulia. La vida la comparten mucho con el vecindario. Eso me ha gustado mucho y es lo que me ha interesado plasmar».
'Las horas contadas' refleja eso, el final de una manera de vivir, la de los barrios tradicionales pekineses donde la gente muestra «una maravillosa candidez». Estas casas «están siendo arrasadas desde hace unos años para construir los grandes edificios de la ciudad.
Fuente | El Diario Vasco
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