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Pompeya, más viva que nunca Un proyecto de relanzamiento permite a los visitantes conocer cómo fue esta ciudad, enterrada bajo cenizas, a través de rutas por las casas de sus habitantes más ilustres
Verónica Becerril | ABC, 2010-08-07
Pompeya está más viva que nunca. Desde aquel 24 de agosto del año 79, cuando la ciudad quedó cubierta bajo seis metros de cenizas, hoy Pompeya se puede conocer en todo su esplendor ya que este verano la ciudad a los pies del Vesubio ha abierto dos casas recién restauradas, las de Polibio y los Amantes Castos, ofrece un recorrido en bicicleta por las excavaciones, y da la posibilidad de conocer a través de hologramas a los habitantes de la época al mismo tiempo que se puede disfrutar de un concierto por las calles de Pompeya.
Este proyecto recibe el nombre de «Pompeya viva» y nace con el fin de valorar los restos de esta ciudad a través de un itinerario enriquecido con todo tipo de eventos. «Hemos querido poner a disposición del público una oferta cultural turística única en el mundo», explicaba a ABC el responsable de Bienes Arqueológicos de Nápoles y Pompeya, Marcello Fiori, quien ilustró las novedades del proyecto.
Sin duda, la apertura de dos nuevas casas en Pompeya ha sido uno de los atractivos más apreciados por los turistas. La visita a la domus de Giulio Polibio ofrece la posibilidad de conocer realmente al propietario de la casa quien recibe al visitante a través de un holograma. De este modo es el propio Polibio quien con su voz nos acompaña por su residencia, mientras de fondo se puede escuchar a los perros que ladran avisando de la inminente catástrofe que iba a ocurrir aquel fatídico año 79. «La tecnología se transforma en un instrumento de divulgación para hacer accesible a todos la historia», comentó Fiori.
El visitante conocerá a través de la voz del propietario de la casa cómo estaban distribuidas las habitaciones en la domus de un hombre rico y conocido en la ciudad. En su casa, además de todos los detalles que adornaban la mansión situada en la calle principal de la ciudad, los arqueólogos realizaron un descubrimiento sorprendente: en una de las habitaciones encontraron 13 esqueletos pertenecientes a la familia Polibio. Según los investigadores, el día de la fatídica erupción del Vesubio, la familia al completo —entre cuyos miembros estaba una mujer de entre 15 y 16 años embarazada— se reunió en esta habitación para salvarse.
De las últimas tecnologías se puede pasar a la tradición de las excavaciones, visitando la casa de los Amantes Castos. A través de un sistema de pasarelas suspendidas es posible observar desde lo alto el interior de la casa donde todavía los arqueólogos están trabajando, y ver los esqueletos de animales en el establo, el horno del pan, y el jardín reconstruido.
Otros espacios abiertos al público son la casa de Obellio Firmo, la casa de Marco Lucrezio Frontone, la de Sallustio y el Ara Massima. A este recorrido se une la restauración de la casa de los Amorini dorados, la casa de los Cuatro Estilos que resume a través de sus pinturas diferentes etapas pictóricas de la época, el thermopolium de Lucius Vetuius Placidus, y la casa del Menandro, una de las pocas «domus» con termas privadas que hasta ahora sólo se podía ver previa reserva y que ahora queda completamente abierta al público.
En bicicleta
Para los amantes del deporte se ha creado un recorrido de cinco kilómetros en bicicleta por la ciudad de Pompeya. «Se trata de un modo absolutamente nuevo de vivir la arqueología, permitiendo disfrutar de la naturaleza y de la cultura y el arte al mismo tiempo», explicó Fiori, señalando que las bicicletas se pueden alquilar o llevar hasta el área arqueológica.
Quien quiera disfrutar de música y danza, Pompeya se ha convertido en el marco de festivales de teatro y danza que se prolongarán durante todo el verano gracias a la restauración del Teatro Grande que Riccardo Muti inauguró en el mes de junio. La restauración de este teatro capaz de acoger a 1.800 espectadores —5.000 en el periodo de Augusto— ha sido posible gracias a 15 meses de trabajo para recuparar esta magnífica obra datada en el año II antes de Cristo.
