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El simposio de la Cátedra Oteiza pone énfasis en la necesidad de potenciar la educación, la memoria colectiva y la experiencia de intimidad.
Paula Echeverría | Noticias de Navarra, 2011-04-14
Los museos no escapan a la crisis. Su propio concepto, su término incluso, podría decirse que atraviesa una situación crítica, desde que la lógica evolución social y económica tiene su reflejo en el arte y obliga a replantear cuestiones para poder seguir avanzando. Eso sí, sin apartarnos del horizonte imprescindible al que no hay que dejar de mirar: la cultura, entendida en su más amplio sentido.
La realidad nos dice que cada museo es y debe ser, por qué no, un mundo. Precisamente esa diversidad, que es una riqueza, se ha puesto de manifiesto estos días en el simposio internacional que, organizado por la Cátedra Oteiza de la UPNA, acaba de celebrarse en Pamplona. El Museo de Navarra ha sido sede del encuentro, que se clausuró ayer y en el que se han dado cita cinco expertos y medio centenar de asistentes. Juntos, han llevado a cabo una reflexión coral sobre la situación actual de los museos, sus necesidades y retos. Aunque ya desde su título -Qué hacer con los museos- el simposio se ha planteado más con la intención de abrir preguntas que de proporcionar respuestas cerradas, sí ha habido varias ideas en las que se ha puesto especial énfasis: el fomento de la parte educativa e intelectual en los museos, su vinculación con la memoria colectiva y con su entorno más próximo, o la recuperación de la experiencia de intimidad. Sin olvidar la parte económica, donde se aboga por idear nuevos modelos de financiación sin caer en un riesgo latente: que los museos terminen siendo meros parques temáticos.
Redefinir el concepto: Planificación y pedagogía
Ignacio Echevarría (Barcelona, 1960) tiene claro qué les pediría a los museos hoy: "Cierta planificación sobre sus propios fines", dice este editor y crítico cultural, licenciado en Filología, que ha dirigido en la capital navarra el simposio "Qué hacer con los museos". Esta pregunta que plantea el encuentro, dice Echevarría, "es la que se hacen muchos usuarios de museos hoy, ante los cambios que están experimentando las instituciones artísticas y las relaciones entre ciudadanos y artistas". El sentido y la función de las pinacotecas se ve afectado por esos cambios. "Surgen muchas preguntas: ¿cómo deben presentar hoy los museos sus colecciones?, ¿deben ser éstas flexibles?", se plantea, para hacer seguidamente una reflexión: "Habría que proponer un canon y hacer pedagogía de ese canon".
Tal y como lo ve el catedrático de Literatura Jordi Llovet (Barcelona, 1947), lo único que puede dar hoy sentido a la presentación de las obras de arte es la memoria -Mnemosyne, especifica él, que es la personificación de la memoria-: "Sólo gracias a la incardinación de una obra de arte con sus equivalentes en los diferentes campos artísticos y con los contextos civilizatorios en los que nació, puede alcanzar utilidad y sentido la existencia de un museo", defiende. Siguiendo esta tesis, Llovet, quien dirige el área de Literatura del Institut d'Humanitas de Barcelona, entiende el museo "como acumulación de memoria. Es bonito que sitúe al visitante en un lugar de la historia del que él es el último elemento". En opinión de este experto, "cada vez estamos más necesitados de referencias históricas. Llegará un momento en que los niños no conocerán el mito de la crucifixión de Cristo y, al estar frente a una imagen del descendimiento de la cruz, se quedarán sin entender prácticamente nada". Por ello, Llovet aboga por hacer hincapié en la cuestión educativa. "Está muy bien ver un cuadro y emocionarse, pero falta cierta preparación intelectual, histórica. La educación está fallando en general en España, y además hoy todo es muy inmediato; parece que lo que exige más tiempo y más valoración no interesa, no se cuida".
