Imagen: Google Imágenes | Centro de Tecnificación Deportiva de Guijo de Granadilla, Cáceres |
Martín Carrasco | Hoy, 2011-01-08
El arquitecto José María Sánchez García (Don Benito, 1976) tiene su base de operaciones a caballo entre Madrid y Extremadura, es autor, entre otros edificios, del Espacio para la Creación Joven de Villanueva de la Serena, la oficinas Pronat y el laboratorio Agrolab de su pueblo natal y del ya emblemático Centro de Tecnificación Deportiva de Guijo de Granadilla, junto al embalse de Gabriel y Galán, en Cáceres. Por este último proyecto ha recibido el premio al mejor arquitecto europeo emergente concedido por la prestigiosa revista británica Architectural Review.
-Sus intervenciones tanto en paisajes urbanos como naturales contienen un indudable factor de riesgo, suelen ser emplazamientos de una enorme 'personalidad', véase el entorno del Templo de Diana de Mérida, el proyecto de Hospedería en el Castillo de Luna de Alburquerque o el Centro de Tecnificación Deportiva de Guijo de Granadilla.
-La arquitectura que me interesa, comparte algo de ese 'riesgo' que comenta. Independientemente de dónde se ubique un proyecto, partimos del análisis de todos los condicionantes del lugar y de las oportunidades que éste nos ofrece, así como de otros parámetros propios del programa. En realidad, nuestra forma de abordar un proyecto conlleva este proceso hasta encontrar finalmente las reglas, leyes o sistemas que una vez desarrollados generarán la forma definitiva del proyecto. De modo que intentamos no imponer una forma predeterminada a un lugar.
-De este último, Anatxu Zabalbeascoa comenta, «Como una pieza de land art, este Centro de Tecnificación Deportiva tiene una lectura a vista de pájaro (posado junto al embalse) y otra a pie de bosque. Desde el suelo parece un ciclorama teatral, pero también un mirador, en un emplazamiento que necesitaba una arquitectura ligera como ésta: capaz de caminar de puntillas». Como ve necesitamos de la metáfora para describirlo, usted mismo lo calificas de 'anillo mágico'.
-La metáfora es necesaria en arquitectura, ayuda a entender qué buscamos con un proyecto. En este caso desde el comienzo entendimos que la pieza tenía que colocarse 'de puntillas', respetando al máximo el entorno excepcional donde debía insertarse. Además fue muy estudiada la posición final, para modificar lo mínimo la topografía existente, acercando lo máximo cada una de las partes del anillo al agua. Por otro lado, es cierta esa doble lectura. Una, a vista de pájaro, que por su gran escala es capaz de identificarse desde un avión, y otra escala más parcial, a pie y entre los árboles, donde nunca consigues ver el edificio de una sola vez. De este modo, estirando el programa, pienso que hemos conseguido insertar un edificio de muchos m2 (5.200m2) entre los árboles existentes. Creo que la escala desmedida del edificio y su relación con el entorno produce la experiencia más atractiva del visitante, ya que cada punto del proyecto tiene una relación única y singular con el lugar, el pantano y las vistas más lejanas. La forma circular, como antes comentábamos, surge del lugar y del programa, de la necesidad que teníamos de acercar cada parte de él lo más posible al agua. Una gran infraestructura capaz de albergar en su interior otros módulos flexibles de menor escala y adaptable a futuros usos.
-En su opinión ¿qué debe ser la arquitectura?
-Esto no es fácil. No hay un único posicionamiento. No creo que fuera capaz de definir ni siquiera el mío propio con exactitud. Aunque sí estoy convencido del 'tiempo' que necesita la arquitectura, y este factor, sí es común a todos. Pienso que un proyecto conlleva un proceso tan complejo que al menos necesita de un periodo de tiempo lo suficientemente largo como para asegurar que la respuesta a la que llegamos es correcta.
-Más allá de que todo edificio posea una nota distintiva ¿qué elemento unifica sus diferentes trabajos?
