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El libro de la semana | Vasili Aksiónov. Las cumbres de Moscú
Vasili Aksiónov analiza en Las cumbres de Moscú -novela con múltiples planos de lectura- las perturbaciones del discurso político y del lenguaje de los ciudadanos
Víctor Andresco | El País, 2011-07-30
En 1945, con veinte millones de muertos a la espalda y el mundo fracturado en bloques, la URSS necesitaba construir un faro nítido para el movimiento comunista internacional; se proyectó para ello un gran Palacio de los Sóviets y, a su alrededor, siete espectaculares torres. Cada vysotka sería diferente pero el conjunto -moles de ladrillo más anchas que altas, con caprichosas geometrías de aire retro y unas treinta plantas de altos techos- unificaría estilos arquitectónicos y mensajes políticos. La física y otras leyes vendidas al imperialismo impidieron a los arquitectos del PCUS levantar una silueta de Lenin de suficiente tamaño para que en su índice derecho cupiese el despacho del batono Iósif Stalin, pero sus siete atributos quedaron esparcidos en lugares estratégicos de la ciudad. Sesenta años después, Moscú es tan conocida por la Plaza Roja como por esta corona de espinas que alberga misterios y ministerios, el hotel Ukraína, la Universidad Lomonósov y algunos centenares de viviendas donde aún vegeta una heterogénea élite fruto del primer socialismo, superviviente de la Revolución, la guerra civil rusa y las dos guerras mundiales. La vysotka elegida como escenario para las peripecias de Kiril Smelchakov -crisol de las esencias revolucionarias, autor de los versos preferidos de Stalin y ejemplar combatiente-, Glika Novotkannaya -la novia canónica del socialismo, hija de una perfecta pareja soviética y heroína del deporte universitario- y sus coetáneos da una precisa idea de lo que fue el neogótico soviético desde el punto de vista constructivo pero también como laboratorio de la nueva sociedad sin clases. Uno de los mayores atractivos de este libro es que simultanea la descripción del urbanismo estaliniano (incluida la reordenación castrense de la capital) con la intimidad de individuos perfectamente reconocibles en los ídolos de la época (actores, tractoristas, cosmonautas).
El talento de Aksiónov, sin duda uno de los más importantes narradores del XX ruso, queda de manifiesto en la lucidez con que analiza las perturbaciones del discurso político y del lenguaje de los ciudadanos. No hace falta saber ruso -ya se encarga Luisa Borovsky de traducir los muchos matices de esta imprescindible novela- para imaginar la potencia de los subtextos y dobles sentidos en los diálogos entre los moscovitas del medio siglo. No por casualidad los más audaces lingüistas tuvieron, en la gestación de la Unión Soviética, uno de sus más fértiles campos de trabajo; la torre que utiliza Aksiónov, como La casa del malecón de Trífonov o la calle Arbat de Rybakov, sitúa al lector en un mirador privilegiado desde el que se ve Siberia, se añora París y se sueña con unas playas yugoslavas que la obscena praxis de los dirigentes se encargó de difuminar. Con toda probabilidad el humor -en su versión más libre y desprejuiciada- era el único filtro capaz de explicar lo inexplicable: el fracaso de la alianza paneslava que Tito le propuso a Stalin y que aquí queda al desnudo, para solaz del lector y para las antologías del despropósito estratégico a escala planetaria.
De los muchos niveles de lectura de Las cumbres de Moscú vale la pena destacar los que indagan en la cultura lúdica de los juegos de palabras -particularmente relevante en un estado que enterró el zarismo a golpe de acrónimo y acabó suicidándose en un fango de añoranza por la sintaxis decimonónica- y los que se adentran en la semántica de la disidencia. Cuando, después de años de exilio en Washington y en Biarritz, Aksiónov regresó a Moscú en 1995, constató que las biografías con las que había ido construyendo este poderoso rascacielos novelístico tal vez se habían despojado del patronímico pero habían convertido las cumbres de Stalin en protagonistas indiscutibles de la gran comedia urbana y humana.
Las cumbres de Moscú
Vasili Aksiónov
Traducción de Luisa Borovsky
La otra orilla. Barcelona, 2011
350 páginas. 23 euros
Fuente
Arquitecturas de la utopía
El libro de la semana | Vasili Aksiónov. Las cumbres de Moscú
Vasili Aksiónov analiza en Las cumbres de Moscú -novela con múltiples planos de lectura- las perturbaciones del discurso político y del lenguaje de los ciudadanos
Víctor Andresco | El País, 2011-07-30
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