Que si los museos son monumentos a la imposición de ideologías, medios de propaganda... Críticas como éstas se han dejado sentir en los últimos años, llegando a plantear incluso la conveniencia del fin de la era museística. Pero a ese final incluso se resisten los más críticos con la idea tradicional de museo, que optan por reinventar ese concepto y reivindicar legados críticos, alternativos, que llevan consigo también una reinvención de la idea de la práctica política. En América Latina hay varias experiencias de este tipo, tres de las cuales Ana Longoni (Buenos Aires, 1967) ha puesto sobre la mesa en el simposio de la Cátedra Oteiza. "Son iniciativas muy poco o nada convencionales. Impulsos marginales pero de una vitalidad arrollladora, que dan la vuelta al concepto tradicional de museo cargándolo de sentidos nuevos", cuenta Longoni, quien asegura que "la invención de otras formas de musealidad puede incitar a potentes ejercicios de ciudadanía".
Recuperar la intimidad: Propiciar un diálogo
Con los avances tecnológicos e informáticos, el museo como archivo de consulta ya no tiene mucho sentido; y en el terreno de la exhibición, incluso Internet ofrece visitas virtuales a conocidas pinacotecas para contemplar con todo detalle las obras más célebres de sus colecciones. ¿Qué puede ofrecer de diferente y de irrepetible hoy un museo? ¿De qué ventaja puede beneficiarse para hacer que su experiencia sea única, o lo más especial posible? Según László Földényi (Hungría, 1952), de la intimidad. Un valor que este escritor especializado en Estética y Teoría del Arte propone recuperar: "Una de las tareas importantes de los museos consiste en crear la posibilidad de intimidad, tan difícil de lograr en un mundo cada vez más acelerado y abigarrado". Y esa labor se antoja lejana. "Hoy, la mayoría de los museos aspiran sobre todo a aumentar el número de visitas. Pero esto actúa en contra de la intimidad tan necesaria para la contemplación de las obras de arte. Si en 1909 Marinetti proponía derribar los museos, en la actualidad, cien años más tarde, lo que nos corresponde es más bien salvarlos de la industria del ocio".
Entre las posibilidades que Földényi encuentra para recuperar esa intimidad, se cuenta "el diálogo con el espacio dispuesto por el museo. Es importante encontrar la manera de dirigirse al público y crear condiciones adecuadas para la recepción de las obras de arte", dice. Y señala la importancia del trabajo del conservador, en la reordenación de las exposiciones permanentes y en la organización de muestras temporales. "Los museos son el lugar del diálogo con las obras de arte, y eso constituye una enorme responsabilidad. Propiciarán ese diálogo en la medida en que consigan para las piezas de arte expuestas una acogida conveniente. Este es su gran reto", dice.
La nueva economía: Innovar o resignarse
La cultura no ha llegado a valorarse como actividad generadora de economía. Lejos de ello, o por ello, en esta época de recortes presupuestarios sufre especialmente. Sin embargo, el hecho de generar mercado y beneficio lleva implícito un riesgo: terminar programando la actividad artística en función del contingente turístico que se desee atraer. "Hoy en día, para rentabilizarse y lograr ingresos, muchas veces se opta por una política de macroexposiciones masivas, sacrificando el valor del museo. El Pompidou, la Tate Modern, El Prado, parecen competir por ver quién consigue las colas de visitantes más largas... Eso cataliza un tipo de público oportunista y muy manipulado por las campañas publicitarias de los medios de comunicación, y desvirtúa en buena medida la relación de los espectadores con los museos", opina Ignacio Echevarría.
Según Bartomeu Marí (Ibiza, 1966), director del MACBA, "la reflexión principal es que el modelo de financiación que ha predominado hasta ahora ya no es sostenible. O creamos nuevos modelos o deberemos resignarnos a convertirnos en simples atracciones turísticas, en parques temáticos especializados". Marí aboga por modelos de financiación plurales, que pasan por un mayor entendimiento entre los sectores público y privado. "De momento, los resultados de este entendimiento se han limitado al ocasional patrocinio de actividades y a pocos casos aislados de mecenazgo". Un panorama "claramente insuficiente", dice. "Sólo con nuevos instrumentos legales, incentivos o ventajas fiscales para la inversión en la cultura podremos garantizar un servicio tan importante como es el adecuado acceso a la creatividad artística. Y este ya es un problema político".
Fuente
¿Qué hacer con los museos hoy?
El simposio de la Cátedra Oteiza pone énfasis en la necesidad de potenciar la educación, la memoria colectiva y la experiencia de intimidad.
Paula Echeverría | Noticias de Navarra, 2011-04-14
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