Imagen: El País
Ni arte ni diseño, otra vuelta de tuercaLos objetos escultóricos del colectivo japonés Nendo no solo adornan y sorprenden: también cumplen una función. "Mi obra está hecha de pequeños momentos", dice Oki Sato. ¿Estaremos ante el fin del polémico y fulgurante 'design art'?
Anatxu Zabalbeascoa | El País, 2010-07-14
Ante la dificultad de esquivar el pronóstico de un progresivo naufragio del design art -el diseño de piezas únicas o en series limitadas de producción semiindustrial y de venta en galerías de arte- algunos diseñadores reculan. Es el caso de Oki Sato (Toronto, 1977), del colectivo nipón Nendo.
De origen canadiense, criado y formado en Tokio y con oficinas en Milán además de en la capital nipona, este diseñador ha trabajado todas las escalas de la arquitectura. Desde las viviendas (como la emblemática Casa Libro) hasta los interiores, el grafismo, el mobiliario, los productos industriales -como balones o frascos de perfume- y los ingeniosos, como lápices de chocolate a los que se les puede sacar punta. Es lo que comúnmente se denomina un diseñador de amplio recorrido y, por lo que se ha podido comprobar, con amplitud de recursos.
Así, en la nueva colección de la empresa italiana Arketipo, Nendo ha querido dar un paso hacia delante, o hacia fuera, de un barco que amenaza con hundirse. De ese modo, ha firmado una serie de piezas puente, entre el diseño y el arte. Se trata de muebles escultóricos que adornan y sorprenden, pero que también cumplen una función. Son esculturas útiles en las que, con frecuencia, la sorpresa radica, precisamente, en que esas formas inesperadas sean capaces de ofrecer un uso. Está claro que Sato juega a retar a la lógica. Por eso, el equilibrio de la propuesta desequilibrada que es el revistero Cube merece un análisis.
Supuestamente apoyado en un vértice, posiblemente el único lugar en el que nadie apoyaría nunca un prisma puro, este mueble auxiliar quiere añadir dinamismo a los interiores más sobrios. Y lo hace desestabilizando, pero sin romper. ¿Nadando y guardando la ropa? Apostando por los ángulos desplazados, por una construcción en zigzag, por rasgar, sin romper, las líneas rectas de un interior cartesiano. Sato ha descrito su trabajo como "un diseño hecho de pequeños momentos" en su ambición por "dar nueva forma a la cotidianidad". Pero hay más piezas y más propuestas entre el arte y el diseño, entre los nuevos productos que firman los nueve diseñadores japoneses de Nendo.
Si uno contempla una fotografía del perchero Eda (también producido por Arketipo) la imagen es la de una delicada composición de ikebana. Nada más lejos de la realidad. La sutileza se pierde con la escala real del producto: un jarrón blanco de más de un metro de altura y unas flores, o ramas, con la robustez suficiente como para colgar ropa de ellas.
El caso de los hermanos Campana es prácticamente el inverso. Nunca han sido adalides del design art. Su origen casi lo contrapone. Lo suyo era una cuestión de supervivencia, un diseño de piezas únicas involuntarias, nacidas más por falta de industria que por voluntad de exclusividad. En su caso, el recurso de la artesanía se impuso ante la falta de una tradición industrial en Brasil. Eso fue al principio. Una vez sus productos han sido solicitados por los más reconocidos productores del mobiliario actual, la última colección que Humberto y Fernando Campana han firmado para Edra es más artística que industrial. Construida con fragmentos de espejos o moldeada con terracota, las lámparas, mesas, o cómodas de la serie Nuevos Bárbaros son piezas casi exclusivas. Útiles, pero de producción semiartesanal, los muebles de los Campana recorren el mismo camino ideado por Nendo, pero desde el lado opuesto.
Que dos de los más punteros diseñadores del momento, procedentes de Japón y Brasil, se encuentren en Milán no indica nada nuevo. Que coincidan en un tipo de producto que ni es exclusivo ni quiere dejar de serlo, que ya no se vende en las galerías de arte pero que sí es de factura artesana ¿apuntará el fin del polémico y fulgurante design art?
Fuente | El País
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