M. José Díaz de Tuesta | Madrid | El País, 2007-03-07
Fotografía: El País
La primera mujer española que se licenció en Arquitectura -en 1936, en los albores de la Guerra Civil- plantea a sus 94 años cuestiones que a unos cuantos, hoy, les parecerán subversivas: "Ser mujer era que nos pudiéramos ganar la vida por nosotras mismas, sin tener que depender de un hombre o de un matrimonio. Una mujer, mientras no tenga independencia económica, no tendrá libertad". Matilde Ucelay nació en 1912 y logró el Premio Nacional de Arquitectura en 2004. Ahora, desde una residencia donde pasa el otoño de su vida, es la decana de la exposición España [f.] Nosotras las ciudades, en la Arquería de Nuevos Ministerios, en Madrid, abierta hasta el 30 de abril, una muestra que estuvo en el pabellón español de la pasada Bienal de Venecia. En ella, 100 mujeres cuentan su relación con la ciudad, sus amores y desamores con el entorno. El elenco es de lo más diverso: hay arquitectas, galeristas, una taxista, una niña, una ciega, una okupa, la directora de marketing de Loewe, periodistas, inmigrantes...
Alrededor de la muestra, y coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer, que se celebra mañana, hay otras actividades en Madrid: la Filmoteca acoge el ciclo África y las mujeres; habrá encuentros en el Instituto Cervantes, conciertos en el Auditorio Nacional y una muestra fotográfica de la camerunesa Etoundi Essamba en el Círculo de Bellas Artes.
Manuel Blanco, comisario de la exposición España [f.], pensó en una opción transgresora. "De la ciudad y de su construcción no sólo se puede hablar desde la arquitectura, sino desde todos los sectores", explica. "Y pensé que lo transgresor era darles voz. Lo importante son las gentes, y entenderlo así permite comprender el entramado complejísimo de la ciudad para poder actuar. Sobre todo cuando Google u otros medios informativos nos permiten a todos traspasar los límites de lo local e imaginar otra ciudad".
El montaje de la exposición es sencillo. Como si no quisiera estorbar la potencia de los testimonios. Cada protagonista habla de cómo vive la ciudad. Mirando poderosamente a los ojos del espectador.
- Oliva Arauna, galerista. "Nunca he sido partidaria de las exposiciones de género, pero en este momento no pienso así. No valoro tanto que todas seamos mujeres, sino gentes de distintos sectores que viven la ciudad. Y puede ser que las mujeres tengamos más los pies en la tierra, esa cotidianidad más ajena a los hombres, pero no le doy mayor importancia".
- Blanca Lleó, arquitecta. Autora del edificio Mirador de San Chinarro (Madrid). "La ciudad para mí es comunicación y, por tanto, crear nuevos barrios residenciales es promover desde el tejido residencial una nueva manera de entender la ciudad. La manzana cerrada es una manzana aislada, autista, produce un mundo pequeño de islas que no crea interrelaciones. Por eso nuestra investigación, desde el principio, es romper la manzana".
- Dolores Robles, trabajadora de ONCE. "Perdí la vista poco a poco y me iba dando cuenta de las limitaciones que iba teniendo. No sé ni cómo podía pasar por una acera en la que hay un coche, un contenedor, una moto... los esquivas sin pensarlo. Seguí perdiendo vista y me chocaba cada vez más. Desde que la perdí del todo me tienen que ayudar. Pero todo esto es una cuestión no sólo arquitectónica, sino social, que nos implica a todos".
- Izaskun Chinchilla, arquitecta. A partir de su proyecto de 1.800 viviendas en Hellín (Albacete), divide la ciudad en tres espacios: "Uno, la ciudad sostenible; otro, ligado a los usos habituales del espacio verde; y el tercero, la aspiración de todo ciudadano que se va al campo, que sería la soledad. Entonces, hemos recurrido a un esquema que concilia los tres en una definición de arquitectura que yo diría más abierta al futuro y más deseable".
- Carmen Maura, actriz. "Pues qué queréis que os diga de Madrid. Yo recuerdo todavía cuando por debajo de mi casa pasaban carros con burros, y ahora han aparecido todos los rascacielos. Hay barrios en sitios donde era campo, pero sigue siendo mi ciudad, y en la que más me gusta vivir. Sobre todo por la gente que vive aquí, que somos muy acogedores. Pero a veces siento que los madrileños estamos un poquitín maltratados, todos tenían sus fiestas y nosotros, no... Madrid era una ciudad que estaba siempre mezclada de gente de todas las provincias. Ahora ya parece que está cogiendo un poco de personalidad, y quiero envejecer en Madrid".
- María Rubert de Ventos, urbanista. "En Barcelona hemos tenido la suerte de contar con dos muy buenos planes. Uno en 1856, de Cerdá, que dibujó una nueva Barcelona, y otro en el siglo XX, con Sert y Torres Clavé, que multiplicó la ciudad y puso al día el plan anterior. Barcelona tiene una condición litoral, y es esa vocación de ciudad extendida a lo largo del mar lo que debemos apoyar y reforzar. Hace falta un dibujo general de la ciudad. Hace falta saber hacia dónde queremos ir para que las cosas se puedan integrar".
- Patricia Ferrer, propietaria de Cock (Madrid). "Es un bar que lleva desde 1921, y con nosotros, 20 años. Nos conocen en Nueva York, Londres, en Arco batimos todos los récords con los galeristas y pintores. El sitio es mágico porque tiene cinco metros de altura, todo maderas y la decoración de 1921. Es uno de los pocos sitios que quedan en Madrid que son bares desde hace tanto tiempo y nos protegen todos los fantasmas de la gente que ha pasado por allí".
- María Arnau, escolar. Tiene cinco años. "A mí la ciudad que más me gusta es... pues Albacete, donde vivo. Es muy bonita la calle, tiene edificios muy bonitos. El colegio está muy cerca de casa, el parque también. Es con una fuente muy bonita, que antes estaba con sus rosas así levantada, y ahora con unos chorros. Son bonitos y se encienden por la noche, pero por el día están apagados".
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