2010/04/27

pause | Más de mil compostelanos reclaman un cartel explicativo junto a "Las Marías"


Más de mil compostelanos reclaman un cartel explicativo junto a la escultura de Las Marías
Tamara Montero | La Voz de Galicia, 2010-04-27


Cada día, son muchos los turistas que en su visita obligada por la Alameda compostelana se paran frente a una estatua que representa a dos mujeres mayores cuyos coloristas vestidos llaman la atención. La foto, como no, es obligada. Sin embargo, se alejan de las Marías, -las dos en punto, como las conocen todavía centenares de compostelanos- sin saber quiénes fueron realmente.

Ahora, un grupo creado en la red social por antonomasia, Facebook, clama por la recuperación de la memoria de Maruxa y Coralia y por la colocación de una placa frente a su escultura que explique lo que le ocurrió a las dos hermanas. El grupo cuenta, a día de hoy, con 1.160 personas adheridas.

Y es que a pesar de ser personajes entrañables de la historia de la capital de Galicia, su vida poco tuvo que ver con el recuerdo afable que aún sobrevive en la cabeza de muchos vecinos. Parte de la familia Fandiño Ricart, compuesta por once hermanos, la suya es una historia de las tantas que dejó la represión franquista. Tres de sus hermanos militaban, durante la Segunda República, en la anarcosindicalista Confederación Nacional de Trabajadores (CNT). Cuando la Guerra Civil estalló, el fascismo se cernió sobre toda la familia. Dos de sus hermanos fueron encarcelados. Antonio Fandiño, que llegó atener responsabilidades dentro de la CNT, fue liberado a inicio de la década de los 50, pero falleció a causa de las palizas que le propinaron en presión. Su hermano Manuel, pintor de profesión, se escondió al inicio de la guerra y reapareció en 1945 militando en la clandestinidad. Además, el tercer hermano Alfonso, huyó poco días después del golpe en un barco que salió de Muros. Tiempo después, apareció de nuevo en A Coruña, militando en la clandestinidad.

Maruxa y Coralia sufrieron una gran presión de los fascistas para que revelasen dónde se escondían sus hermanos. Fueron torturadas por la policía e incluso se habla de que una de las dos fue violada en el Pedroso. Consecuencia de quedar marcadas como «rojas», se quedaron apenas sin trabajo. Se mantenían gracias a su labor como costureras, pero los clientes dejaron de hacer encargos. Algunas familias comenzaron a dejarles productos de alimentación pagados en los supermercados e incluso recaudaron dinero para arreglarles el tejado.

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