-Supongo que lo que unifica toda nuestra obra es el proceso que seguimos en el estudio. Varía muy poco la forma de enfrentarnos a cada trabajo, durante su desarrollo es cuando encontramos las pautas o descubrimos las oportunidades que finalmente hacen diferente un proyecto de otro. Como te decía no me interesa imponer una forma o un estilo propio a un proyecto.
-¿Cuáles han sido las principales influencias que han incidido en su formación?
-Me gusta creer que lo que diferencia a un arquitecto de otros es lo que eran antes de ser arquitectos. Quiero decir que las experiencias vividas esos primeros años son muy importantes en la formación de una persona, por lo tanto, extrapolándolo a la arquitectura sería donde verdaderamente se marca la forma de ser de un arquitecto. A parte de estos años, fue la escuela de Madrid. Con un montón de buenos profesores de los que con el tiempo valoras más a los que menos te llamaban la atención entonces. Uno de los primeros referentes que tuve fue Rafael Moneo, por su vinculación a Extremadura con el Museo Romano de Mérida, también Alberto Campo Baeza, Juan Navarro Baldeweg y el estudio de Emilio Tuñón y Luis Mansilla. También me interesa mucho la obra de Peter Zumthor. Tuve la suerte de coincidir con él durante mi año en la academia de España en Roma. Es una persona muy especial. Estaba invitado por la academia Americana. Recuerdo que al preguntarle qué hacía en Roma durante seis meses me contestó algo así como 'salgo a pasear con mis proyectos por la calle'. Sin duda, tratándose de Roma, es una buena forma de proyectar.
-¿Cómo llega a la determinación formal de tus edificios?
-Tratamos que la forma sea lo último. Es decir, que llegue como resultado de un proceso y sea fruto de las decisiones que se vayan tomando y las oportunidades que vayamos descubriendo. Esto nos permite que a veces incluso durante la obra pueda haber modificaciones formales sin que el proyecto, o mejor dicho, la sintaxis que genera el proyecto varíe. Desconfiaría de un proyecto totalmente cerrado y definido formalmente desde el principio. Creo que los arquitectos no podemos controlar todos los parámetros propios de un proceso tan complejo como es un proyecto.
-Llàtzer Moix alude al fenómeno español como el más acusado signo arquitectónico de estos tiempos: «Un signo trazado por arquitectos que con frecuencia han primado la forma sobre la función, porque asumieron que la principal función de ciertas obras es la icónica o propagandística, y por políticos ilusos o ensoberbecidos que no vacilaron a la hora de apostar los dineros públicos en la ruleta del milagro arquitectónico».
-De todo esto, si todavía queda algún resto será por poco tiempo. La arquitectura de autor de los últimos años es insostenible. Parte de la sociedad que no hace mucho demandó esta arquitectura-objeto ahora no puede responder a ella. Pienso que hoy más que nunca debe existir una conexión directa entre arquitectura y sociedad. Es probable que la falta de recursos se traduzca en tiempo, y así, despacio, lleguemos a una arquitectura más profunda y responsable.
-Por último, algunas notas sobre el panorama arquitectónico de Extremadura.
-El retraso a veces es positivo, en Extremadura algunas cosas han llegado un poco tarde, y en arquitectura, que necesita de tanto tiempo, llegar tarde puede ser una ventaja. De este modo los errores cometidos en otros lugares debemos evitarlos aquí. Es importante que desde la administración cada vez se dé más importancia a la arquitectura. Cada inversión es una oportunidad que debe generar en un buen edificio, porque la arquitectura es el referente de qué ha sido y cómo ha vivido una sociedad y permanece en el tiempo. Es un retrato de ella. De este modo Extremadura se está convirtiendo en un referente de arquitectura a nivel internacional.
Fuente
«Extremadura se está convirtiendo en un referente de arquitectura a nivel internacional»
José María Sánchez García | Arquitecto
Martín Carrasco | Hoy, 2011-01-08
No hay comentarios:
Publicar un comentario