Sobre lo natural y el artificio : el barranco de Santos en Santa Cruz de Tenerife : Palerm & Tabares de Nava / Marco Mulazzani.
Milano : Electa, 2010.
118 p. : fot., planos
Serie: Ad Esempio
ISBN 9788837077945*
Materias:
Palerm & Tabares de Nava.
Ciudades - Renovación
Santa Cruz de Tenerife (Canarias)
Biblioteca A-72 PALERM SOB
Barrancos son una característica geográfica de Tenerife y de las Islas
Canarias en general. Formado largo de los siglos por la acción combinada
del agua que desciende hacia el mar y la obstadas con que ha tropezado
en el camino, tienen su propia identidad natural y tienen la capacidad
lo Mene condición trabajos mientras, al mismo tiempo, absorber las
consecuencias de ellos . El estiramiento durante 8 km entre las
localidades de La Laguna y Santa Cruz de Tenerife, el Barranco de Santos
fue decisivo para determinar la forma de Santa Cruz, cortándola en dos
durante unos 3 km antes de llegar al mar. Tras los dos últimos siglos,
el hecho de que el Revine se considera como un obstáculo - una "piedra y
agua" invitado a pasarse por alto (y no sólo metafóricamente) - ha
llevado a un empobrecimiento grave de la biodiversidad de su cauce (en
varios lugares , se ha transformado en un vertedero de basura), pero
también ha conducido a la marginación y la consiguiente degradación del
tejido urbano a ambos lados de la misma.
El Palerm & Tabares de Nava
estudio llegó a una solución, que ganó un competitior nacional,
celebrado en 1994. El plan, que fue desarrollado y ejecutado entre 1997 y
2010, es un programa de recuperación del medio ambiente. El objetivo es
hacer la parte de Barranco del paisaje urbano, devolviéndole su
autonomía como una característica natural, mediante la creación de una
larga y delgada parque se extiende desde el mar a las montañas y, en el
momento Sarne, aumentando su irnportance como un pilar de un sistema de
espacios públicos y servicios de infraestructuras para la ciudad.
Introducido por los artículos escritos por Marco Mulazzani Palerm y
Tabares de Nava y, el libro describe la condición del Barranco de Santos
antes de la zona fue restaurada. Presenta tablas generales del plan
original incluidas en el cornpetition y el plan ejecutivo, así como la
documentación gráfica y fotográfica precisa del trabajo realizado en
cada uno de los tres sectores y en temas específicos - paredes, suelos,
vegetación, iluminación - que distinguen el proyecto.
El libro termina
con una extensiva reportaje fotográfico de Roland Halbe, compilada
especialmente para la ocasión. Palerm & Tabares Estudio de Nava
Arquitectos - uno de los estudios de los arquitectos más destacados en
las Islas Canarias - fue fundada en 1986 por Juan Manuel Palerrn (1957) y
Leopoldo Tabares de Nava (1958) y está basad en Santa Cruz de Tenerife
di. Su trabajo se basa en la reflexión sobre la relación entre la
arquitectura y la naturaleza específica del paisaje de las islas
Canarias. Ovar de los años, la obra de Palerm & Tabares de Nava ha
sido admirad por su capacidad para hacer frente a diferentes escalas -
arquitectónico, urbano y territorial - gradualmente a focalizar el tema
de la construcción del paisaje como una síntesis de distintos
procedimientos y acciones, para salvaguardar y transformar el
territorio.
Barranco de Santos: lo natural y el artificio
Javier González de Durana | El baile y las cadenas, 2011-01-24
Todas las ciudades poseen sus cuartos trasteros o patios traseros, zonas que por una razón u otra quedan descolgadas del desarrollo general de la urbe, convirtiéndose en bolsas infrautilizadas, casi vacías de población, manteniendo actividades marginales, anticuadas o menores, y con un claro desaprovechamiento social de sus calles, inmuebles y espacios públicos. Estas existencias baldías resultan muy chocantes en algunos casos porque tales áreas, a veces, suelen estar ubicadas en el corazón mismo de la ciudad, a dos pasos del centro, evidenciando su notorio desajuste funcional con los barrios colindantes. Las causas de su enquistamiento suelen ser múltiples, pero las principales deben encontrarse en una deficiente planificación urbana que abandona u olvida su desarrollo o integración, en una reconversión de negocios y tecnologías que deja obsoleta la zona o en su ocupación por agentes sociales que, al introducir determinadas actividades “incómodas”, producen la desertización del área.
Esos son los casos en los que la ciudad tuvo una actividad apropiada para esta o esa zona urbana y, con el tiempo, tal actividad se convirtió en inadecuada y el área derivó hacia su invisibilidad ciudadana. Pero paralelamente a estos casos existen otros en los que el espacio urbano siempre fue un espacio natural, más o menos cuidado, tales como laderas montañosas, bordes fluviales y marinos… No se trata de extrarradios o periferias suburbanas, sino de zonas que por su configuración topográfica o su papel en el juego de fuerzas de la naturaleza se encuentran en el centro de la ciudad o en su inmediación. Este es el caso del Barranco de Santos, aquí, en Santa Cruz de Tenerife.
