2010/07/08

hemeroteka | La Capilla Sixtina del hombre, en Burgos

Imagen: El Diario Vasco

 Imagen: 20 Minutos
La Capilla Sixtina del hombre
Antonio Corbillón | El Diario Montañés, 2010-07-08


Enfrente de la catedral de Burgos está a punto de abrir sus puertas la catedral del hombre. El Museo de la Evolución Humana plasmará, a partir del día 13 de julio, treinta años de hallazgos en la sierra de Atapuerca, capilla sixtina de la historia de la humanidad. Todo estaba allí, desde hace 1,3 millones de años, deseando que alguien abriera el 'libro' que nos explicara, ahora que parece que no sabemos a dónde vamos, al menos de dónde venimos.

Se sabía de la existencia de restos arqueológicos en esa 'cicatriz' en la superficie terrestre desde hace siglo y medio. Como toda marca, podía decir mucho del pasado. Tres décadas después de excavaciones, todo tiene sentido. La mitad de ese tiempo fue de trabajo callado, de temporada tras temporada vaciando montañas de tierra con pinceles. Nadie sabía entonces que se estaba escribiendo un 'best seller'.

La aparición del cráneo completo de Miguelón (icono ya de la arqueología mundial como Miguel Induráin, su inspirador, lo era del deporte), en 1992, en la Sima de los Huesos fue el antes y el después. «Detrás han venido más de mil conferencias, presentaciones en las capitales del mundo científico, tres millones de visitantes a la sierra y un mínimo de cuatro o cinco artículos cada año en las revistas científicas más prestigiosas», resume Eudald Carbonell, uno de los tres codirectores de las excavaciones de Atapuerca.

Miguelón, un homo heidelbergensis de hace medio millón de años, sigue siendo la joya de una pléyade de hallazgos que, uno por uno, ya son 'capítulos' básicos de esta historia. La gente acudirá a verlo al Museo de la Evolución Humana como entra en el Louvre y va directamente al lugar donde espera 'La Gioconda'. Pero no estará solo.

Le acompañarán cerca de 200 fósiles originales, algunos ya tan mitificados en el mundo científico como la pelvis Elvis o el bifaz Excalibur. «Ese es uno de los grandes atractivos de nuestra oferta, ofrecer originales, no reproducciones», explica Javier Vicente, director del museo, mientras vigila con todos los ojos que puede los últimos retoques previos a la puesta de largo.

Aunque se ha hecho esperar, Atapuerca y todo lo que significa han tenido suerte. Es curioso que un 'libro' con las claves de, al menos, 1,3 millones de años de la historia humana haya salvado su puesta de largo por los pelos. Se ha librado de la actual 'glaciación económica'. «Hay que gestionar un museo concebido en las 'vacas gordas' para los tiempos de las 'vacas flacas'», continúa Vicente. Un museo de la evolución humana en plena involución económica.

Cuando la Unesco situó los yacimientos en la lista del Patrimonio Mundial (2000) arrancó toda una suma de esfuerzos entre administraciones con cifras impensables hoy día. Nadie costearía ahora un complejo de edificios (al museo se añaden el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana -CENIEH- y un palacio de congresos) que ha superado los 200 millones de euros de inversión.

El proyecto del arquitecto Juan Navarro Baldeweg se impuso a grandes nombres internacionales como Isozaki o Jean Nouvel. El diseñador cántabro ha creado un enorme cubo de metal y cristal, etéreo y diáfano, donde el pasado que se expone dentro mira cara a cara al presente de una ciudad orgullosa de lo que se espera de ella. El río Arlanzón, cuyas aguas arañaron las rocas de la sierra de Atapuerca, pasa delante de la puerta. Desde cualquier punto del museo, asoman tras sus cristaleras las crestas de esos montes depositarios de tanto pasado.

«Todo está integrado, nada es casual. Cuando entras en el complejo parece que estás saliendo al horizonte. Es verdad que este proyecto, si se planteara ahora, no se haría -advierte José María Bermúdez de Castro, otros de los codirectores-. En todo caso ya es una realidad y Burgos está en camino de ser referencia y destino de la arqueología mundial».

