2010/08/07

hemeroteka | Contenedores de arte

Imagen: El País | Tenerife Espacio de las Artes
Contenedores de arte
Mirar atrás y adelante: Tenerife Espacio de las Artes, polo cultural en Canarias. Ruidoso silencio: El Museo Helga de Alvear en Cáceres, un proyecto a medias. El artista es el comisario: La Conservera, en Murcia, crea su sistema expositivo. Inventar modelos: La Alhóndiga-Bilbao, un centro cívico con mucho arte
El País, 2010-08-07

Mirar atrás y adelante
Tenerife Espacio de las Artes, polo cultural en Canarias
Mariano de Santa Ana | El País, 2010-08-07

Enclavado en el centro de Santa Cruz de Tenerife, uno de los aspectos que hacen de Tenerife Espacio de las Artes (TEA) un reclamo que rebasa los límites de la isla es su magnífica sede, un edificio construido por el equipo suizo Herzog & De Meuron que resuelve el desnivel entre la parte alta de la ciudad, recorrida por las principales arterias de circulación de la urbe, y la parte baja, conformada por el núcleo histórico, merced a un patio abierto que genera un espacio público de gran calidad.

TEA es una entidad dependiente del Cabildo de Tenerife que engloba tres instituciones: la Biblioteca Insular, el Centro de Fotografía Isla de Tenerife y la sala de exposiciones propiamente dicha. La actividad de las dos últimas está muy imbricada de tal modo que lo que ha dado mayor proyección hasta ahora a TEA es la bienal de Fotografía Fotonoviembre que organiza desde hace más de una década el Centro de Fotografía, institución que ya tenía una andadura sólida anterior a la creación del propio TEA, que abrió sus puertas el 31 de octubre de 2008.

Como ocurre con la mayoría de los centros de arte de España, la colección de TEA está conformada por aportes de etapas anteriores a la creación del centro e incorporaciones recientes que responden a criterios de adquisición dispares. Junto a la obra de artistas canarios históricos, como el pintor Óscar Domínguez, miembro del grupo surrealista parisiense, o el escultor Martín Chirino, integrante del grupo El Paso, y contemporáneos como José Herrera, Luis Palmero, José Luis Medina Mesa o Juan Carlos Batista, la colección incluye obras de creadores de referencia nacional e internacional, entre los que se encuentran Antoni Tàpies, Miquel Navarro, Ibón Aranberri, Santiago Sierra, Darío Urzay, Tony Cragg, Axel Hütte, Paul Graham, David Lachapelle y Jessica Stockholder.

Dirigido desde su apertura por Javier González de Durana, TEA combina en su programa de exposiciones las revisiones históricas con la atención a la escena reciente. En la actualidad acoge muestras como Picasso y la escultura africana. Los orígenes de 'Las señoritas de Aviñón' (hasta el 22 de agosto), una revisitación de este episodio cardinal de la vanguardia histórica que se ha estructurado según criterios de orden formal y en torno a la noción europea de primitivismo.

Otras muestras que pueden visitarse estos días son Nueva Tripulación para el Pequod, con obras de la colección de arte contemporáneo de la Fundación "la Caixa" (hasta el 3 de octubre) y Si quebró el cántaro, una colectiva con obras diversas aglutinada en torno al problema del maltrato infantil que, según se explica en la web del centro, quiere "poner sus ojos en un asunto sobre el que, normalmente, se prefiere apartar la mirada, silenciando unos hechos que, por dolorosos, nadie quisiera tener que abordar".

Junto a las citadas, en la todavía breve trayectoria de TEA se inscriben monográficas como las de Thomas Ruff, Alexis W., Patti Smith, Juan Hidalgo y Roland Penrose, y colectivas como Mexico: Expected / Unexpected o Fotomontajes soviéticos. Junto a ellas cabe hacer mención del programa Área 60 en el que han podido verse obras de artistas emergentes como, entre otros, Alberto García, Ralph Kistler, Juan José Valencia y Lena Peñate, y que acoge actualmente trabajos de Abel y Javier Herrera Garrido y Abel Herrera García.