Digámoslo pronto: Santa Cruz ha vivido históricamente de espaldas al Barranco de Santos, lo ha visto como un obstáculo físico del terreno y, en consecuencia, ha tratado de ignorarlo, saltando por encima de él con puentes. La modernidad no tuvo en cuenta su existencia, no supo encontrarle un adecuado y digno provecho urbano. Del mismo modo, otras ciudades han vivido de espaldas a su mar cercano o a su rio travesero. Durante siglos el barranco fue sólo una frontera física natural de la ciudad, el punto donde acababa la calle y empezaba el agro, pero después, ya en el siglo XX, derivó hacia funciones menores e inadecuadas: lavadero, vertedero de basuras, alcantarilla a cielo abierto, micro-huertas, alguna construcción menor, zanja fácil para conducciones tubulares de esto o aquello, etc. De vez en cuando las aguas torrenciales recuperaban sus dominios naturales y limpiaban lecho y laderas. Todas las construcciones levantadas en los bordes superiores de esa herida geológica le han dado y aun le dan la espalda; prefieren orientarse al estrecho espacio de las calles en vez de hacerlo a la amplitud que despeja la sinuosa brecha. Nunca se consideró algo merecedor de ser contemplado, poseedor de una belleza innata, a veces serena, cerca del mar (puente Galcerán abajo), a veces abrupta, cauce arriba (a partir del mencionado puente).
Y, sin embargo, la tiene. Quizás no siempre ha sido evidente, aunque la intuyó Domingo Pérez Minik: “… aparece este Barranco de Santos con su presencia, inevitable, exigente, radical“; pero la tiene. Sólo hay que saber mirarlo sin prejuicios, pero sobre todo hay que mirarlo a partir de ahora, a partir del momento en que se ha realizado una de las operaciones urbanísticas más importantes de Santa Cruz de los últimos tiempos; más importantes, más necesarias y, de momento, más secretas. Quienes piensan que urbanizar es sólo construir no verán apenas nada, pero en ese cauce se han creado las condiciones para que un caudal humano lo recorra de ahora en adelante.
El estudio de arquitectura Palerm & Tabares de Nava fueron los ganadores de un concurso nacional para la Rehabilitación y Recuperación paisajística del Barranco de Santos y, después de varios años de trabajos, el resultado queda ya a la vista. Hubo de partirse de una consideración inédita en esta ciudad: el Barranco es un elemento natural, conformado por la geología, las aguas y el viento, pero es también un elemento artificial porque ya es ciudad; la lógica del lugar lo proclama, una lógica a la que ha habido que atenerse para actuar en él.
La decisión se orientó hacia la configuración de un Jardín-Lineal perpendicular al mar, pero con aprovechamiento de los escarpes para la habilitación de viales que ponen en comunicación diferentes zonas de la ciudad demasiado distanciadas hasta ahora. En todo caso, se puede hablar de un respeto al lugar casi integral; donde antes había matorrales y escombros ahora hay una pulcra cinta de comunicación. El lecho y los rocosos farallones se mantienen con ese aspecto volcánico que caracteriza a los barrancos de la isla. El lugar ha recuperado la dignidad y la belleza convulsa que la Naturaleza quiso situar aquí.
Paseos, balcones, plataformas, rincones, canchas de deporte, graderíos tallados en la roca, jardines… acompañan ahora al barranco para que podamos contemplarlo con la mirada limpia, como si lo viéramos por primera vez; de hecho, es por primera vez en su milenaria existencia que lo podemos observar así, desde posiciones y perspectivas que antes no existían. Donde ayer había un pedregal y unos matorrales ocultando un nido de ratas o perro muerto ahora hay una visión inesperada de los caprichosos peñascos negros y las cuevas. Pasear por esa cañada es un gozo nuevo para Santa Cruz. No hay estridencias ni excesos materiales: roca oscura en muros de aterrazamientos, hormigón visto cerca de nudos de intersección, acero cortén que aporta acentos ocre-terrosos, madera en determinadas zonas de descanso…, lineas diagonales que desde la geometría tratan de organizar el desarrollo del barranco con alteraciones mínimas y líneas curvas que se adaptan a la topografía suavizando su dureza. Contención y austeridad han presidido la intervención, la cual se constituye en acertado ejemplo de recuperación de un paisaje degradado, poniendo el énfasis en lo natural sin renunciar a obtener ventajas urbanas.
El turista imaginario ha paseado en un par de ocasiones por este extenso territorio acanalado y se ha quedado con la impresión de que los ciudadanos de Santa Cruz aún no han descubierto un paseo que habría encantado a los románticos del norte de Europa a finales del siglo XVIII y al que habrían atribuido leyendas prodigiosas protagonizadas por seres fantásticos y mágicos (¿habrá llegado la hora de inventarlos?). El turista ha paseado prácticamente sólo y con la inquietud de que si el Ayuntamiento no establece un estricto mantenimiento de sus lugares de ocio y una constante vigilancia de estos recuperados terrenos no sólo los ciudadanos seguirán ignorándolo, sino que puede que en muy poco tiempo se eche a perder la obra realizada y, de nuevo, las basuras y los usos inapropiados se adueñen de este magnífico lugar.
Fuente
Barranco de Santos: lo natural y el artificio
Javier González de Durana | El baile y las cadenas, 2011-01-24