2011/02/03

KAP/PFC | Arteskola de Deba en Sasiola, un proyecto artístico para un edificio histórico

Imagen: El Diario Vasco
Un proyecto artístico para un edificio histórico
La propuesta para instalar la Arteskola de Deba en Sasiola da sus primeros pasos. El viejo templo, recién arreglado, sería el elemento central de un complejo que aunaría funciones educativas, culturales y sociales
Nerea Azurmendi | El Diario Vasco, 2011-02-03

Sólidamente construida y recientemente consolidada, de no mediar un cataclismo la iglesia del conjunto monumental de Sasiola, en Deba, podría seguir en pie durante varios siglos más. Si no se le encuentra una utilidad, sin embargo, el único vestigio que queda en pie de la que, en el siglo XVI, fue la segunda fundación de los franciscanos en Gipuzkoa, podría terminar convirtiéndose en un magnífico monumento a la nada.
No parece un futuro muy alentador, pero tampoco es fácil dar un uso adecuado a una nave vacía de 30 metros de largo por 11 de ancho y 15 de altura, con un coro recién restaurado, un retablo barroco que todavía no lo ha sido y, alrededor, vestigios ruinosos de lo que fue un activo enclave religioso y económico.

Ya lo recordó hace poco más de un mes María Jesús Aranburu, diputada foral de Cultura, en la presentación del resultado de la rehabilitación del templo que, tras décadas de intentos fallidos, abordó finalmente el año pasado la Diputación. Cerca de 700.000 euros y varios meses de trabajo han devuelto a la iglesia un techo en condiciones y una pequeña parte de su pasado esplendor y, cuando menos, han garantizado que sus piedras no seguirán engrosando las ruinas que la rodean. En el mismo acto, la diputada invitó a debarras y habitantes de la comarca a poner en marcha la imaginación para vida a un edificio que, pese a estar en buena forma desde el punto de vista constructivo, tal como está ahora es poco más que un contenedor genérico de nadie sabe muy bien qué.

Cruce de intereses
Pero ya hay ideas sólidas y bastante trabajadas sobre la mesa porque, para cuando llegó la invitación foral, Mikel Campo, director de Arteskola, el Centro de Enseñanzas Artesanales de Deba, y el arquitecto debarra Urtzi Llanos llevaban ya un tiempo dando vueltas al tema desde distintas perspectivas. Primero por separado y, a lo largo del pasado año, de modo conjunto.

Mikel Campo, por su parte, buscaba desde hace muchos años el modo de dar el futuro que se merece a una escuela que, retomando la idea de la Escuela de Deba creada por Oteiza en 1969, fue fundada en 1981 bajo los auspicios de personalidades como Julio Caro Baroja, Néstor Basterretxea o Pedro Manterola. El centro lleva más de una década funcionando de modo precario en una antigua central eléctrica, «que iba a ser provisional, con problemas de humedad y falta de espacio» , y necesita un emplazamiento definitivo y en condiciones.

A lo que Urtzi Llanos daba vueltas era al proyecto con el que remataría su carrera de Arquitectura. En principio no había pensado en Sasiola, a pesar de reconocer que «la fascinación por ese lugar a la orilla del río, que está comido por el estruendo de la carretera y la polvareda que levanta la cantera» le viene de antiguo. Urtzi tenía una perspectiva no muy habitual de las ruinas de Sasiola: la que sólo se puede obtener deslizándose en piragua por las aguas del río Deba. «Enseguida te das cuenta de que allí había algo más que una iglesia. Había un gran convento, cuyas medidas y espacios muestran que en ese lugar debió de pasar algo muy importante», recuerda.

Así, en un cruce de caminos tan importante como Sasiola -hito destacado en el Camino de Santiago a su paso por Gipuzkoa, punto neurálgico en el viaje de las mercancías castellanas de la meseta hacia el mar...- se cruzaron varios intereses, que en algunos casos sería más correcto llamar necesidades: los de la Arteskola de Deba; los del arquitecto, que prefería basar su trabajo académico en un proyecto «que pudiera tener un desarrollo largo y real» que en una mera especulación, y los del propio complejo de Sasiola, necesitado de alternativas de futuro.

El fruto de todas esas coincidencias se llama 'Arteskola Sasiolan'. En lo que respecta a Arteskola, el proyecto no sólo resolvería sus problemas, sino que le daría proyección. Y, algo en lo que insiste Mikel Campo, permitiría empezar a poner remedio a la desidia imperante en torno al mundo de la artesanía, «que está desapareciendo delante de nuestros ojos sin que nadie haga nada para remediarlo».

En su dimensión académica, a Urtzi Llanos el proyecto ya le dio un sobresaliente. Una vez superada esa fase, sigue absolutamente implicado en un proyecto que reconoce complicado de gestionar, pero que sigue viendo tan claro como cuando «Mikel me explicó la problemática del centro y me contagió la ilusión para sacar adelante una nueva escuela con unos conceptos en torno a la cultura y al arte que me parecen más que interesantes».

A Sasiola le puede dar la oportunidad de dejar de ser una ruina con destino incierto y recuperar, después de siglos de desidia, el papel central que tuvo en Gipuzkoa. A Deba y a toda la comarca les puede proporcionar un equipamiento que albergue actividades relacionadas con la formación, la investigación, la creación artística y la difusión cultural, que tiene también una dimensión económica y social que a nadie se le oculta, máxime en un entorno como el de Sasiola -muy cerca de la cueva de Praileaitz y de otros muchos yacimientos arqueológicos-, extraordinariamente rico desde el punto de vista histórico y prehistórico.

