La colina vacía : Jorge Oteiza-Roberto Puig : monumento a José Batlle y Ordóñez, 1956-1964 / Ana Arnáiz... [et al.]
[Bilbao] : EHUpress, 2008689 p. : il.
ISBN 9788498601145*
Materias:
Biblioteca 73 OTEIZA COL
Entre las experiencias conjuntas que han compartido los saberes de la Escultura y la Arquitectura en el siglo XX la elección del Monumento a José Batlle y Ordóñez de Jorge Oteiza y Roberto Puig como proyecto modélico responde a dos objetivos generales. El primero, plantear la convicción de que esta propuesta supone para el escultor Oteiza el punto central donde la búsqueda de su particular estatua, como recuperación del sentimiento de intimidad, adquiere sentido escultórico y función cultural en modernidad integrada con el espacio de la arquitectura. Mientras que, en el segundo la pretensión ha sido poner en valor este proyecto en el contexto internacional como un origen de una suerte de monumentalidad contemporánea, que hizo de la colaboración escultura-arquitectura una necesidad vital e intelectual. El hecho de que estos artistas partieran de los fundamentos que constituyen la identidad de sus respectivas disciplinas y los pusieran al servicio de la eficacia antropológica a favor del hombre, supuso la apertura de un «territorio sin nombre» que en su día estuvo ocupado por el monumento tradicional. Una manera de hacer que antepone a las apariencias de las producciones humanas los valores espaciales que han puesto en relación singular las cosas, un posicionamiento cultural netamente moderno.
Ana Arnaiz, Jabier Elorriaga, Xabier Laka, Jabier Moreno (2008)
Consideramos que la etapa del hombre como espectador frente a la obra de arte ha concluido. En la etapa actual, el hombre ha de participar activamente en la obra, caracterizada por su silencio espacial interno, receptivo, unitivo y reintegrador en la conciencia espiritual y política responsable con su tiempo. Consideramos secundaria la cuestión del embellecimiento en las ciudades, solución que se da cuando se trata de estos problemas de la integración del arte con la arquitectura en los coloquios frecuentes de arquitectos con artistas. El replanteamiento de la raíz metafísica del arte, nos ha conducido a la reconsideración de la angustia de salvación como objeto a tratar por el artista en la medida del hombre actual y en términos rigurosamente espaciales. Nos oponemos al arte actual de expresión, llamativo y formalista, con un arte receptivo y de servicio espiritual. En contra de un arte en que el artista —por ocupación formal— repite lo que tiene, un arte —por desocupación espacial— en que el hombre se plantea y busca lo que le falta. Una gran construcción espiritual, vacía, activa, horizontal. Consistencia monumental, en que el hombre se obliga a participar. Una atmósfera espacial abierta, receptiva, que se satisface y cumple con la integración final del hombre y la comunidad.
J. Oteiza - R. Puig (1959)
No hay comentarios:
Publicar un comentario