2010/07/31

hemeroteka | Zuloaga-Leku

Zuloaga-Leku
Uno de los pintores vascos más universales se asentó hace cien años en Zumaia e hizo de aquel lugar una de sus creaciones más desconocidas.
J. Imaz | Noticias de Gipuzkoa, 2010-07-31
Imagen: El Diario Vasco
Quizá se haya fijado alguna vez. En la carretera que une Getaria y Zumaia (N-634), en los terrenos contiguos a la playa de Santiago, una cancilla de madera, pintada de azul, invita a quienes pasan por ahí a entrar en unos amplios jardines arbolados. "Museo Zuloaga", reza un cartel, porque es allí donde se encuentra la pinacoteca dedicada al ilustre pintor guipuzcoano. Quienes se adentran en esta propiedad, sin embargo, ignoran muchas veces que están a punto de descubrir una de las creaciones más desconocidas del artista nacido en Eibar.

Santiago Etxea es el nombre de esta casa-museo que el propio Ignacio Zuloaga (Eibar, 1870 - Madrid, 1945) construyó en Zumaia. Justamente este año se cumple un siglo desde que el pintor comprara este rincón de la desembocadura del río Urola, para establecer allí su txoko, dándole forma con una casa, un estudio, una pinacoteca y un jardín de tres hectáreas. Todavía hoy, el visitante se topará con que esta composición ideada por el artista sigue intacta -y conservada por sus descendientes-.

A comienzos del siglo XX, Ignacio Zuloaga ya se había labrado un nombre en el panorama cultural europeo. Su obra se exponía en las ciudades más importantes del viejo continente y sus trabajos no dejaban de cosechar elogios. Transcurría su vida entre París, Segovia y su País Vasco natal. Había entablado contacto con lo más granado del arte de fin de siglo -Toulouse Lautrec, Degas, Gauguin, Rodin y Rilke, entre otros- y acababa de unirse en matrimonio con la francesa Valentine Dethomas. ¿Cómo, en aquel contexto de creciente renombre internacional, se decantó por Zumaia?

Su deseo: Un rincón de costa solitaria
"Quería tener un txoko en su país", resume María Rosa Suárez-Zuloaga, nieta del pintor y responsable actual de la pinacoteca. Según relata, la casa de la familia -Kontaderekua, en Eibar- había desaparecido y Zuloaga comenzó a buscar unos terrenos donde situar su morada. "Incluso le ofrecieron el castillo de Hondarribia", indica. Pero finalmente se decantó por la finca del caserío Santiago, sobre la duna original de Zumaia.

"Cuando el éxito y la holgura le invitaron a hacerse propietario, pensó, desde luego, en su tierra vasca, pero no en Eibar, la villa natal y fabril, de la que acaso no conservó muy buenos recuerdos, ni en el mundano y gris San Sebastián, sino en lo que más cuadraba a su gusto, un rincón de costa solitaria", interpreta Enrique Lafuente en el libro La vida y el arte de Ignacio Zuloaga.
Sea como fuere, en aquel espacio edificó su hogar, Santiago-Etxea, con reminiscencias a los caserones de Iparralde y a la arquitectura británica. Y también quiso crear un espléndido jardín. "En el pueblo le trataron de loco, porque no había más que arena", contrapone la nieta del pintor.

La locura de Zuloaga se hizo realidad gracias a las tierras traídas en carros de bueyes desde el caserío Larramendi, que sirvieron para extender una capa de medio metro sobre el arenal. Su afán creador, además, contó con la complicidad de Alfredo de la Peña Ducasse, nieto del jardinero de origen francés artífice de los jardines de la plaza Gipuzkoa, Aiete y Miramar, en Donostia. Con su ayuda, el sueño de Zuloaga se hizo realidad. Todavía hoy, el diseño de este espacio verde sigue siendo el mismo que hace un siglo, con unos enormes cipreses de Monterrey como emblema.