Fuente | El País

Ruidoso silencio
El Museo Helga de Alvear en Cáceres, un proyecto a medias
A.M. | El País, 2010-08-07

Todo el mundo está de acuerdo en que la apertura del nuevo Centro de Artes Visuales Fundación Helga de Alvear es un vigoroso ejemplo en una ciudad que aspira a completar un circuito de gran singularidad, que abarca una parte significativa del arte de la segunda mitad del siglo XX, con el Museo Vostell, en la cercana localidad de Malpartida -con las colecciones de Wolf y Mercedes Vostell, el Fluxus de Gino di Maggio y la de Artistas Conceptuales- y la recién inaugurada Casa sin Fin, un pequeño espacio galerístico en la céntrica calle de Pizarro, a escasos metros de la fundación, que se define como "un organismo vivo con un sistema nervioso muy sensible", siguiendo el modelo que Friedrick Kiesler (1890-1965) plasmó para su endless house.

Pero la galerista alemana podría muy pronto sufrir la sensación de ver menospreciada su generosidad por el consistorio de Cáceres. Después de ubicar su colección de más de 2.000 piezas en un casón de principios del siglo XX -rehabilitado por Tuñón y Mansilla con un coste de cinco millones de euros- la alcaldía decide ahora postergar los trabajos de ampliación de la segunda fase del proyecto. Gran error. No solo porque la donación de la colección estaba sujeta al compromiso de concluir el edificio. También porque la realidad práctica de la cultura se ha de medir por este tipo de iniciativas probadas que las supuestas verdades de la economía global no pueden hacer desaparecer fácilmente.

Sirviendo de contrapunto a la potente personalidad de la coleccionista está el responsable de la muestra inaugural: José María Viñuela firma Márgenes de silencio, un desdichado y vacío discurso para la exhibición de doscientas pinturas, esculturas, fotografías, vídeos e instalaciones que deberían exigir la pericia del narrador más sutil. Muy al contrario, el comisario extremeño invita a aceptar el punto de vista dogmático de que el pareado de colores y formas es la perfección normativa de toda exposición de arte. En sus manos, los trabajos de Louise Bourgeois, Donald Judd, Roni Horn, Imi Knoebel, Cildo Meireles, Paul Thek, Edward Ruscha, Robert Ryman, Jason Rhoades, Blinky Palermo y de buena parte del mainstream del arte contemporáneo son puro ensimismamiento y decoración. No hay ritmo, ni conocimiento. No hay riesgo. Solo consuelo. Que una coleccionista de la vehemencia de Helga de Alvear no haya sabido llevar hasta el final su excelente disposición para el trabajo bien hecho es decepcionante. Confiemos en que en el futuro ponga al frente de su colección a profesionales capaces de impedir que la crítica expire en los museos. Valorar los discursos antes que los márgenes. Sobre todo si estos sirven para contener los falsos silencios, vengan o no de los políticos.

Fuente | El País

Imagen: El País | La Conservera, Ceutí, Murcia
El artista es el comisario
La Conservera, en Murcia, crea su sistema expositivo
Mara Mira | El País, 2010-08-07

En mayo de 2009 se inauguró La Conservera en Ceutí (municipio de 9.700 habitantes situado a 24 kilómetros de Murcia capital), un centro de exposiciones temporales que debe su nombre al antiguo uso del edificio como fábrica de conservas. El complejo industrial pasó de ser un Museo de Ciencias, patrocinado por el Ayuntamiento, a convertirse en un centro de producción artística contemporánea tras la compra que gestionó la Consejería de Cultura y Turismo de la Región de Murcia.

La transformación de un modelo de museo a otro se encargó a Fernando de Retes, arquitecto comprometido con los nuevos criterios de sostenibilidad arquitectónica, quien puso en práctica una estrategia de reciclaje. En su presentación en público subrayó que pretendía que el edificio "no dijera nada, para que fueran los artistas los que hablaran con sus obras". Un principio que ha respetado al dejar una infraestructura sin tiempo ni escala que se divide en cuatro impresionantes salas de exposiciones con carácter propio y que se engarzan unas a otras por los patios que las separan. Esa voluntad de dejar que los artistas sean los auténticos protagonistas de los 4.800 m2 del recinto se ha visto corroborada desde el primer ciclo expositivo por el criterio de Pablo del Val, nombrado director el pasado mes de abril. "El trabajo curatorial como tal no existe, solo mi selección", explica el director. "Aquí el comisario es el propio artista, quien trabaja con un equipo de gente que aporta su experiencia o su negociado. Por decirlo de alguna manera: tú apuestas, tú produces y tú cuelgas. Intentamos realizar las obras que otras instituciones no pueden. Cuando finalizamos editamos un catálogo individual, no colectivo". Sobre el presupuesto que maneja es taxativo: "Un millón de euros anual para infraestructuras, montaje de exposiciones, publicidad y catálogos". Una financiación que aporta la empresa Murcia Cultural, organización de capital público con la Comunidad Autónoma de la región de Murcia como accionista único. Hasta ahora han pasado por Ceutí cinco ciclos expositivos, cada uno con cuatro muestras, en los que para cada uno de ellos se ha producido la obra de cuatro artistas distintos. El último tiene como eje conductor la experiencia musical y las cuatro instalaciones funcionan como partituras de diverso formato, exponen: Kristoffer Ardeña (Filipinas, 1976), Aïda Ruilova (Estados Unidos, 1974), assume vivid astro focus (Nómadas), Eduardo Balanza (Murcia, 1971).