Los más pequeños podrán disfrutar de Pompeya sobre todo después del verano gracias a talleres de cerámica, laboratorios de color para conocer cómo se creaba el conocido «rojo pompeyano» y a una excavación simulada en la que los niños aprenderán cómo se saca de la tierra parte de la historia de la humanidad.
Las primeras excavaciones en Pompeya tuvieron lugar en el año 1748, durante el reino de Carlos de Borbón, rey de las Dos Sicilias. A lo largo de los años los trabajos de excavación se han llevado a cabo de forma intermitente hasta nuestros días, donde se ha preferido —a causa de la falta de recursos—, dedicarse al trabajo de mantenimiento de los edificios ya descubiertos.
Cultura, arte y relax
Cada año son numerosos los visitantes que llegan hasta Pompeya para descubrir las 44 hectáreas de la única ciudad romana conservada en su integridad. En concreto, en los primeros seis meses de este 2010 el número de visitantes en Pompeya ha aumentado en un 12% superando el millón de personas que han viajado hasta esta ciudad llena de magia paralizada en el tiempo, pero que está a la vanguardia de las últimas tecnologías.
Llegar a Pompeya para quien no disponga de un coche es fácil. Se puede viajar en tren o en autobús desde Nápoles gracias a diferentes combinaciones disponibles a través de la página web www.pompeiisites.org, mientras que el billete de entrada cuesta 11 euros (5,50 el precio reducido), y el horario de apertura estivo es de 8.30 a 19.30.
«Pompeya representa un lugar extraordinario y único en el mundo que tiene que recuperar su credibilidad y competitividad a través de una oferta cultural turística exclusiva que sea capaz de resaltar y unir cultura, arte, y relax», sentenció el responsable de Bienes Arqueológicos de Nápoles y Pompeya. Éste es precisamente el proyecto en el que han trabajado durante tanto tiempo los responsables de las excavaciones «con el fin de contribuir a que los bienes culturales italianos sean el motor de un modelo diferente de desarrollo sostenible, sobre todo para el sur del país», finalizó Fiori.
La erupción del Vesubio
Gracias a Plinio el Joven sabemos cómo fue la erupción del Vesubio aquel 24 de agosto del año 79. En su carta a Tacito, Plinio el Joven narra con detalle la erupción del volcán y cuenta cómo murió su tío, Plinio el Viejo, mientras intentaba llevar ayuda a la ciudad devastada.
«Una nube negra y terrible, desgarrada por llamas serpenteantes de fuego, se abría en amplios destellos de fuego: parecían llamaradas, pero eran más luminosas. Después de poco tiempo esa nube se bajó hacia la tierra y cubrió el mar. Escuché los gemidos de las mujeres, los gritos de los jóvenes, el clamor de los hombres: unos buscaban a sus padres, otros a sus hijos».
De los 10.000 habitantes que tenía la ciudad, al menos 2.000 murieron. La lluvia de gas y piedra duró hasta el día siguiente de la erupción, provocando la caída de techos y derrumbando numerosas construcciones. Los pompeyanos intentaron salvarse refugiándose en sus casas que se convirtieron en su sentencia muerte, mientras algunos intentaban escapar caminando por los dos metros de piedra volcánica acumulados en las calles.
Pero el 25 de agosto, a las 7.30 de la mañana, una descarga violenta de gas tóxico y cénizas ardiendo devastó la ciudad, sorprendiendo a todos. La lluvia de ceniza se pegó a los cuerpos de las personas envolviendo todo lo que se encontraba a su camino, dando a la ciudad un aspecto fantasmal.
Hoy en día esos cuerpos de personas y animales sorprendidos en medio de una huída desesperada se pueden ver en Pompeya, como si fueran testigos mudos de la historia que les tocó vivir.
Fuente | ABC
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