En palabras de María Rosa Suárez-Zuloaga, el siguiente paso fue adecentar el caserío Santiago, antiguo hospital jacobeo, que contaba con una ermita -de ahí el nombre de Santiago-. Restauró el templo y estableció un estudio, además de levantar un museo adyacente que albergara su colección propia.

Núcleo intelectual: Atracción del lugar
Aquel remanso de paz, que tenía como fondo "libros, cuadros, tallas, cerámicas, recuerdos y retratos de personalidades de nombre mundial" fue convirtiéndose, en palabras de Enrique Lafuente, en "punto capital de los itinerarios intelectuales de Europa". "Por allí pasaron hombres eminentes de las letras, las ciencias, el arte y la política, a los que atraía el prestigio del lugar la recia personalidad de don Ignacio", apunta el biógrafo. Personalidades de la talla de Valle-Inclán o Manuel de Falla -el naranjo que éste regaló a Zuloaga sigue dando sus frutos en la entrada del estudio- pasearon por estos jardines, invitados por su anfitrión. Algunos llegaban para ser retratados; otros, en cambio, para compartir tertulias e inquietudes con el artista.

Cien años después de que empezara la creación de esta desconocida obra, las históricas estructuras de Santiago-Etxea y la brisa que llega del mar siguen revelando a los visitantes algunos detalles desconocidos sobre la talla artística y humana de Zuloaga.

Fuente | Noticias de Gipuzkoa

"En este jardín crecen especies de plantas y de setas muy especiales, algunas muy raras en Gipuzkoa"
El Museo Zuloaga abre hoy sus puertas con visitas naturalísticas al espacio verde de Santiago-Etxea
J.I. | Noticias de Gipuzkoa, 2010-07-31

Aparte del legado artístico, histórico y religioso que se concentra en los alrededores del Museo Zuloaga, sus responsables vienen insistiendo en este último mes en la riqueza de su entorno, una apacible zona verde de tres hectáreas de extensión. Para poner en valor este espacio, el museo ha organizado para hoy -día de San Ignacio, santo del pintor- unas visitas naturalísticas para que visitantes y curiosos conozcan los secretos vegetales de Santiago-Etxea.

El conjunto -museo, ermita y jardín- estará abierto de 16.00 a 20.00 horas, mientras que a las 17.00 horas tendrá lugar un paseo guiado por la finca de la mano de Aitor Leiza, quien mostrará y comentará in situ algunos de los secretos de un parque poco conocido incluso para los propios zumaiarras. La entrada al museo y la visita tendrá un precio de ocho euros.

La singularidad del lugar, según explica Leiza, se debe a su origen. "Estamos sobre la duna original de Zumaia. El origen explica muchas cosas. Si agujereásemos una capa de tierra, llegaríamos a tocar arena", recuerda. Y es que, a pesar de que el arenal fuese revestido con una capa de tierra traída de la montaña, hoy día surgen del césped especies de setas que "sólo nacen en dunas".

"En este jardín crecen especies de plantas y de hongos muy especiales, algunas muy raros en Gipuzkoa", subraya Leiza. Todo ello se debe, además de su emplazamiento, a las "difíciles condiciones" que la vegetación encuentra en la desembocadura del Urola, con una gran salinidad en el ambiente.

Orquídeas
Leiza también menciona "ocho tipos de orquídeas distintas", algunas de ellas "muy raras" en Gipuzkoa. Asimismo, el naturalista destaca que muchas de las especies del jardín son autóctonas y propias de estos hábitats, aunque también hay algunas que no lo son. Entre ellas, los impresionantes cipreses de Monterrey, con ejemplares que llegan a tener troncos de hasta 6,5 metros de diámetros.

Fuente | Noticias de Gipuzkoa

Documentación
Las sorpresas del jardín centenario
El Museo Zuloaga mostrará el sábado su patrimonio natural mediante visitas guiadas. El parque que el pintor hizo crear en la finca que adquirió en las dunas de Zumaia apenas ha cambiado en un siglo
Nerea Azurmendi | El Diario Vasco, 2010-07-22

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