Imagen: El País
El palacio de Cibeles por dentro El próximo mes de marzo acaban las obras en la sede del Ayuntamiento. Los ciudadanos contarán con 18.500 metros cuadrados de espacios culturales. El edificio contará con un restaurante y una zona wifi gratuita a la entrada. Los visitantes podrán subir al mirador para contemplar Madrid desde las alturas.
Víctor López / María Martín | El País, 2010-09-23
El 30 de marzo de 2011. En esa fecha, promete el Ayuntamiento de Madrid, estará concluida la reforma del palacio de Cibeles. Se termina después de seis años de obras, con las elecciones municipales a la vuelta de la esquina y con varias decenas de millones gastados por encima del presupuesto inicial, pero el edificio de la alcaldía por fin podrá ser también de los ciudadanos. Y eso es algo que quiere resaltar el Consistorio: el palacio de Cibeles no es solamente el despacho del alcalde (que ya usa desde noviembre de 2007), sino que será un gran centro cultural, integrado dentro del eje Prado-Recoletos y la milla cultural madrileña, con vocación de convertirse en uno de los estandartes de la ciudad.
Una visita por el interior del edificio, proyectado por Antonio Palacios y Joaquín Otamendi y construido entre 1907 y 1919, permite hacerse una idea de cómo será una vez terminado. Aunque todo sigue, por ahora, lleno de andamios, tablones en los suelos y polvo. Solo la Galería de Cristal, el pasaje interior cubierto que se abrió al público el 23 de mayo (y que ya se puede visitar los fines de semana de modo gratuito), está acabada. Es la niña bonita del nuevo proyecto: un espacio multiusos de 3.000 metros cuadrados, que ya alberga presentaciones institucionales y que se alquila a empresas privadas, con una cúpula formada por casi 2.000 triángulos de cristal que llama la atención nada más entrar. Incluyendo a la gente que lo visitó durante La Noche en Blanco, unas 40.000 personas han pasado ya por allí, según asegura el coordinador general de Apoyo a las Artes del Ayuntamiento, Carlos Baztán.
Para el resto habrá que esperar hasta finales de marzo. Y el resto son 45.000 metros cuadrados construidos, de los que 18.500 estarán destinados a actividades culturales abiertas al público. El proyecto es obra del estudio Arquimática, dirigido por Francisco Rodríguez Partearroyo, que ganó el concurso convocado por el Ayuntamiento.La entrada para el público estará en la puerta principal, enfrente de la estatua de Cibeles. Ahí comienza un recorrido en varios niveles que ofrece distintas alternativas. A los lados, dos ascensores panorámicos para desplazarse por las distintas plantas. Justo debajo, un auditorio de música con capacidad para unas 300 personas. Esa zona también contará con un espacio para proyecciones de películas o documentales y tres salas polivalentes.
En el nivel dos, que se alcanza subiendo unas escaleras (o con los ascensores panorámicos) estarán los mostradores de información al público y al turista, con ordenadores multimedia que ofrecerán información sobre la ciudad y sus actividades culturales, así como una zona denominada de descanso (que, cómo no, tendrá conexión a Internet a través de wifi gratuito), una cafetería y una tienda donde los visitantes podrán comprar recuerdos de la ciudad. La información que se ofrece tendrá en cuenta a los extranjeros y estará también disponible en inglés.
Desde aquí, además, será posible acceder a la Galería de Cristal (que, por cierto, se ideó hinchando un preservativo en una caja de zapatos), que estará abierta a los visitantes siempre que no haya presentaciones institucionales o actos de empresas privadas.
Los niveles 3 y 4 estarán dedicados a exposiciones sobre la ciudad, ligadas a temas del presente y el futuro de Madrid. También el nivel 5 se dedicará a muestras culturales, pero, por sus especiales características, (como el control de la humedad y la temperatura ambiente con aparatos especiales), podrá albergar exposiciones con obras de arte que exijan unas especiales condiciones de conservación, como cuadros muy antiguos o valiosos. Está previsto que esta sala, al igual que una instalada en el nivel 1 con las mismas características, acoja muestras procedentes de ciudades extranjeras.
El nivel sexto está concebido como zona de descanso. Si se sube a él, el visitante se encontrará con una cafetería, un restaurante (habrá que ver si los precios son populares) y una amplia terraza desde la que admirar el panorama.
Y aún quedan dos niveles más. En el séptimo se podrá visitar el interior de la torre del palacio. Y el último es una golosina para los turistas a la caza de la mejor foto de Madrid: desde ahí se podrá acceder a un mirador panorámico que rodea la torre y que permite ver la ciudad desde las alturas. Las vistas de la Cibeles, la calle de Alcalá y la Gran Vía son espectaculares.
El Ayuntamiento todavía no ha decidido si cobrará la entrada para las exposiciones y las visitas al mirador panorámico, aunque en esta época de crisis habrá que ponerse en lo peor.
