La polémica persigue a las canchas Las pistas deportivas que construye la UPV provocaron unos corrimientos de tierras que han generado tensión entre los vecinos, la ikastola Ekintza y el colegio mayor Olarain
Aingeru Munguía | El Diario Vasco, 2009-06-28
Las canchas deportivas tienen gafe. No hay recinto que se vaya a construir en la ciudad que no escape a la polémica, sea en Ferrerías, en Felipe IV o, como en este caso, en el campus universitario. La UPV realiza un ambicioso proyecto de canchas deportivas al aire libre, que ha provocado unos inquietantes movimientos de tierras bajo las viviendas de Pakea y la ikastola Ekintza. La mitad de las obras están paralizadas desde hace meses a la espera de un informe que solucione la inestabilidad de este talud. Los vecinos, el centro escolar y el colegio mayor Olarain quieren respuestas, pero la UPV opta por el silencio.
El proyecto se realiza en una franja de terreno que discurre perpendicular a la avenida de Tolosa, entre el Vicerrectorado y las facultades de Empresariales y Arquitectura. Las instalaciones se acometen a uno y otro lado del edificio de la Casa del Agua que en la actualidad es una sede de la Guardia Municipal. El Ayuntamiento cedió el uso de estos terrenos a la UPV y concedió en noviembre de 2007 licencia para llevar a cabo las obras. El caso es que hasta el 31 de octubre del año pasado no comenzaron los trabajos. En la zona más próxima al colegio mayor Olarain, está en construcción una pista polideportiva, que incluirá una cancha de futbito y dos de minibasket, una pista de tenis y cuatro pistas de pádel cubiertas, además de un pequeño graderío, y unos vestuarios. En la zona sur, la más próxima a la curva de la avenida de Tolosa, se ultima una pista de baloncesto, cuyo acceso estará abierto al público en general. En una segunda fase estaba previsto que la plataforma deportiva se ampliase hasta la misma Casa del Agua con dos pistas de pádel más y otra de futbito.
Las obras de la cancha de baloncesto están en su fase final, mientras permanece paralizada la obra en la otra parcela. Los trabajos provocaron un corrimiento de tierras el pasado 16 de febrero que hicieron saltar las alarmas. Las grietas aparecieron en una franja de terreno que hay entre las obras y la base de las casas de la calle Tontorgoxo. El 24 de febrero el Ayuntamiento ordenó paralizar los trabajos salvo las tareas necesarias para evitar ulteriores movimientos de tierras. Tras requerirse a los arquitectos los pertinentes informes, las máquinas volvieron a actuar un mes después, lo que encendió nuevamente las protestas. A los vecinos, se sumaron las voces de los responsables de la ikastola -ubicada sobre el colegio mayor- por unas grietas en la acera que da acceso al centro escolar, y las del colegio mayor Olarain.
Ingrid Arrázola, presidenta de la comunidad de vecinos de Tontorgoxo, se muestra indignada por las circunstancias que han rodeado las obras: «Hace unos años hubo un primer desprendimiento por las obras de un colector; cuando hicieron el parking para la Guardia Municipal aparecieron nuevas grietas en nuestras casas; y antes de empezar las obras advertimos a la UPV de lo que podía pasar. Comenzaron las obras y en diciembre aparecieron las primeras grietas. Hasta que no pusimos una denuncia no se pararon los trabajos». Los vecinos están molestos por la falta de información. «Hace dos meses nos dijeron que en 3 semanas nos darían los resultados, pero ya ni nos contestan a las llamadas...». Además de la estabilidad del talud, les preocupa el incremento de usuarios y de coches que habrá en la zona cuando estén operativas las canchas. El director de Olarain, Paco Marín, propone que, ya que las nuevas canchas han entrado como un elefante en una cacharrería hasta los lindes del colegio mayor, quebrando la tranquilidad de la zona, se permita que las instalaciones, aunque la UPV tenga un uso preferencial, puedan ser utilizadas por el conjunto de la ciudadanía.
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Fuente | El Diario Vasco
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