2010/08/14

hemeroteka | Nostalgia de los cincuenta

Imagen: El País | Eternit-Haus, una de las obras emblemáticas de los años cincuenta del arquitecto Paul Baumgarten, en la Altonaer Strasse, número 1, de Berlín. El edificio de apartamentos de Óscar Niemeyer en la calle berlinesa de Altonaer, 4-14, en el área de Tiergarten.
Nostalgia de los cincuenta
Una ruta por la arquitectura berlinesa, de Paul Baumgarten a Oscar Niemeyer
Enrique Encabo Seguí | Inmaculada E. Maluenda | Arquitectos | El País, El Viajero, 2010-08-014

Berlín tiene la fortuna de contar con una legión de arquitectos que dejaron aquí sus mejores trabajos. Podríamos hablar -no hay espacio, sería infinito el paseo- de Hans Scharoun, de Egon Eiermann, de Hermann Henselmann, del último Mies van der Rohe... Pero hablaremos de Paul Baumgarten como representante de una generación que era ya madura en la Segunda Guerra Mundial y que tuvo que vivir y progresar en el Berlín de posguerra. Visitar la obra que queda en pie de Baumgarten (el Reichstag no tuvo esa fortuna) permite recorrer de una manera peculiar una urbe muy extensa, quizá demasiado para un viajero ocasional. Tómenlo entonces como si visitasen un par de pequeñas ciudades en el land germano.
 
01 En el Tiergarten hacia Hansa Viertel
Un buen inicio sería situarnos en la Grosser Stern, junto a la Victoria dorada. Desde allí debemos dirigirnos por Altonaer Strasse hacia Hansa, el barrio en el que David Bowie grabó su trilogía berlinesa a finales de los setenta. En este tramo nos encontramos con el Hansa Viertel, un conjunto residencial edificado en los cincuenta que, lejos de resultar un incordio para el pulmón verde de la ciudad, reúne algunas obras encantadoras. Entre ellas, la primera en nuestro recorrido sería un pequeño conjunto de viviendas en hilera en un volumen único y exento, rematado por unos transparentes y rítmicos prismas trapezoidales: es el primer encuentro con Baumgarten. Abierto a la vía pública, podemos rodearlo por completo e imaginar (con justificada envidia) cómo serán esos dúplex que se asoman a las copas del Tiergarten. Pasear por el Hansa Viertel merece la pena: entre otras, incluye unas viviendas de Walter Gropius, unas casitas muy discretas de Arne Jacobsen, un edificio de Alvar Aalto junto a la parada de metro de Hansaplatz (no es una de sus mejores obras, todo hay que decirlo) y, al otro lado de la calle, un bloque de Oscar Niemeyer (identificable por la planta triangular de su núcleo de escaleras), así como una torre residencial de Bakema. Una intervención modélica de arquitectura moderna en un lugar muy sensible de la ciudad.
 
02 Paseo por la Strasse 17 Juni
Vuelta a la Victoria para recorrer el eje este-oeste que une Charlottenburg con Prenzlauer casi sin quiebros. Seguiremos la Strasse 17 Juni hasta la Ernst Reuter Platz. Y allí, tomando la Hardenbergstrasse hacia el Zoo, encontramos la Konzertsaal Hochschule für Musik, la sala de música que Baumgarten realizó en 1954. Una descripción estricta de las bondades de este proyecto no resulta seductora: un foyer acristalado dando a la vía pública, una marquesina metálica para proteger la entrada, un alzado de carácter neutro hacia las vías laterales... Es, sin embargo, una muestra de por qué la materialización de la arquitectura es determinante. Todo el proyecto respira una condición educada, desde el retranqueo de la caja del auditorio (para evitar un exceso de presencia hacia la vía pública) hasta el alzado lateral a Fassanenstrasse, en el que la proporción de los huecos varía con el fin de alterar la perspectiva de la calle.

El frente acristalado está construido con enorme precisión y la marquesina cubre la entrada con sutileza de artesano, separando su estructura del edificio mediante una franja de vidrio. Probablemente Hermann Henselmann, con su centro de congresos -que tanto debe a este edificio- una década más tarde en la Alexanderplatz, también amase esta arquitectura. Otro buen compañero de viaje de Baumgarten podría ser Egon Eiermann, quien realizó muy cerca de su auditorio, en la confluencia de Budapester Strasse con la Kurfüsterdamm, uno de sus mejores trabajos: la Kaiser-Wilhelm Gedächtniskirche. No conviene quedarse en el contraste entre la ruina y el prisma reticulado que la acompaña. Lo importante del edificio es, en realidad, el muro de luz azul que conforman los bloques de vidrio de su fachada, creando al interior un espacio de mística sensorial.

Para el tercer Baumgarten, recuperemos el eje de la Strasse 17 Juni (luego Bismarckstrasse y luego Kaiserdamm) hasta el Lietzenseepark, a la sombra de la un tanto desangelada Funkturm berlinesa. A orillas del serpenteante lago, con acceso desde Herbarthstrasse, 5, encontramos una pequeña iglesia protestante de 1959. El aparente mutismo del edificio hacia la calle desaparece en cuanto cruzamos sus puertas. Abierto hacia el Lietzensee, el espacio ceremonial queda cubierto por una geometría facetada en planos triangulares -de madera en el techo y de vidrio en los laterales-, que parece apoyar solo en los dos extremos del altar. Los asientos de los fieles ofrecen vistas a la belleza feraz de la vegetación circundante del lago, que rompe, de alguna forma, con la austeridad que uno esperaría de un templo protestante.

La arquitectura de Baumgarten, como Berlín mismo, tuvo que aglutinar su pasado, convivir con él y proponer con posibilismo. Por eso quizá no hubiera encontrado su lugar en los nuevos festivales urbanos, practicantes de una nostalgia tan opuesta a la atemporalidad de su obra.

Fuente | El País

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