Aunque su responsable ha forjado su currículo como director de colecciones particulares como Untitled Art Consulting o la Colección VAC (Valencia Arte Contemporáneo), La Conservera carece de colección propia. "Es una locura innecesaria que conllevaría duplicar el equipo y triplicar el espacio para poder almacenarla. Da un poco de pena, pero tener una colección y conservarla es, a veces, más caro que comprarla", opina concluyente sobre la posibilidad de crearla.

Fuente | El País

Inventar modelos
La Alhóndiga-Bilbao, un centro cívico con mucho arte
Angela Molina | El País, 2010-08-07

Para la capital vizcaína, el viejo almacén de vinos y licores que fue la Alhóndiga representa hoy la continuación del entusiasmo verdaderamente norteamericano, tras el lúcido arrebato político que llevó al Gobierno vasco a impulsar el implante de amianto de Frank O. Gehry, a orillas de la ría de Bilbao. Pero al contrario que el Guggenheim, la Alhóndiga no es un museo, ni tiene colección. Y parece menos confinado por la cultura (inter)nacional, aunque para el consistorio -único promotor del proyecto- será de una importancia capital a la hora de conformar la mentalidad de los bilbaínos.

El sello de la Alhóndiga tiene el nombre de Philippe Starck. Entre los muros de la vieja construcción de Ricardo Bastida (1909), en el ensanche de Albia, el controvertido arquitecto y diseñador francés ha levantado tres cubos que miran a un atrio de 6.000 metros cuadrados, y los ha decorado con 43 columnas que compiten entre ellas en extrañeza o clasicismo. Actividades deportivas, talleres, gastronomía, teatro, cine, música y arte buscan armonizar mente y cuerpo a través de visiones paralelas y transversales de la cultura. La más directa alianza entre un ocio sano y el bien social.

Para su inauguración se han presentado dos muestras paralelas que tienen mucho que ver con el esfuerzo de los responsables de la Alhóndiga -Marian Egaña e Iñigo Cabo- por explorar los efectos positivos y negativos de la globalización: Tierra Natal, un proyecto de Paul Virilio en colaboración con el cineasta Raymond Depardon -y que se exhibió el pasado invierno en la Fondation Cartier, de París- analiza a través de un display high tech el entorno natural y artificial que condiciona las actividades de las personas, aquello en lo que se convertirán y los lugares que habitarán, las lenguas que desaparecerán y las que pervivirán, o los éxodos humanos marcados por lo que el filósofo y urbanista francés ha llamado "la desaparición de la inmensidad del mundo".

En un espacio adyacente, la comisaria Alicia Chillida ha reunido en Proyecto Tierra los trabajos de una docena de artistas y arquitectos. Como una cena al aire libre con amigos, la exposición conmueve solo de una manera superficial, aunque se perciban las potentes individualidades de autores como Lothar Baumgarten, Gordon Matta-Clark o SANAA (Sejima + Nishizawa). Antoni Muntadas ha recreado la atmósfera de un frontón de pelota vasca a partir de grabaciones sonoras. Frívolamente, los Splitting y Bingo-Ninths de Matta-Clark se proyectan sobre una de las paredes de la sala junto a los planos y maquetas de arquitectos como Emilio Puertas, Ábalos + Sentkiewick, Santiago Cirugeda y SANAA. Ya en el atrio, una "escultura"-columpio -prototipo diseñado por José Ramón Amondarain para un parque infantil- alivia al visitante de la necesidad de saber en realidad en qué tipo de espacio se encuentra. Lo que muy pocos dudan es que se trata de un edificio con casi tanto poder de "contaminación" como el Guggenheim.

Fuente | El País

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