El Diario Montañés, 2010-09-06
Imagen: El Diario Montañés |
Barcelona, que ha invertido 6 millones de euros, también contribuirá con un grano de arena. Su alcalde, Jordi Hereu, ya ha regalado a su homólogo de Shanghai, Han Zheng, la réplica exacta del dragón que Gaudí diseñó para el Parque Güell, y que se emplazará en alguna plaza de la megalópolis. Bilbao, la tercera ciudad española con representación en el Área de Mejores Prácticas Urbanas, se llevará de vuelta a casa la escultura de luz de Esther Pizarro, para mostrarla en la nueva alhóndiga de la ciudad, y el cuadro de Jesús Lazkano, al que ya se ha hecho un hueco en el museo de Bellas Artes de la capital vizcaína.
En el caso de los pabellones nacionales, salvo que queden indultados, el terreno tiene que quedar igual que como se recibió. Raso. En la hipercapitalista Shanghai, cada parcela vale su tamaño en oro, y ya hay grandes planes urbanísticos para que la burbuja inmobiliaria continúe inflándose. Por eso, aunque no es imposible, las autoridades españolas descartan casi por completo que 'El Cesto' de la arquitecta Benedetta Tagliabue (Milán, 1963) siga ocupando la zona privilegiada junto al río Huangpu. Como explica la comisaria del pabellón español, María Tena, el indulto del edificio depende de dos factores: «Su popularidad, que en el caso de España es incontestable, y una importante labor diplomática». Tena no suelta prenda. «Cualquier dato puede dar al traste con las negociaciones que hay en curso». «Pero somos optimistas en cuanto a la posibilidad de que se quede en China».
V ha podido saber que varias ciudades chinas han realizado ya ofertas para adquirir la impresionante obra del estudio Miralles-Tagliabue, que sería donada a cambio de que quedase como símbolo de nuestro país en China.
Se descarta la venta a una empresa privada como sucedió con el edificio de Hannover 2000, que ahora acoge un parque empresarial en su ubicación original. Sin duda, tirar al contenedor de reciclaje los 18 millones de euros que ha costado el buque insignia de España en la Expo parece un despilfarro que la Sociedad Estatal de Exposiciones Internacionales (SEEI) quiere evitar. Claro que hay quienes no lo consideran así. Es el caso de los alemanes, que se plantean incluso trocear su edificio, 'Balancity', para darlo como regalo en bolsas conmemorativas. Casi como si fuera el muro de Berlín.
Una propuesta 'subversiva'
La semana pasada, la propia Benedetta Tagliabue, que desea que el edificio quede entero y que la SEEI cuente con ella para decidir su futuro, se aventuró a pedir consejo a los alumnos de la facultad de Arquitectura de la prestigiosa universidad de Tongji, en Shanghai. Tenían que buscarle un futuro al edificio.
Las propuestas no tienen desperdicio. La más subversiva partió de unos estudiantes que critican la excesiva carga política que tiene el concepto de plaza en China, al que le falta la componente lúdica de nuestro país. Por eso, y teniendo en cuenta que el pabellón de España se caracteriza por su alegría y tendencia a la fiesta, consideraron que lo mejor sería transportarlo hasta la mismísima plaza de Tiananmen, la más extensa del planeta y considerada el centro político del país, para que el gigantesco cesto de formas sinuosas sirva allí de contrapunto a las líneas sobrias de las construcciones comunistas que la flanquean. No sería de extrañar que el retrato de Mao se cayera de la entrada a la Ciudad Prohibida, pero la propuesta fue recibida con abundantes aplausos. También los hay que consideran más adecuado hacer cachos la compleja estructura tubular del pabellón para crear diferentes elementos que se podrían distribuir por todo el país.
Uno de los grupos preparó un proyecto para convertir el edificio en una serie de paradas de autobús que podrían haber salido de una película de ciencia ficción, mientras que otro se mostró solidario y convirtió los tubos que dan forma al edificio y los paneles de mimbre que lo recubren en puentes para que los niños de la remota provincia de Yunnan puedan cruzar ríos que les impiden acudir a la escuela.
Claro que todos quieren dar la gran sorpresa y conseguir que el edificio quede como un emblema atemporal. La Torre Eiffel, construida para la Expo de 1889, se ha convertido en el monumento más rentable del planeta y es el ejemplo que guía a todas las Exposiciones Universales. En Shanghai quedará el controvertido pabellón de China como icono, junto al ovni del Centro de Espectáculos y los gigantescos edificios de los pabellones temáticos. Pero, salvo que una decisión de última hora salve algún pabellón afortunado, el resto de los 5,28 kilómetros cuadrados en los que se lleva a cabo el evento será pasto del hormigón que dará a la capital económica de China una nueva cara. Justo lo opuesto a lo que sucedió con Sevilla'92, que puede considerarse como el ejemplo de lo que no se debe hacer cuando acaba la Expo. Aunque aquel evento sirvió para llevar el AVE a Andalucía y mejoró la imagen de la ciudad, las instalaciones cayeron en el olvido y se perdió la oportunidad de darles vida. Algo parecido sucedió hace dos años con la Exposición Internacional de Zaragoza. Pero China está determinada a que no suceda nada parecido en Shanghai.
Una novia china para Miguelín
Miguelín, el bebé de 6,5 metros de altura creado por Isabel Coixet, no será expuesto en el Museo Guggenheim de Bilbao, como pidió el Partido Popular vasco. Al igual que el cesto que lo acoge, su intención es quedarse en China. «Le estamos buscando una novia en este país, y no le faltan pretendientes», asegura María Tena, comisaria del pabellón de España en la Expo, sin concretar nada más para no poner en peligro las negociaciones que se llevan al respecto. Xiaomi Baobao, como se conoce en el gigante asiático a Miguelín, se ha convertido en el centro de todas las miradas dentro de 'El Cesto' y en una de las grandes estrellas de la Expo. Sin duda, sus carantoñas y movimientos dulces le han granjeado el cariño de una población que, debido a la ley de un solo hijo que impera en China, siente una gran devoción por los niños. «Quise acercar ambas culturas y, como sabía que a los chinos les encantan los bebés, me decidí por Miguelín. El nombre, además, suena a chino», bromea Coixet. Sin embargo, hay quienes critican que los ojos azules y el pelo rubio del bebé no son lo más adecuado para representar a España.
En cualquier caso, Miguelín copa portadas de periódicos locales y minutos de televisión. Es ya, junto a los toros, el fútbol y el flamenco, uno de los símbolos de España en China. A pesar de su fama, el complejo funcionamiento robótico y el elevado coste de mantenimiento van a hacer complicada su reubicación, por no mencionar conseguirle una pareja a su altura.
Pero vender a Miguelín podría suponer un buen ingreso para que se cumpla el objetivo que se ha marcado María Tena: acabar la Expo con superávit, sin alcanzar los 55 millones de euros que se presupuestaron antes de la crisis.
Fuente | El Diario Montañés
Documentación
Shanghai se queda el 'cesto'
El pabellón de España en la Expo no será derribado. Es elegido entre los cinco que se mantendrán y culmina así un éxito sin precedentes
Zigor Aldama | El Diario Vasco, 2011-01-03
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