El proyecto que aúna todas esas funciones tiene dos componentes: la educacional y la cultural. La primera no sólo guarda relación con las actuales necesidades de un centro que imparte formación no reglada, sino con la posibilidad de que dé un paso más y se integre en el sistema educativo. En la actualidad, además de una amplia variedad de talleres y cursillos, el centro imparte las especialidades de talla de piedra y madera, cerámica, fundición artística de bronce -una oferta que nadie más tiene- y grabado.

Aunque lo haga «en pésimas condiciones» y « prácticamente por la militancia de los profesores», la escuela sigue funcionando. Pero no es suficiente, porque, según Mikel Campo, «para el siglo XXI necesitamos una escuela adaptada a las necesidades de los nuevos artesanos, que tienen que formarse en nuevos campos y estar mucho más preparados en cuestiones relacionadas con la gestión, el marketing o las nuevas tecnologías». Un centro adaptado a los tiempos y vinculado al Departamento de Educación que impartiera formación reglada cubriría también una severa carencia que tiene Gipuzkoa: la falta de centros públicos para que los alumnos de bachillerato artístico que lo desean puedan estudiar ciclos formativos. Esos nuevos perfiles de los que habla Campo se reflejan ya en los alumnos que se acercan a la escuela en los últimos años, cada vez más alejados de aquellos «que querían aprender a hacer kutxas para irse a vivir al monte». 

Los primeros pasos
Tanto como los nuevos artesanos preocupan a Campo los viejos , esos «que se nos están muriendo, y con ellos sus técnicas, sus conocimientos, los nombres de sus herramientas y sus productos». Documentar, conservar y divulgar esa riqueza, ese patrimonio, es vital para el director de la escuela, que destaca el hecho de que, a diferencia de lo que han hecho otras Comunidades Autónomas, Euskadi -«que se vanagloria de su cultura de la piedra, de su cultura del hierro...»- no tiene ningún centro de esas características. En Sasiola, Arteskola podría cubrir perfectamente ese cometido; un cometido que ahora también tienen que cubrir a menudo sin los medios para hacerlo, «porque como nosotros somos la referencia, nos llaman para hacer todo tipo de consultas».

En esa «simbiosis entre el aspecto formativo y el aspecto cultural y social» radica la singularidad del proyecto, así como la particularidad de este nuevo intento de dotar de un espacio adecuado a un centro que ha recibido propuestas para trasladarse a otras localidades, pero que nació en Deba y en Deba quiere seguir.

En los últimos años ha sido objeto de varios intentos de reubicación, algunos de ellos muy serios. Ninguno de ellos ha cuajado, y saben que éste, que en primera instancia ya ha sido presentado a los debarras «para que lo hagan suyo, porque tiene que ser algo compartido, una ilusión de todo el pueblo» no ha hecho más que dar los primeros pasos.

Saben que será complicado. Y que, «pese a tener todos los ingredientes para ser un proyecto fascinante», tal vez no prospere. Son realistas. Por eso han preparado «un proyecto austero, sobrio, sostenible y asequible que no está para nada en las barbaridades económicas a las que nos hemos acostumbrado, que ni nos podemos permitir ni son necesarias». Evidentemente, no están solos en esto. Ellos seguirán en el proyecto, pero será una comisión técnica la que vaya avanzando en la gestión de un proyecto que apenas ha empezado a dar sus primeros pasos y que quiere ir avanzando sobre seguro.
  • La cifra: 2.730
  • metros cuadrados tendrían las instalaciones, 1.930 dedicados a la zona didáctica, a la que se adscriben los espacios de uso más público como las salas de exposiciones y la biblioteca, y 800 a la zona de talleres. 
Aprovechar lo existente dando protagonismo a la antigua iglesia
Tratar de imaginar el resultado de fundir la foto de un edificio ruinoso, una maqueta y un dibujo es un ejercicio complicado, pero puede acercarse a lo que le gustaría conseguir a Urtzi Llanos. El arquitecto no entiende su propuesta como «la intervención definitiva sobre Sasiola», sino como la huella que dejará el siglo XXI en un entorno que ha ido cambiando y evolucionando constantemente. La base está en el conjunto que integran la iglesia -el único elemento consolidado y en relativo buen estado-, las antiguas dependencias conventuales, servicios como almacenes y cuadras y el claustro, que ocupan una superficie ligeramente superior a los 1.500 metros cuadrados. Esos elementos se completan con el caserío Sindika y el frontón donde jugaban al rebote monjes y novicios.

A la hora de intervenir en un espacio tan singular y sugerente, Llanos ha optado por leer los elementos previos en clave de evolución, integrando en ellos los nuevos. Aprovechando todo lo aprovechable, «porque entendemos que, al actuar en este conjunto, las antiguas trazas nos sirven de ejes directrices de lo que va a ser la intervención posterior». «La idea general -concreta- es que sea un edificio sencillo, de carácter horizontal, que dé el mayor protagonismo al principal volumen, la iglesia, tal como se ha hecho durante cinco siglos». Y, tal como se hizo cuando el conjunto vivía sus momentos de mayor esplendor a juzgar por los vestigios que han llegado hasta nuestros días, el resto de las instalaciones rodearán al templo, convertido en sala multifuncional y de exposiciones. El que no sigue el trazado original es el claustro, que se rompe para que pueda verse bien uno de los elementos más característicos de Sasiola: un solitario arbotante que sujeta mucha historia.

Fuente
Un proyecto artístico para un edificio histórico
La propuesta para instalar la Arteskola de Deba en Sasiola da sus primeros pasos. El viejo templo, recién arreglado, sería el elemento central de un complejo que aunaría funciones educativas, culturales y sociales
Nerea Azurmendi | El Diario Vasco, 2011-02-03

Documentación
Urtzi Llano obtiene sobresaliente por su proyecto fin de carrera sobre Sasiola 
ARKI+TEKA, 2011-01-05

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