Fotografía: Emiliano López Monica Rivera Arquitectos
El Hotel Aire, premio de arquitectura jovenRaúl del Valle | El Cultural, 2009-04-17
Un arquitecto es, ante todo, y sobre todo, creador de espacios. Desde antes de Grecia a la actualidad. Es importante insistir de nuevo en este aspecto, pues no todo el mundo lo sabe, y suele reducirse la arquitectura a variables a veces funcionales, a veces estéticas, y a veces incluso asociadas al mal gusto, con todo lo que ello implica.
Refiriéndose a los estudiantes de carrera, Sáenz de Oíza decía que arquitecto se es cuando se sabe distinguir entre lo que es y lo que no es arquitectura, y reiteradamente citaba un pasaje de la Declaración Poética de García Lorca para definirla: “Si es verdad que soy poeta por la gracia de Dios, o del demonio, también lo es que lo soy por la gracia de la técnica y el esfuerzo, y de darme cuenta en absoluto de lo que es un poema”.
Monica Rivera (Puerto Rico, 1972) y Emiliano López (Argentina, 1971) tienen su estudio profesional en Barcelona y saben muy bien lo que es un poema. Estos jóvenes arquitectos -también profesores en diversas universidades españolas- obtuvieron en 2008 el Premio FAD de arquitectura por unas viviendas para jóvenes en Barcelona y recientemente acaban de recibir el Premio de Arquitectura Joven de la X Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo 2009 por el hotel Aire de Bardenas, en Tudela (Navarra).
Como dice el arquitecto Javier Gómez Mateo, “nos encontramos en este hotel con uno de esos extraños casos en la arquitectura actual en que el diseño arquitectónico no se impone al entorno en que se sitúa; sino que, mediante el empleo de recursos espaciales puramente disciplinares, establece un conjunto de complejas relaciones entre los espacios que conforma y el paisaje circundante”.
El hotel es toda una lección de arquitectura. De buena arquitectura. Los dados se tiran sobre el tablero y el juego comienza: las relaciones entre las piezas, las distancias y giros estudiados y medidos; la sorpresa en la mirada que la arquitectura va desvelando, la sucesión de los recintos, las vistas enmarcadas. Todo en su lugar. Encontramos lecciones aprendidas de la Alhambra y la Acrópolis, de Utzon y Le Corbusier. De materiales y de construcción, sencilla e ingeniosa, sin alardes de nada, con suma elegancia y sobre todo, honestidad.
Desde la llegada protegida del viento por un apilamiento de simples palés que crean una primera celosía de protección, los espacios se van descubriendo con calma, velando y desvelando un recorrido que culmina en la ventana de la habitación, la gran apuesta del proyecto.
Al interior, la ventana secreta se transforma, dejando de ser ventana que enmarca el paisaje del parque natural, para ser vaciado del muro, creando espacio en él y habitándolo, trascendiendo la simple excavación de la materia que se produce en la escultura, al convertirlo en una estancia más para el hombre. Al exterior, el paisaje se redescubre gracias a los reflejos, los muros blancos se llenan de tierra y cielo y el hueco desaparece. Sólo al caminar, al variar la posición del observador frente al vidrio, podremos de nuevo descubrir la ventana secreta por la que Alicia vuelve y vuelve al espacio maravilloso que nos regala la Arquitectura.
Fuente | El Cultural
Enlaces
Institución | Hotel Aire de Bardenas
Arquitectura | López-Rivera Arquitectos
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