Con sus cuatro plantas, el Museo de la Evolución Humana ocupa una superficie de 12.000 metros cuadrados. Cuatro enormes prismas cubiertos con mantos vegetales que representan la flora y fauna de la zona en sus diferentes etapas reciben al visitante. Pero, de esos cuatro niveles de oferta científica, todos los pasos se dirigirán con toda seguridad al sótano primero. Tratando de semejar el carácter subterráneo de las cuevas de origen, allí se recrean los cuatro nombres que resumen los capítulos de la gran novela del tiempo que es Atapuerca: Sima del Elefante, Galería, Gran Dolina (todo ellos en la llamada Trinchera del Ferrocarril) y la Sima de los Huesos. En este subsuelo se mostrará lo mejor.

«No es para niños»
La recreación de los yacimientos, de esas 12 cuevas que se han excavado hasta ahora, y el diverso material multimedia que lo complementa pretenden dar una clase práctica de arqueología. Es como una preparación antes de enfrentarse a las vitrinas con los fósiles que han llevado a este complejo kárstico a la cima mundial. Allí estarán Miguelón, los otros 28 cráneos del Homo Heidelbergensis, el hacha Excalibur, la pelvis Elvis, la mandíbula Panthera Leo o la mandíbula Letizia del Homo Antecessor, entre otras muchas. En total, algo más de dos centenares.

«Este no es un museo de toquetear, no es para niños», reconoce su director de Comunicación, Antonio Mencía. Quizá porque en su concepción han tenido una gran responsabilidad algunos pesos pesados de la comunidad científica mundial, encabezados por los tres codirectores del yacimiento burgalés, tres declarados 'cerebristas'. «Siempre he pensado que el tamaño del cerebro lo es todo», sentencia Juan Luis Arsuaga, al que resulta difícil sacar siquiera un rato de su Sima de los Huesos.

Los gestores del museo recomiendan a los visitantes que puedan que no se den un atracón de un sólo día. Todo está pensado para observar primero esas piezas originales marcadas por el vértigo del tiempo. La visita continúa después en el nivel 0, en el que se hace un homenaje al mundo de Darwin, puntal científico de la evolución, y a la importancia de la Ciencia, con apartados para Mendel y Ramón y Cajal. Allí, junto a la deliciosa recreación del cerebro, firmada por Daniel Canogar (único guiño al arte del museo), se podrá ver, en un espacio circular, otro de los grandes espectáculos: un 'casting' de los homínidos más representativos a tamaño natural, recreados sobre la base científica de los huesos hallados en estos yacimientos.

Los niveles 1 y 2, más convencionales, se han reservado para recrear la importancia del fuego, el avance del simbolismo, el arte y lo social en aquellos primeros homínidos caníbales. En la planta superior se recrean los ecosistemas de la evolución. Desde ese fuego temido, a la ignición de los cohetes espaciales, otra forma de elevar el control de fuego a la categoría de dios más allá de lo terrenal.

Todos los museos envejecen en cuanto se abren. Pero el de la Evolución Humana quiere ser la excepción. Pretende ser una 'pasarela evolutiva' alimentada por todo lo que surja en sus cuevas y se estudie en el CENIEH. Tres institutos de investigación (uno de cada codirector), y múltiples centros asociados deben convertir al llamado Sistema Atapuerca en lo que Venezuela es para el petróleo: un yacimiento inagotable.

¿Y el neanderthal?
Aunque ya llevan tres décadas dejándose los riñones, los tres saben que el filón les superará en el en tiempo. «Son inagotables. Hay yacimientos esperando a que acabemos con Gran Dolina... Y eso será dentro de 50 años», admite José María Bermúdez de Castro. Él será el responsable de alimentar en el futuro al museo con nuevas piezas desde el anexo Centro de Investigación sobre Evolución Humana. En el discurso de los tres se percibe la satisfacción de que todo lo que ocurre con este yacimiento es único, incluida la forma de gestionarlo. «Burgos va a ser un eje nodal en el que convergen iniciativas públicas y privadas que deben dar lugar a la red más completa del mundo en esta materia. Porque la idea es conocer la evolución humana pero incorporándola a la sociedad». Aunque hay materia para rato, ninguno de los tres oculta su mayor ambición. «Encontrar la conexión con el Neanderthal sería un gran logro, y sabemos que puede estar cerca», vaticina Arsuaga

Fuente | El Diario Montañés

Documentación
Los tesoros de Atapuerca, más cerca
La inauguración del Museo de la Evolución Humana en Burgos, el próximo martes, celebra la riqueza paleontológica de Atapuerca. El museo se convierte en una fuente privilegiada de conocimientos.
Arancha Serrano | 20 Minutos, 2010-07-09

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