La remodelación también cuenta con una zona de servicios igualmente necesaria para un edificio de estas características, pero que no será visible para los visitantes: 12.200 metros cuadrados que albergarán desde los almacenes a la maquinaria de climatización o los garajes para los vehículos.
Queda, para los que quieran deleitarse con las peleas entre el Gobierno y la oposición, el salón de plenos, que sustituirá al situado en la actualidad en la plaza de la Villa y que también tendrá una zona específica para visitantes.
Los arquitectos encargados del proyecto señalan que la reforma no ha sido fácil, ya que ha habido que respetar de modo escrupuloso el edificio original y a la vez incorporar todos los elementos que exige la normativa vigente sin que esto afectara al resultado final.
El Ayuntamiento quiere que el antiguo palacio perteneciente a Correos (que aún permanece en una zona del edificio) se transforme en un punto de encuentro de los ciudadanos. Ahora habrá que ver la aceptación entre estos. El mes de marzo se da el pistoletazo de salida.
El caro 'sueño' del alcalde
La remodelación total del edificio ha alcanzado los 124,5 millones de euros
M. Martín | El País, 2010-09-23
El alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, lo planteó como un "sueño" hace siete años. Abandonar la Casa de la Villa para trasladarse a un rehabilitado palacio de Telecomunicaciones pasaría a la historia como la primera mudanza de la alcaldía en cuatro siglos. El sueño se ha cumplido, pero el cambio le ha salido caro: 124,5 millones de euros.
La oposición, que en un principio apostó en sus programas electorales por recuperar el inmueble y que sigue trabajando en la Casa de la Villa, no ha perdonado que el presupuesto para la rehabilitación se haya inflado hasta duplicarse. Y mucho menos que, tras el anuncio de un recorte del 15% en los contratos municipales, las obras no solo hayan seguido, sino que se hayan aprobado nuevas partidas.
"Una vez que Gallardón ha visto las críticas que le han caído por derrochador, ha intentado vestir el proyecto de centro cultural, pero esto sigue siendo su palacete. Para el Ayuntamiento podía haber dispuesto de varios edificios de la plaza de la Villa", mantiene el portavoz socialista, David Lucas. Su homólogo de IU, Ángel Pérez, cree que "es una obra que no se ha correspondido con una legislatura de crisis y que se ha continuado pese a los recortes generalizados en obras para los barrios y servicios para los ciudadanos".
Los siguientes apartados resumen las cifras con las que se ha recuperado el emblemático edificio y que han incendiado el debate municipal en los dos últimos mandatos.
- Cesión de edificios. Para hacer la mudanza, primero había que comprar la casa. Es decir, que para que el palacio de Telecomunicaciones, propiedad del Estado, pasase a llamarse palacio de Cibeles y formase parte del patrimonio municipal, el Ayuntamiento tuvo que ceder varias propiedades por valor de 339 millones.
En concreto se deshizo de una parcela de 51.743 metros cuadrados en el PAU de Sanchinarro valorada en 91 millones de euros. Cedió también el edificio Cariátides, sede actual del Instituto Cervantes, valorado en 88,5 millones. Luego se desprendió de un edificio en la calle de los Hermanos Álvarez Quintero (9,5 millones) y de otro en la calle del Capitán Haya que el Ayuntamiento compró por 133 millones. Además, cedió un local en el paseo de los Olmos (2 millones) y renunció al espacio de 2.886 metros cuadrados que sigue dedicándose a la oficina de Correos y que se valoró en 15 millones de euros.
- El despacho del alcalde. Lo que la oposición llama "el despacho del alcalde" ha costado 24,5 millones y no se incluyó en el concurso público con el que se adjudicó la reforma, sino que se encargó a arquitectos municipales. En realidad, la oficina del regidor, con vistas a la diosa Cibeles y a la fachada de la Casa de América, tiene 78 metros cuadrados. El resto es un espacio de 22.500 metros cuadrados en el que, además de Ruiz-Gallardón, despachan el vicealcalde, Manuel Cobo, el concejal de Seguridad y Movilidad y la delegada del área de las Artes. En total trabajan allí 750 funcionarios.
- La gran inversión cultural. La guinda de la polémica se puso con la segunda fase de la reforma, la que está convirtiendo el palacio en un enorme espacio cultural, la que se adjudicó con un presupuesto de 48,7 millones y que ha ido creciendo hasta alcanzar los 100 (incluyendo unos 10 millones de la liquidación final del proyecto).
Al presupuesto inicial se añadieron cuatro partidas de 40,8 millones. Dos de ellas -una de 9,7 millones y la última de 24,5- se justificaron con las dificultades arquitectónicas que no se podían prever. El resto son dos partidas de 3,8 y 2,8 millones que se destinaron a peatonalizar la calle de Montalbán y a urbanizar la futura entrada principal.
Fuente | El País
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