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Este galardón valora que este lugar de trabajo aúna el diseño y el respeto al entorno.
Amaury Guillem | Deia, 2011-04-01
Respeto al medio ambiente, simplicidad, funcionalidad y reflejo de una forma de vivir. Esos son los cuatro elementos que debía reflejar la ampliación de la sede de la empresa de deportes al aire libre Quiksilver situada en el polígono Jalday de Donibane Lohizune.
El jurado de los premios AMO, que reconocen la arquitectura y dirección de la obra, han valorado las características de la construcción diseñada por el arquitecto Patrick Arotcharen dentro de la categoría "Lugar de trabajo, arquitectura y medio ambiente".
De esta forma, la nueva planta proyectada se une al edificio ya existente al pie de la autopista A-63, levantado hace diez años y también diseñado por el mismo arquitecto que ahora ha recibido el reconocimiento.
La madera y unos amplios ventanales permiten conseguir un estilo propio, muy próximo a otros proyectos del arquitecto de Donibane Garazi como la sede del centro tecnológico Nobatek-Tecnalia, en Angelu, y, cuando se inaugure, el edificio que acogerá la Cámara de Oficios de los Pirineos Atlánticos en Baiona.
Minimalismo
La ampliación de Quiksilver está unido al edificio madre y se caracteriza también por tener un aire minimalista, distribuido por la colina situada sobre el parque empresarial de Jalday. Madera, cristal y pasarelas se combinan para unirse al pabellón de la marca Roxy, el de marketing y también a la zona de diseño de la multinacional.
Como así lo quisieron los responsables de la empresa labortana, el edificio de Quiksilver se mezcla con la naturaleza de manera etérea y elegante a lo largo de siete hectáreas, que se unen a las cuatro ya existentes anteriormente.
Los trabajos de ampliación del edificio también prevén convertir la zona en un "campus" de formación de jóvenes, que contará con un hotel, talleres para probar materiales y una piscina con olas artificiales. Estos proyectos dependen de la salud financiera del grupo, lastrado por la reventa de Rossignol y por la caída del consumo a partir de 2008.
Empleados
Por el momento, la prestigiosa firma deportiva ha logrado enjugar su deuda, mientras que su facturación ascendió el pasado año a 540 millones de euros en Europa y una cuenta de resultados en torno a los 70 millones de euros. En cuanto las ventas dentro del sector de los deportes de deslizamiento remonten las tres marcas de referencia (Quiksilver, Roxy y DC) necesitarán más espacio. Por ello, no es descartable que en un futuro sea necesaria una nueva ampliación de este edificio diseñado por el arquitecto Patrick Arotcharen. La zona de trabajo de esta multinacional especializada en deportes al aire libre aglutina a 500 empleados de una docena de nacionalidades diferentes, con una media de edad de 30 años.
Fuente
El nuevo edificio de la empresa Quiksilver en Donibane Lohizune recibe un prestigioso premio de arquitectura
Este galardón valora que este lugar de trabajo aúna el diseño y el respeto al entorno.
Amaury Guillem | Deia, 2011-04-01
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